Una insistente alarma despertó al pequeño castaño que estaba teniendo uno de sus mejores sueños así que dejando la historia incompleta en su mente, se sentó en su cama y apagó el reloj y salió de su cama. Fue hasta las cortinas y las colocó en su lugar para abrir la ventana y estirar sus cortos brazos, viendo el despejado cielo donde pasaba una manada de aves, dejó la ventana para evitar algún deseo de salir al patio y ordenó la cama dejando las dos almohadas blancas y la manta roja perfectamente planchada, se colocó sus zapatos y esperó a la anciana que lo llevaría a darse un baño.
ㅡBuenos díasㅡ saludó entonces a la mujer con una reverencia, esta misma le saludó y lo llevó al pulcro baño que le enviaba una helada sensación.
Observó la tina llena de agua tibia, sin ningún juguete, espuma o algo en que entretenerse como veía en la televisión cuando tenía oportunidad, solo el agua que esperaba paciente por él.
ㅡSerá un corto baño joven Park, los señores pronto bajarán a la mesa y necesitan hablar con usted.
Escuchar aquello alegró al pequeño corazón del castaño que no esperó nada antes de entrar a la tina, pronto sintiendo las manos de la mayor lavar su cabello y cuerpo con una fragancia que le gustaba mucho; rosas. Las rosas eran suaves y olían muy bonito, lo sabía porque en su jardín habían muchos rosales. No pasaron más de diez minutos cuando la cadena se llevó el agua ya sucia.
ㅡPuede salir joven Parkㅡ dándose la vuelta fue cubierto por una pequeña bata y llevado nuevamente a la habitación, la castaña señaló la cama ㅡSu ropa ya está planchada, no tarde.
Sin mas el menor comenzó a vestirse, se colocó los pantalones cortos y una camisa manga larga, también un chalequito café de lana y por último un moñito negro. Viéndose al espejo notó que su cabello ya estaba seco, tomó una colonia y la esparció con cuidado en sus muñecas y detrás de su oreja, con una sonrisa llena de emoción salió de la habitación para dirigirse al ansiado desayuno.
Cuando él bajaba con cuidado las escaleras sus padres ya estaban tomando asiento. Una vez estuvo junto a la mesa su pequeña sonrisa apareció.
ㅡBuenos días, madre y padreㅡ dijo, haciendo una reverencia.
La mujer levantó la mirada y señaló la silla vacía que estaba al frente de ella, su padre que estaba en la punta también lo veía, con su inexpresivo rostro.
ㅡJiMin, procura comer únicamente lo necesario para las clases hasta el almuerzo, hemos tenido que comprar una talla más esta semana, eso incluye más gastosㅡ mencionó el señor Park, partiendo el pedazo de carne que tenía en su plato.
El castañito que había tomado dos panecitos dulces decidió solo agarrar uno, observando la curiosa ensalada que tenía muy diferente a los platillos de sus progenitores.
La mayor retomó la palabra ㅡHoy tienes dos clases más JiMin, el señor Lee nos recomendó a un buen tutor para que comiences con la matemática. Y deja de desperdiciar la comida.
JiMin dejó el tenedor en la mesa para no seguir revolviendo la ensalada, frunciendo el entrecejo antes de ver a su madre con terror ㅡMadre, a mi no me gusta la matemática, no la entiendo todavía.
Yuna sonrió antes de poner una de sus uñas sobre la manito del menor ㅡLo entenderás de una u otra forma, recibimos las quejas de tu profesor y pensamos que sería mejor extenderlas.
ㅡPero mamá, él me castigó durante mucho tiempo, no me dejó ni co-
ㅡJiMinㅡ llamó su padre ㅡLos castigos están para corregir malas conductas, piensa bien lo que hiciste para merecerlo.
ㅡEl tema no está a discusión, termina tu desayuno en silencio y luego dirígete a la sala para esperar al señor Lee.
El castaño asintió y comenzó a comer lo que le fue puesto enfrente, observando su mano donde la uña de su madre se había clavado. Sería una nueva marca para su piel, un rojo más suave la estaría pintando.
No le gustaba el rojo.
De ese modo a los seis años recién cumplidos ya había sido sometido a diversas clases en su propia casa, el señor Lee le enseñaba literatura y matemática, lo que tendría que aprender alguien de diez años él lo estaba haciendo a esa edad. Sus padres había dicho que de esa forma lograría ser un gran prodigio, un niño avanzado, intelectual en todo sentido.
Se lo dijeron con una sonrisa y para él eso significa aprobación, sus padres serían felices si conseguía ser un niño inteligente, si el dolor de su cabeza al no entender lograba causar efecto para que sus padres le sonrieran más a menudo, él estaba dispuesto a hacerlo. Era lo que todo niño buscaba, felicidad y aprobación en sus progenitores, tener su atención bastaba.
Pero a veces lo pensaba durante unos segundos cuando el profesor alzaba la voz recalcando sus errores, cuando sus piernas dolían al estar parado durante tanto tiempo en la esquina de los castigos mientras el profesor le coqueteaba a la muchacha que les llevaba la merienda.
ㅡBien, nos retiraremos.
Yuna se levantó y esperó a su esposo, JiMin se quedó quieto en su silla esperando una despedida por parte de los adultos pero solo obtuvo una mirada de soslayo que le advertía sobre el tiempo que se estaba tomando, aún con su sonrisita presente los despidió.
ㅡNos vemos más tarde ¡lo-los quiero!ㅡ pronunció al ver como salían por la puerta, escuchando a sus espaldas la leve risa de los empleados al ser ignorado nuevamente.
Suspiró y antes de que pudiera tomar asiento nuevamente para beber un poco de su jugo, la escalofriante voz de su profesor lo alarmó.
ㅡPark JiMin no es momento de estar perdiendo el tiempo, dese prisa y caminé a la sala con sus útiles.
Con un rugido en el estómago el menor asintió, caminando a paso rápido al lugar que se le indicaba.
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Bleu et Gris || YoonMin
FanfictionLos días grises no son del agrado de YoonGi, le recuerdan que sobre él llueven las emociones y los problemas de sus padres. Para JiMin el azul solo es la representación de su desolada vida, el color de la tristeza que constantemente se escapa de sus...