CAPÍTULO 2. PAYPHONE - Maroon.5 ft Wiz Khalifa
Suelto una risa baja.
—¿De que te ríes tú ahora eh?— inquiere.
—Nada, es que me parece absurdo que te llamen Martins —digo con total sinceridad.
—¿Por qué? —encara una ceja con curiosidad.
—No sé, me parece un apodo feo la verdad —suelto mirándole a los ojos, el no despega su mirada de la mía.
Le acabo de decir eso a la cara?!
Sí hija sí, siempre la cagas.
¿Tendría que dejar de beber verdad?
De repente su voz me saca de mis pensamientos, ahora él está más cerca.
—Creeme no resulta tan "feo" como tú dices cuando la gente grita tu apodo en medio de un partido —dice casi susurrándome al oído, yo me estremezco.
Al separarse él tiene una sonrisa de superioridad.
—Qué egocéntrico, —pongo los ojos en blanco —si solo es botar un balón y encestar, no debe ser tan difícil.
Él me mira con burla, en ese momento me fijo un poco más en él, tiene la tez blanca, el pelo castaño oscuro un poco largo, también tiene ojos verdes, la nariz recta y los labios un poco gruesos, es guapo.
Es bastante guapo, no mientas.
En ese momento nuestros ojos vuelven a encontrarse, él se ha vuelto a acercar un poco más.
—¿De verdad crees que el baloncesto es solo botar el balón? —inquiere en un tono burlón.
—Pues sí —me encojo de hombros, eso sí sin apartar mi mirada de la suya, que no se crea que me pone nerviosa tan fácilmente.
Aron muestra una sonrisa ladina.
—¿Estás segura de eso?
—Sí —digo con determinación.
—Pues entonces ven conmigo —me tiende la mano para seguirlo.
—Espera ¿qué? —dudo —¿Por qué querría ir contigo? —digo con curiosidad.
—¿Y porqué no? —contraataca con un tono de diversión —¿No dices tú que es solo botar un balón?
—Lo que digo ahora es que no me fío de ti, ¿quién me dice que no eres un asesino y me quieres secuestrar?
Aron suelta una risa ronca.
—¿Por qué querría secuestrarte?
—Típica frase de asesino —respondo.
—¿Estarías dispuesta a arriesgarte o eres una aburrida? —dice extendiéndome la mano.
—No soy aburrida —le digo poniéndome a la defensiva.
—Claro que lo eres.
—Y tú eres un egocéntrico —contraataco.
—Ajá, —sonríe con diversión —¿vas a venir o quieres quedarte ahí toda la vida?
—Solo voy porque no me van las fiestas —al decir sus ojos muestran un brillo que no se descifrar.
—Lo que tú digas pesada.
Me toma de la mano y me guía hasta la salida, pasamos por el pasillo que lleva hasta la cancha, estamos todo el recorrido en silencio, pero aunque parezca raro, no es un silencio incómodo, solo puedo prestar atención a su mano sujetando la mía, cuando llegamos el me mira y sonríe.
Me suelta la mano y va a un armario donde guardan el material y coge dos pelotas de baloncesto.