Prólogo.

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Estoy harta de la rutina, ya no quiero seguir así, mi vida es demasiado aburrida, siempre es lo mismo:
Levantarme.
Asearme.
Arreglarme.
Hacer las mismas cosas aburridas de siempre.
Dormir.
Me gustaría hacer otras cosas, salir de está aburrida ciudad, conocer nuevos lugares, romper con esta rutina.
-Verónica levántate, es tarde para el Colegio - decía mi madre mientras trataba de despertarme empujándome de la cama.
- Mamá, cinco minutos más - dije aún medio dormida.
- ¡Claro que no, es muy tarde! - dijo ella casi gritando. - Además, hoy tengo una junta muy importante y no puedo llegar tarde - concluyó.
Entonces, me levanté, me asee, me vestí y baje a la cocina para tomar mi desayuno. Claramente ese no fue mi día, al abrir la leche para mi cereal se me regó toda en el uniforme. Cuando quise cambiarme mi mamá enfurecida llego y dijo:
- ¡Verónica, no hay tiempo, nos vamos! -
Y no la culpaba, no era fácil ser ella, se había divorciado de mi padre, pero aún lo seguía amando; además, tenía que hacerse cargo de mí y tenía que atender su trabajo que era casi de tiempo completo.
Subimos al carro, yo siempre voy en el asiento del copiloto manejando la radio. Esa mañana no la quería encender y decidí hablar con ella.
-¿Má'?- dije.
-¿Qué pasa Vero? - dijo ella ya calmada y concentrando su vista en el camino.
-¿Extrañas a papá?- le pregunte algo apenada pero decidida.
Un extraño silencio de pronto invadió el área.
La pequeña señal de serenidad en ella se desvaneció y en lugar de eso apareció una mueca de tristeza en su rostro.
-¿Por qué la pregunta Verónica?- dijo en un tono serio.
No sabía que decirle.
-Curiosidad-
-Verónica, te pediré algo; por favor no vuelvas a mencionar a tu padre, es algo complicado y no me gusta hablar del tema-
Me que de callada y le pedí una disculpa.
Seguimos el camino, por un rato nos quedamos en silencio, después encendí la radio y la escuche en lo que llegábamos al Colegio.
Por fin llegamos, mamá me dejó en la puerta y me despedí de ella.
Al entrar vi al director pegando algo en la pizarra de anuncios.

¿Me dejarías entrar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora