CAPÍTULO 5

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Tres días después del incidente en la cafetería aún seguía dándole vueltas a la cabeza

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Tres días después del incidente en la cafetería aún seguía dándole vueltas a la cabeza. Si Kevin no hubiese actuado de esa forma tan extraña y si no tuviese los recuerdos de la luz fucsia la noche que me emborraché seguramente hubiese pensado que me estaba imaginando cosas por el estrés de las clases, el miedo a perder la beca... Muchas cosas que me rondaban la cabeza. Pero estaba segura de que lo que había visto era real y no entendía por qué nadie más se había dado cuenta. Fue todo tan extraño y a la vez tan real.

—Anna, vuelve conmigo —dijo Lucille chasqueando los dedos en frente de mis ojos—. ¿Cuál me quedará mejor, el azul o el verde?

Estábamos en una tienda de ropa. Habíamos ido a pasar el día por el centro de la ciudad y Lucille quiso entrar a mirar unos vestidos para la fiesta de la Facultad de Medicina. Se empeñó en que yo también eligiese algo, pero por ahora me había podido escaquear. No tenía dinero para malgastar en esas cosas y además no es que me ilusionase especialmente salir de compras. Ya tenía un montón de ropa que me había costado mucho elegir, no necesitaba más. 

—Los dos te favorecen mucho —contesté. Al ver el gesto de cansancio que ponía proseguí—, pero el verde es mejor. Es del mismo color que tus ojos. 

Sonrió feliz y volvió a pasar al probador. Miré la hora en mi móvil, ya era muy tarde. Tendríamos que comer algo en algún sitio de la zona y no me apetecía especialmente gastar más. Pero bueno, tampoco pensaba aguantar a llegar a la habitación para picar algo. Por un día no pasaría nada. Además, me lo estaba pasando bien. Lucille me hacía sentir a gusto y hacía mucho tiempo que debido al deporte y mis estudios no coincidíamos las dos solas. 

—Tu turno —dijo saliendo del probador.

—No, por favor —contesté suplicante—. No quiero gastar dinero, tengo mucha ropa. Si no, me podéis dejar algo. 

—Deja de decir eso —dijo mientras me guiaba hacia la zona donde había unos conjuntos—. No tienes ropa para arreglar. Y la fiesta de medicina es de ir bastante arreglada, ya lo sabes. Aunque, bueno, el año pasado te escaqueaste.

Sonreí. Justo ese fin de semana vinieron nuestros padres a vernos y me quedé cenando y jugando a juegos de mesa con ellos toda la noche. Pero este año no iba a tener tanta suerte. Los dos estaban fuera del país por temas de trabajo hasta el mes siguiente. Además, si iba a esta fiesta podía librarme sin que me fastidiasen de alguna de las de las hermandades, que eran las peores. 

—Listo —dijo poniéndo frente a mí un conjunto negro—. Te quedará perfecto. No tienes ni que probártelo.

—¿Seguro? —contesté mirando la etiqueta—. Sé que tienes un don para estas cosas, pero no sé yo... ¿La parte de arriba es un top?

—Shhh —respondió mientras ponía un dedo en mis labios— Hazme caso, con los tacones amarillos te quedará genial. Sonia te los prestará, seguro. 

Etéreo [Luces de colores 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora