Hoseok nuevamente tuvo un mal día donde todos sus problemas se congestionaron, abatiéndolo, parecía que las situaciones estresantes no solo no tenían una fecha de caducidad, sino que, no se hartaban de suceder uno tras otro. Él ya estaba cansado de lo mismo, tanto que no era capaz de romperse e iniciar a llorar, porque el solo hecho que le doliera el pecho resultaba ser un buen motivo para cuestionar el por qué le estaba doliendo si ya había pasado por eso cientos de veces en el pasado. Además, ya era un adulto, sin embargo, los adultos están equivocados en gravedad, pero nadie es lo suficiente sabio como para debatir y revertir la terquedad sobre soltarlo un poco y seguir adelante.
Hace una semana atrás le había sido entregado una especie de milagroso regalo, se trataba de un fragmento de un Serafín, el cual, en esta ocasión, al tratarse de una divinidad era capaz de aliviar los dolores, esa fue la misión de ese fragmento, aliviar el dolor incesante que padecía Hoseok. Jung, se burló ante la idea cuando el chico de cabellos dorados le explicó a detalle, pero, ¿quién podría culparlo? El fragmento de Serafín vestía un lindo conjunto blanco de mangas largas, cinturón y un tipo de pantalón que se ceñía a sus largas piernas envolviendo sus pies. El fragmento de Serafín no había salido de su casa, solía dormir cuando no estaba alrededor de Hoseok y Hoseok nunca se cercioró de descubrir el cómo este chico podría ayudarle.
Esa noche había llegado a un límite, tuvo suficiente de todo, por lo tanto, lo comprobaría, así que condujo bajo las farolas, ante el tránsito de las siete de la noche y en la oscuridad del firmamento, a travesando carreteras y girando en curvas hasta llegar, su espaciosa casa que hace tiempo había estado vacía, desabotonó los botones de su saco, desanudó la corbata y liberó un botón de su camisa blanca, bajó del vehículo, entró en la vivienda sintiendo dolores físicos y emocionales, las luces estaban encendidas, observó en rededor una vez en la sala de estar en busca del fragmento de Serafín que decía llamarse Jimin, anduvo más allá y lo encontró durmiendo plácidamente en la pequeña habitación que le dio, lo cual en realidad nunca fue una habitación como tal, sino, una pequeña sala con una cama unipersonal, una almohada grande que podría ser utilizada como sofá y nada más.
Se detuvo en el umbral y miró. Se deslumbró al descubrir ─por primera vez─ la belleza que estuvo negando, ese fragmento era mucho más hermoso de lo que podía describir o soportar, sus labios eran rosados incluso cuando dormía, su cabello un tanto despeinado y sus párpados cerrados en un ameno y pacífico sueño que era casi adorable, la suavidad de su piel juraba poder sentirla, la textura fina de su ropa, todo lo que quería hacer era saber cómo podría ayudarle, así que sin hacerse esperar más se apresuró y avisó cuando Jimin murmuró en sueños.
─Eres un fragmento, ¿no? Comprueba esa manera en la que puedes ayudarme ─tomó el pie de Jimin y tiró de él hacia abajo, quedando a mitad de la cama, el fragmento se sobresaltó, abriendo sus ojos de golpe, encontrándose con un despeinado y sudoroso Jung Hoseok.
─ ¿Es...? ─pero la pregunta fue suspendida a la mitad cuando Hoseok comenzó a besarlo y el fragmento no se resistió, Jung buscó la forma de liberar el cinturón y luego a través de la holgada camisa introdujo sus manos, acariciando tan dolorosamente la piel de terciopelo que ahí hubo, gimió en la boca del fragmento, a este pareció gustarle la reacción del humano, sus labios dolieron al cabo de una rápida inspección y encuentro de lenguas, alzó la camisa del fragmento, disponiéndose a besar la piel del torso. Suave, lisa, tierna y tibia, lamió la piel del cuello, clavícula, pezones que al instante se pusieron duros, el fragmento jadeó, hundiendo sus dedos en los hombros de Hoseok, Jung se estaba volviendo loco con tan solo eso.
Descendió por sus costillas, abdomen y finalmente la pretina del pantalón, con los dientes, bajó la tela, el resto con las manos, ante él, el cuerpo más magnífico que había visto en sus veintiocho años ─Me estoy volviendo loco ─musitó, excitado, se sorprendió llegando al cielo con tan solo ver esas piernas delgadas, lechosas y el miembro rosa, humedecido y duro, gimió, lanzándose sobre el fragmento, besándolo con avidez, clavando los dedos en la piel de sus caderas, sostuvo con fuerza, después lo giró dejándolo sobre sus rodillas. Vio como las nalgas de Jimin se separaban dejando a la vista el bonito agujero, le tomó desprevenido que incluso eso fue precioso, tanto como el hecho que el fragmento producía su propio lubricante y ese chico estaba humedecido. A Hoseok no le dio tiempo de pensar si la reacción del cuerpo de Jimin era debido a su naturaleza como ayuda, o placer puro, al final ¿qué diferencia había?
Alternó la mirada entre la entrada de Jimin y su rostro sobre la cama, orbes brillosos, mejillas carmesíes, labios carnosos entreabiertos, la lujuria le envolvió y hundió la lengua en el músculo circular como estrecho del chico quien se estremeció y gimió. Hoseok lo embistió primero lánguidamente para comprobar las reacciones del cuerpo de ese chico, le gustó tanto su gimoteo que luego aumentó el ritmo a profundo y suave, para después asegurar su agarre en los glúteos y follarlo. Jimin gimió sin saber que otra cosa hacer, trató de sostenerse, pero no había nada más que el cabello de Jung, Hoseok encontró su cuerpo sintiéndose liviano a pesar de no haberse introducido, el dolor estaba reduciendo, pronto, utilizó los dedos, dos a la vez encorvados hacia arriba, encontrando tan rápidamente el punto dulce del fragmento que lo hizo retorcerse, tirando las caderas hacia adelante, perdiendo el autocontrol, no quedaba otra cosa más que las estocadas de los dedos largos del humano.
─Me estás ayudando ─se sorprendió diciendo ─Si tan solo lo hubiera sabido antes ─embistió un momento más, para posterior, tirar de su mano fuera, el fragmento empujó su trasero hacia Hoseok, este lo giró, volcándolo, así, tomó en su boca el bonito pene del Serafín, succionando tanto como le fuera posible, lamiendo y empujando, hondo y más hondo, presionando los redondos como jugosos glúteos de Jimin quien tenía lágrimas en los ojos, jadeando, casi sollozando, eran placeres colosales sin culminar, Hoseok lo llevaba al borde, pero no lo liberaba.
─Por favor ─jadeó.
─No he comenzado ─sonrió Jung con ojos vidriosos, hipnotizado, deteniéndose ante el sabor del líquido preseminal, dejándolo descansar unos minutos, el fragmento estaba confundido, ¿había terminado? Sin embargo, se abstuvo de rechistar, cuando al instante el humano bajó la bragueta de su pantalón, miembro erecto fuera, a Jimin se le fue un poco la vida y en su lugar recibió pinchazos en todas partes, vientre, entrepierna y entrada. Hoseok acomodó las piernas en lateral del fragmento ─Ya comencé ─aseguró lujurioso, no podía soportarlo más, entonces, se hundió en el Serafín, la presión de sus glúteos y muslos lo mareó, era una jodida locura. Permaneció quieto, después, salido hasta llegar al glande, luego, penetró rudo y profundo, el fragmento contuvo el aliento, había sido una embestida directa a su punto dulce, sostuvo las sábanas, podría desmayarse, si no se liberaba iba a desvanecerse.
Embistió, embistió y continuó empujando, rudo, firme, seguro, pero placentero, resbaladizo, estrecho, con sensaciones infinitas para el interior y el resto del cuerpo de Jimin, se sostuvo como loco a las sábanas, solo podía abrir sus labios para dejar salir los sonidos y balbuceos sin sentido, Hoseok llegando al límite, se encontró tan cerca que lo deseaba, a la vez, quería extenderlo por más tiempo, sin embargo, el fragmento no podría tolerarlo tanto como quisiese debido a su martirizante boca, estaba hecho un desastre.
─ ¡Estoy tan cerca! ─avisó ─Hoseok... Ho ─Jung tomó lo último que tenía y lo vertió en el interior de Jimin con una estocada directa a su punto dulce que lo hizo derramarse. Ambos se vinieron, Jimin sintió como su interior era llenado, su abdomen hinchándose en alguna parte, el vientre abultado por el pene de Jung, Hoseok vio el desastre que provino del miembro de Jimin, había sido un orgasmo muy acentuado, líquidos naturales por todas partes, sudorosos cuerpos, cabellos pegados a las frentes, mejillas sonrojadas, Jung lo besó profundamente antes de salir de su interior, Hoseok no estaba seguro si agradecer, por lo tanto dijo.
─Cumpliste con tu parte, Serafín ─acarició sus cabellos y luego se dispuso a limpiar al chico débil quien se estaba quedando dormido, ¿y cómo no? Anteriormente estuvo durmiendo. Jung le dejó ser, pues lucía hermoso.
***
¡QUÉ FLIPANTE!
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Serafín. [Hopemin] OS
FanfictionJimin es un fragmento de ayuda quien salió de un Serafín. Ha sido enviado a Hoseok quien tiene muchos problemas y no sabe cómo tratarlos, hasta que lo hace. OS completamente mío. TERMINADO.