Parte de mí

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El auto apagado, el mundo parece vacío.

Jeongin no recuerda la última vez que fue feliz, sin preocupaciones. Aislado de otras cosas, aislado de la gente.

El suave repiqueteo de la lluvia en el cristal de la ventana le ayudaba a mantener la calma, ese es el milagro de la lluvia, no importa cuánto quería llorar y gritar, se siente relajado y seguro.

En el asiento de al lado está su novio, no le ha dirigido la palabra desde que detuvo el motor, solo se dedicó a apreciar la vista como si él no estuviera ahí.

Jeongin toma aire y procede a agarrar su mano fuerte, sin intenciones de dejarlo ir, aunque tenga que.

—Te vas a ir—dice por fin, se escucha como un susurró; como si no fuera real si no lo dice lo suficientemente alto.

—No es por siempre...—silencio—, es solo por un tiempo.

—Te estás mudando a Seúl, yo no diría que es un tiempo.

Minho entrelaza sus dedos y aprieta su mano sin voltear a voltearse hacia él. Una señal de seguridad. Sin embargo, Jeongin no lo toma. Es solo un acto para no entristecerlo.

Jeongin sabe que, independiente de lo que haga o diga, Minho no se quedará.

—Es solo por la universidad, ¿bien? Volveré después de graduarme—explica, acariciando la mano de Jeongin.

—Lo sé, pero no es lo mismo sin ti.

—¿Y qué quieres que haga? No es mi desición y lo sabes. Mi mamá quiere que estudie ahí y… me haga cargo de su estúpida empresa.

Ni debería adivinarlo. Minho nunca falla en regalarle algo caro por su cumpleaños o aniversario; sus brazaletes de pareja, un departamento, un celular nuevo luego de qué se le rompiera el suyo, hasta el auto es último modelo. ¿Cómo no se le ocurrió antes?

Para se justos, tenía una corazonada. Pero nunca dijo nada, porque Minho no lo hizo.

—Nunca me lo dijiste—dijo Jeongin en un tono apacible. Minho por fin voltea a verlo.

—Es una larga historia, lo siento.

—Tenemos tiempo, no pienso irme a ninguna parte.

—Jeongin, es mejor si te mantienes fuera de esto.

—¿Por qué es tan difícil contarme sobre ti?—casi se rompe—Soy tu novio hace dos años, pero siento que no te conozco del todo.

Minho lo enfrenta completamente y toma las manos de Jeongin entre las suyas. Su mirada es suave, reconfortante. Pero Jeongin no puede empujar el pensamiento de que no conoce absolutamente nada sobre el chico que dice amar. Su relación se siente inútil si él ni siquiera conoce lo que hay detrás de Minho.

Al principio, esto a Jeongin no le importaba, solo que estaban locamente enamorados, todavía lo están. Pero ahora son algo serio, no los tontos enamorados de la secundario que eran, y Jeongin está avergonzado por saber tan poco de él.

No es como si nunca preguntará, al contrario, Minho es el que nunca responde.

Vuelve a la realidad cuando siente una mano tocar su mejilla, Minho le sonríe levemente, el toque es suave.

—Amor, sigo siendo el mismo Minho que te compraba leche de fresa en los recesos, el mismo Minho que te llevó a un carnaval en nuestra primera cita. El mismo Minho que está muy enamorado de ti.

—Te siento como un desconocido.

—No lo soy.

—Entonces dime.

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