Prólogo

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Era el cuarto aniversario luctuoso de sus padres y Oyakata sama se había tomado la molestia de acompañarle

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Era el cuarto aniversario luctuoso de sus padres y Oyakata sama se había tomado la molestia de acompañarle. Desde el fallecimiento de sus padres, él nunca faltaba a su aniversario a pesar de que con el tiempo, su enfermedad parecía comérselo en vida, él insistía a ir y, ¿Quién era ella para darle un no por respuesta? Sabía que sus padres y el señor Ubuyashiki eran buenos amigos, además era lo más cercano a una familia que tenía. Aquel día debería ser un doloroso recordatorio de su soledad, fue inundado de paz por él, que ofrecía su bondad. Agradece que el destino haya puesto a aquel hombre en su vida, de lo contrario, no sabría si hubiera podido manejar todas las responsabilidades que le había dejado aquella inesperada partida. Sabe que su inexperiencia e inmadurez la hubieran consumido y con ello, el único legado de su familia.

No era de sorprenderse que las visitas al cementerio terminarán tarde. El tiempo se iba volando mientras ella contaba sus avances y esfuerzos por mantener el orgullo de su legado, así como mantener la memoria de las personas que más amo.

Amane, había ofrecido que la joven se quedará la noche con ellos, les hacía sentirse más tranquilos que Yoshino se quedará. El recorrido de año con año no era corto, llegar al lugar de reposo de sus padres era una encrucijada ya que ambos habían sido sepultados en el cementerio del cuerpo de cazadores gracias a sus deseos y gran contribución. La albina, había tomado la decisión de arriesgarse y volver a casa. La condición de Oyakata sama era cada vez peor a pesar de su corta edad, quedarse en la finca de los Ubuyashiki, parecía más un abuso de su bondad.

Se había asegurado de terminar antes la reunión, así podría lograr que el patrón tuviera el descanso adecuado y ella, no preocuparse por su regreso.

No podía dejar de pensar, que a pesar de las dificultades, era bastante afortunada por tener personas tan amables en su vida. Estaba determinada a hacer un buen trabajo para retribuirles tanta calidez brindada.

Estaba anocheciendo y Yoshino caminaba únicamente acompañada por el sonido tintineante de los fūrin¹ que colgaban de su sombrero de paja. Iba a paso lento, no tenia ninguna prisa para llegar a su destino. No faltaba mucho para llegar a la finca de su familia y mientras aún hubiera rayos de luz que iluminarán su camino, estaba segura de que llegaría con bien.

Una sonrisa se posaba en sus labios. Pocas veces salía de su finca familiar.

A lo lejos, pudo apreciar como las copas altas de los árboles poco a poco eran sustituidas por un profundo color lila que competía con el color de sus ojos. Se sintió aliviada, los árboles de glicinas solo podía significar que estaba a unos minutos de casa. El sol, para ese entonces se había ocultado detrás de las montañas dándole paso a la luna y una oscuridad invadida de estrellas.

El fuerte eco del graznido de un cuervo le llamó la atención, haciéndole parar por un momento para alzar la mirada. Por arriba de su cabeza, pasaron unas alas negras como la misma noche, una gran ola de cuervos parecía ser ahuyentados hacía el interior de aquel bosque sólo para perderse en la oscuridad. Ni siquiera le dió tiempo de pensar en lo que había ocurrido con aquellas aves, al sonido violento de la maleza siendo agitada la dejó petrificada. La sangre se le heló y los vellos de sus cuerpos se erizaron ante un peligro latente, difícilmente algo podía asustar con tanta facilidad a los cuervos entrenados.

A Donde Van Los Cuervos [KNY | Kyojuro Rengoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora