➏. 𝕰𝖑 𝖆𝖑𝖎𝖆𝖉𝖔 𝖉𝖊 𝖒𝖎 𝖊𝖓𝖊𝖒𝖎𝖌𝖔

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[𝐸𝑙 𝑒𝑛𝑒𝑚𝑖𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑒𝑛𝑒𝑚𝑖𝑔𝑜 𝑒𝑠 𝑚𝑖 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜]




—¡Auch!— Yuta se quejó una vez más, mientras Suguru le sujetaba la mejilla y le untaba algo con un algodón

Aquel sacerdote soltó una risita
—Esa chica sí que te soltó un gran golpe, eso es típico de ella—

—¡¿Usted la conoce?!— preguntó Yuta con los ojos bien abiertos de la sorpresa

—Por supuesto que la conozco, ella aprendió del mejor para defenderse de esa manera, osea yo... además viene seguido aquí a despejar su mente y de paso, a que la entrene de vez en cuando— comento Geto mojando un nuevo algodón con aquella medicina para seguir tratando aquella herida

—¡¿Entrenar?! ¡Pero! ¿No se supone que ella es hija de un militar? — pregunto Yuta sobresaltado

—Así es, su padre es un prestigioso militar, pero si ella hubiera nacido como varón, es más que obvio que él la hubiera entrenado para pelear, pero no fue así ... al contrario, se nota que yo he sido un excelente maestro para ella en esto de combate cuerpo a cuerpo y no se diga con algunas armas antiguas —Geto apretó un poco la mejilla herida de Yuta, haciendo que este soltara un chillido de dolor

—¡Auch!— pero ese dolor rápidamente se convirtió en ilusión al escuchar aquello —¿Entonces, Usted sabe cómo se llama esa hermosa chica? ¿Cree que podría decírmelo?—

Geto lo miro con una gran sonrisa
—Se nota que estas muy enamorado, como para estar así de desesperado por saber quién es ella—

Yuta por aquel comentario se apeno demasiado —Yo...—

—Pero esa información no me corresponde a mi revelártela, y lo mejor será que nunca conozcas su nombre completo, sobre todo si no quieres meterte en problemas con tu clan— comento Geto buscando entre algunos frascos de medicinas

—Supongo que estoy tan enamorado que estoy dispuesto a ir contra mi clan si eso es necesario para saber su nombre— respondió Yuta en un suspiro, que soltaba demasiada ilusión ante tales palabras

Aquella frase hizo que Geto festejará para sus adentros como si planeara algo —Interesante revelación...— susurro

—Nanako, pásame el frasco morado con caléndula por favor y Mimiko, podrías poner algo de agua para prepararle un té a nuestro invitado, por favor y gracias — ordeno a dos chicas vestidas con hakamas morados y blancos, la primera de cabello rubio y la segunda de cabellos castaños, que estaban con esos dos desde el inicio de la conversación

La chica Rubia estaba moliendo algunas plantas medicinales en un mortero, mientras la Castaña, estaba mezclando algunas plantas en unos embaces

—Si, padre— contestaron ambas en coro

Yuta no dejaba de admirar aquel lugar donde había entrado

Aquel era un gran santuario, con un hermoso jardín tradicional en el centro, pero por sus pasillos, podrías ver que sus habitaciones guardaban un toque más moderno de lo que uno creería

Incluso por sus pasillos, podías ver algunas personas que trabajaban para aquel hombre de cabellos largos, los cuales iban vestidos con hakamas de diversos colores

Yuta aún miraba con algo de intriga a aquel sacerdote, quien se dirigía a él como si ya lo conociera desde años atrás, así que este decidió preguntar para calmar su incertidumbre

—¿Qué es este lugar?— pregunto muy curioso mientras veía a la chica castaña poner una tetera en una pequeña fogata

—Un santuario, ¿Eso no es más que obvio?— respondió Geto mientras seguía poniendo algo en la herida del labio de este chico

𝑪𝒐𝒎𝒐 𝑹𝒐𝒎𝒆𝒐 𝒚 𝑱𝒖𝒍𝒊𝒆𝒕𝒂 (yυτα x мαкi) [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora