Capitulo 2

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Me desperté con un horroroso ruido, pareciera que algo se estaba triturando, levante solo un poco mi cabeza para tirarle un zapato a lo que hacia ese ruido tan infernal, fue en vano no lo encontré, me levante hacia mi cuarto de baño me vi, mi pelo rubio revuelto de nuevo, que desastre, trate de peinarme con mis manos pero fue inútil, me duche y me vestí lo más rápido que pude, metí en mi bolso mi otra muda de ropa, me puse un gorro, y mi chaqueta de cuero favorita mientras tomaba mi patineta, el ruido infernal seguía, era increíble como ya había salido de mi apartamento, bajado un piso y se escuchaba aun, baje las escaleras a toda prisa lo más rápido que pude, solo con el consuelo de no volver a escuchar mas ese sonido, llegue al vestíbulo, salí despavorida sobre mi patineta, encendí mi Ipod, subí todo el volumen que podía, para mi mala suerte llegue más rápido de lo que pensaba a mi universidad, me baje de mi patineta en un ágil movimiento como todas las mañanas mientras todos me veían, estaba tan acostumbrada que ya no me importaba, la gente solía mirarme demasiado, para todos ellos yo era "La chica que quiere suicidarse" "La sin familia" "La extraña" , siempre había lidiado con este tipo de comentarios. Llegue a mi salón donde me senté en el medio, esperando que mi profesor llegara, vi al grupo de siempre, que solía meterse conmigo, un grupo de chicas tan despiadadas que cualquiera temblaría de solo escucharlas, pero, yo en mi vida, había sido asustadiza.

Las vi moverse y reírse, me miraban mientras que yo las ignoraban, la que parecía ser la abeja madre, ósea la líder, se levanto derrochando arrogancia, dando a relucir que su soberbia era más grande que sus neuronas, puse mis ojos en blanco, mientras me acomodaba en mi asiento, esto sería muy divertido. Dos minutos después todo el salón se reía, mientras que ella mirándome decía cosas, las cuales yo no podía oír porque tenía los audífonos, pero eso ella no lo sabía, ella sonreía y yo también lo hacía, cuando pareció terminar, alzo su mentón como signo de gloria, le borre la sonrisa de la cara con un solo movimiento, toda la clase me miro a la espera de mi respuesta, pero yo simplemente me quite los audífonos, y todo el mundo lo vio, lo que hizo que la tensión se hiciera más grande

-No te he oído, ¿Que decías?-Toda la clase rompió en un constante bullido, de risas y burlas dirigidas hacia la chica que estaba ahora delante de mí, ella cerro los labios molesta, me dedico una mirada de odio, se volteo jalo bruscamente su silla y se sento, volví a ponerme los audífonos, la puerta del salón se abrió, todo el mundo fue hacia sus asientos, dirigieron su mirada hacia la puerta que se abría, hoy se suponía que llegaba el nuevo profesor de Anatomía, el cual entro a paso seguro al salón, fue directamente hacia su escritorio dejando ahí el maletín, se volvió hacia nosotros, me congele, y no fui la única, las demás chicas estaban apretando su asiento, mientras que otras se erguían, me nuble, me pregunte más de una vez que me pasaba, era una rara y extraña sensación. Por mi cabeza solo pasaba que nunca en mi vida había visto unos ojos tan azules como aquellos, la luz que entraba de la ventana del salon iluminaba su rostro, su cabello era tan negro como la misma noche, labios curvados y carnosos, mandíbula dura, rasgos bien definido, me rei nerviosa, ese hombre era una escultura, tenia una chaqueta negra que se fue quitando con suma sensualidad, la camisa manga larga que combinaba con la chaqueta hacia que se marcara su musculoso cuerpo,tenia la camisa arremangada en los brazos, unos brazos grandes y impotentes, también sus largos dedos. Era un adonis en persona. Aquellos ojos me habían hipnotizado, tuve esa idiota idea de que si te quedabas viendo por un buen rato aquellos ojos, los confundirías con el mismísimo mar, su cabello negro lacio y alborotado me incitaba a levantarme y enredar mi mano en el, tomarlo por la nuca y besarle. Pero yo sabía que no era la única que pensaba eso, era obvio, que era lo que todas las mujeres pensaban cuando veían a tal dios.

-Buenas tardes soy Luke Miller, seré su nuevo profesor de Anatomía, cubriré ambos ámbitos Biología y Química-Eso fue lo que alcance a oír al quitarme un audífono, mire a mi alrededor, y me di cuenta que las sonrisas de las chicas aparecieron como si se hubiesen ganado un premio, me reí divertida. Me puse el audífono que me había quitado, lo que tenía que saber de Anatomía ya lo sabía. Baje mi mirada solo un segundo y cuando la volví a subir tenia al profesor al frente de mi asiento, trague en seco, subí mi mirada hacia él, sus ojos se encontraron con los míos, me quite un audífono, y me di cuenta que la canción Numb de Linkin Park hacía eco en salón, baje el volumen rápidamente, pero ya era muy tarde

-Me temo joven que eso no lo tolerare en mi clase-Tendió su mano hacia mí, me quite el audífono que quedaba, y de muy mala gana le di mi Ipod, su voz era tan gruesa y gutural, nunca había oído algo tan sensual como esa voz, el suave contacto que hicimos no me hizo sentir nada, y fue una lástima. Sonreí, aun recuerdo cuando elegí medicina para estudiar, pero con este profesor será mucho más divertido. El solo se volteo, volvió a su escritorio para así dirigirse hacia nosotros

-El que mejor se desempeñe en mi clase, podrá hacer su residencia, en mi clínica- Se oyó un murmullo grandísimo, e inmediatamente muchos lo reconocieron, el hombre que había venido a dar clase, era el Medico Luke Preston Miller, es conocido por tener su propia clínica, por haberla dirigido y por haberla hecho una de las mejores del país. Las cirugías de aquel hombre, salían en las revistas de medicinas más prestigiosas, al reconocerlo, a todo el mundo pareció agradarle

-Ahora que ya tengo su atención, les diré algo muy importante, algo que, tiene que saber de mi-Hizo una breve pausa para avivar la tensión en realidad todos estábamos al pendiente de cada palabra que saliera de su boca, es que solo la residencia en esa clínica era un impulso inimaginable para tu carrera -Seré yo quien decidirá, quien de este salón sera medico, en mis manos, en este momento, y lo que resta del año seré yo quien decidirá quienes se graduaran y para poner un poco mas de tensión, las pasantias en la clinica solo lo haran 10 de los alumnos que yo, seleccione

Había algo en aquel hombre, no algo extraño, ni malo, había algo, me sentía intimidada por alguna razón, cuando su mirada se anclaba en mi por pequeños segundos, movía mi cabeza, no podría mantenerle la mirada, era difícil, no era miedo, no sentía miedo, pero aun así mis piernas como mis manos temblaban, no soy tímida, ni miedosa, en realidad nunca he tenido esos sentimientos, tengo un escudo, uno impenetrable, sin fisuras sin derrocamientos, uno solido y conciso , lo había creado yo, y estaba segura que nadie podía penetrarlo, ni iba dejar a alguien entrar. Por esa razón moví mi cabeza y me concentre.

-Si les soy sincero, no muchos aguantara la presión, el estrés que requiere esta carrera, otros abandonaran y me atrevo a decirles que de 34 que están hoy aquí, solo llegaran 10-La clase había quedado aturdida, pero el prosiguió

-No lo tomen a mal, pero si quieren llegar a ser Médicos, les tocara luchar- Ahora la que se irguió fui yo

-¿Qué hace una persona tan importante como usted, aquí?-Hablo una de las rubias con una sonrisa de extremo a extremo, el volvió su mirada hacia ella

-Un favor a un viejo amigo-Ella asintió contenta, mientras se toqueteaba su cabello, odie por un momento ser rubia.

Proseguimos con las clases, y cuando sonó la campana salí como si mi vida dependiera de eso, sin apenas dirigirle la mirada al profesor.

©Criatura Salvaje [R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora