u n o

50 0 0
                                    


Lunes, 14:38 p.m





—Ya sabía que él andaba en cosas raras, pero no debería haber sido una sorpresa porque su cara lo decía todo, dime tú, ¿quién en sus sano juicio crea una droga a base de cloro y Paracetamol? Pues solam... Hey, ¿me estás escuchando...? Entonces le dije al payaso, ¿mira sabes qué? y le pegué un puñetazo con su monociclo y su mono vestido de Aladín me pegó en la cabeza con un coco y de lo loca que quedé imaginé a Damon Salvatore aparecer de la nada en tanga para decirme que si quería viajar con él a Nunca Jamás.

—Hmm —murmuré distraída sin saber qué había dicho. 

—¿Acaso escuchaste bien lo que dije?

Aparté la vista del ordenador. Hice una mueca pensativa, intentando recordar de qué me estaba hablando en primer lugar. ¿Era del ex novio? No, hace mucho tiempo lo superó. ¿De la fiesta en casa de Stacy? Tampoco, ella ya tiene todo planeado. ¿Algo de la escuela? Pf, ella odia ese tema.

—Sinceramente no —admití soltando una risita.

—Agh, ¿por qué sigo siendo tu amiga? —inquirió para sí misma, solté el ordenador y le salté encima con besos y abrazos. Ella empezó a reírse cuando intenté hacerle cosquillas—. ¡Ya basta, Sam! ¡Yaaa!

La solté después de una corta pelea de almohadas. Al final, quedamos tendidas boca arriba en mi cama, lo único que se escuchaba era nuestras respiraciones agitadas. Mi celular vibró debajo de mi trasero, lo agarré y tenía varias notificaciones del grupo de «Las Estafadoras de Walmart».

Kendurra: ¡Si están preparadas para botar la casa por ventana digan yeah!

Fabilove: ¡Yeah!

Gema Preciosa: ¡Yeah!

Stanlon City: ¿Cómo que botar la casa por la ventana?

Yo: ¡Yeah!

Moni: ¡Yeah!

Kendurra: No seas aburrida, Stacy City. Sabes a la perfección que una vez Las Estafadoras de Walmart pisen un lugar crean un desastre.

Stanlon City: Pues que ese desastre se quede en otro lado menos en mi casa.

Kendurra: ¡El que crea que Stacy es aburrida diga yeah!

Moni: ¡Yeah!

Fabilove: ¡Yeah!

Yo: A mí no me metan en sus asuntos.

Gema Preciosa: ¡Yeah!

Kendurra: ¡Quien crea que Salami es otra aburrida diga yeah!

Salí del chat soltando una risa baja.

Me quité un molesto pelo del flequillo de los ojos y volví a estar sentada en la ventana, con mi café al lado y mi ordenador al otro. Moni seguía acostada boca arriba, pero esta vez viendo una película en su celular, hasta que se paró y empezó a hablarme de su amiga.

—Ah, ¿por fin vendrá? —pregunté sorbiendo un poquito de café. Ella asintió, contenta.

Más o menos desde hace cinco meses, Moni me había estado hablando de una amiga que había conocido por Internet. Lo poco que sabía de ella era que se llamaba Chiara, tenía nuestra misma edad, le gustaba leer, tenía una obsesión poco sana por Timotheé Chalamet y que vivía del otro lado de la ciudad. Se me hacía un poquito interesante que Moni tuviera una amiga por chat, sin embargo no me sorprendía, pues ella tenía una gran facilidad para hacer amigos, muy contraría a mí que me gustaba mi soledad. 

The day we never met ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora