Prólogo

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"Dane Minlet a sido comprometida con su majestad el Rey León Solen soberano del Reino de Sólentan hace un mes con 16 días y 20 horas, por lo que se le solicita a toda persona, sea ciudadano o extranjero, comunique cualquier información que tenga acerca de su paradero, cualquier dato será de utilidad; si es posible su captura, se pide que no se le haga ningún daño, el ajuste de cuentas con la fugitiva será decisión de su majestad el Rey."

"Vaya sorpresa, pensé que se tardarían un poco más" dice mi compañero fugitivo al mismo tiempo que hace añicos al papel del cual fue leído su contenido. Mi mirada divaga posandose en cada una de las montañas que nos rodean y que, pronto serán recorridas por nuestros ya cansados pies. El hombre que estaba a mi lado, se acerca hasta quedar a menos de metro delante de mí para que deje mi observación. Su mano que veo de reojo, se levanta lentamente hasta llegar a mi rostro, más bien a mi nariz que este aprieta, lo que me hace posar mi atención a sus ojos claros, muevo su aperlado brazo como reacción, a lo que este sonríe con su gran boca, enseñando sus alineados dientes.
- Hagamos una apuesta. Cómo a ti te gustan tanto los retos...
Sonrío al instante por el recuerdo, y al cerciorarme de lo que produce en mí, la convierto en una mueca, lo que lamentablemente agrada al hombre.
- Cualquiera acostumbrado a la vida de trabajos agotadores le será fácil escalar ese cerro, cruzar ese río descalzo y terminar el camino hasta nuestro destino con esas pequeñas montañas, pero a una noble chica de carrozas y paseos en parques le será difícil... Pero ya no eres Dane, ahora Dánel es tu nueva vida, y a la que te has acostumbrado últimamente, ¿será que ya estás lista?
Temo que tenga razón y aún no me haya acostumbrado al destino que he elegido, pero este reto será una meta que me dará más recompensa que derrota, ignorando a lo que el castigo sea...
- Bien, acepto. Mi orgullo, así como tú dices, siempre logra lo que me propongo, cueste lo que cueste. ¿Cuál es el costo, aunque yo sé que no sucederá, que tengo que pagar si me derrotas?
Se lleva las manos rápidamente al saco en su espalda, descolgandola de su brazo derecho para con su mano izquierda sacar una fresa de las que recolectamos hace poco de un valle. La levanta para mostrarmela a detalle.
- Me servirás, como yo te serví a ti.
Él bien sabe que me desagrada servir a otro sin que le sea estrictamente necesario o bien merecido, nunca e tenido que hacerlo en mi vida.
Aplasta el fruto al hacer puño su mano, y con la otra mano, ahora libre, desliza su dedo índice recolectando algo de pulpa y llevándola hacia mi rostro.
- Y, seré recompensado con tu primer beso.
Dejo que embarre el fresco fruto sobre mis labios que abro por el toque, este acerca su rostro al mío mirando una y otra vez hacia mis labios y mis ojos exhalando por la boca a pocos centímetros de la mía. Puedo sentir su aliento entrar a mi boca, hasta casi saborear los otros frutos que este comió con anterioridad.
- Y si gano la apuesta, nuestros caminos se separarán para siempre...
Ahora su mirada se posa en la mía, tan directa y poderosa como siempre.
- Hecho.

Ni de ti, ni de nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora