Capítulo 3

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-Gracias, prometo que enseguida te la traigo. – Sin pararme a pensarlo dos veces salí corriendo del lugar.

Llegué a mi casa lo más rápido posible, le mande un mensaje de texto a Nicolo, pero mi amiga había contestado burlándose de mí, lastimosamente no pude contestarle como a mí me hubiese gustado, pero influyó a que regresara hasta que iniciara el show, eso sería dentro de unas 6 horas, infinitas gracias a ese chico, porque el sueño era más grande que mis ganas de trabajar.

Al entrar a la casa me quité el pantalón y lo aventé con furia a la pared más cercana, con la camisa era diferente, esa me la había quitado con cariño y la doblé y la dejé en el piso, sabía que este no sería mi día pues de alguna manera todo se me iba de las manos. Me dirigí al baño en el segundo piso, acomodé todo para tomar un baño agradable, un poco de agua caliente y todo se iba. También para poner a lavar la sudadera de la rubia.

Cuando termine de ducharme, sequé mi cabello y me lancé a mi cama completamente desnuda, lo cual es hermoso porque vivo sola y era tan satisfactorio dormir así, antes de ceder al sueño hable con Sasha y le había pedido que llegara mi casa para no confiarme del despertador, tome una manta y me enredé.

El calor que me proporcionaba la manta era tan bello, que no tarde en quedarme dormida.

-Cariño, mira, estas son unas pequeñas cosas que encontré de regreso del trabajo. – Siempre con una sonrisa en los labios, una sonrisa llena de 'amor'.

-Gracias. – Le di un beso, tomé la caja donde estaba todo. Me senté en el sofá de la sala y él a un lado mío, quite la tapa con cuidado mientras lo veía a los ojos, en el interior se encontraba una peineta con una flor la cual desconozco de color rosa, debajo de ella parecía ser algo tejido de color rojo. – Mi amor, esto es precioso. –

-Santo cielo, me alegro de que te gustara, pero cuando lo vi inmediatamente pensé en ti y en lo hermoso que quedara en ti, en tu bella piel. – Acarició lentamente mi mejilla, con su pulgar delineó mis labios. La mirada de amor se mezcló con una de deseo, con esos ojos verdes y la forma en la que me transmite todo, me estremeció por dentro, poco a poco la distancia iba disminuyendo. – Cada cosa que te llegas a ponerte te hace ver tan preciosa, tan sexy. –

De inmediato su boca impacto con la mía, era un beso con pasión y éxtasis, mordió, chupó y lamió todo lo que quería, tomó mi labio lo apretó un poco se alejó, dejándome con un fuego por dentro, él sabía que con ese beso podría tenerme a su disposición. Su mano pasó de acariciarme la mejilla a acariciarme la espalda baja y traviesamente la otra empezó a deslizarse sobre mi pecho.

-Mikasa... - Gimió muy leve y lo bastante grave para perderme.

-Mikasa... -

-Mikasa...-

-Mikasa, por favor levántate y ponte algo de ropa. –

Me levanté desorientada, con la mirada borrosa, pero pude distinguir que era Sasha la que me estaba hablando mientras me colocaba la manta alrededor de los hombros.

-Siempre es lo mismo, es desagradable verte desnuda. – Me dijo mientras se dirigía closet, esa frase me causó un poco de ruido, pero lo ignore. – No digo que tienes una mala figura, solo que ver a mi mejor amiga desnuda no es algo que pienso antes de entrar por esa puerta. –

-Bueno, para empezar, sabes que es como duermo y estar así es bastante cómodo. – Me senté a la orilla de mi cama y estiré los brazos, me coloqué la manta como una capa de hechicero. –Sentí que no vendrías. –

-No quería, solo que quitarte esta oportunidad de trabajar para la banda sería muy egoísta de mi parte. – Me entregó ropa interior con los ojos cerrados. – También porque me pasarían todo tu trabajo. Chica, trabajas en lo pesado. –

This Song Saved My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora