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Sencillamente usted amada mía
Me pone necio

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mia se veia una y otra vez frente a su espejo con ambas manos ocupadas por unos vestidos, uno azul y otro burdeo.

le echo un vistazo al reloj que llevaba en su muñeca, faltaban 30 minutos para que sus compañeros pasaran por ella. finalmente, se decidio por el vestido burdeo, lo combino con unos tacones y cartera dorada.

retoco su peinado, maquillaje y ropa para mensajearles y avisarles que ya estaba lista.

habia terminado con erick, pero nadie sabia.

- ¿que hay?. - hablo chifuyu con su brazo fuera de la ventana, kazutora se bajo para saludarla y abrirle la puerta trasera.

- lo siento, me demore un poco mas. - dijo cuando subio, sentia como ambos adultos la observaban de reojo.

- al parecer valio la pena, te ves preciosa. - halago kazutora, chifuyu mordio sus labios para evitar reir de lo patetico que se veia diciendole esas cosas.

por otra parte, ella ocultaba su sonrojo bajo la base y rubor que se habia aplicado. penso que la ojearia cuando estuvieran solos y despues de un rato, no ahora mismo.

- gracias, tu igual.

fue lo unico que atino a decir. kazutora jadeo ante lo fortuito de aquellas palabras e hizo una mueca, chifuyu solo aclaro su garganta ayudandolo ante su mudez.

- si, esta noche se ve bonita, debe ser porque hoy cumplimos otro año trabajando.

- ¿que dices?, es por mia, ella hace preciosa la noche.

- ¿¡quieres dejar de adularla un momento!?.

- ¿te pones celoso o que?. - ambos se habian molestado, uno por no poder coquetear en paz y otro por sentirse ignorado.

- bueno, como decia...

- si, si, es que, Sencillamente usted amada mía, con todo el respeto del mundo, se ve mas hermosa de lo normal.

- si vi mis hirmisi di li nirmil, ¿se te olvida que tiene novio?.

auch, golpe bajo para ambos.

- prosigo, si me interrumpes me lanzo del vehiculo en movimiento. - aclaro su garganta.

- perdon, mia Me pone necio.

- ¡te voy a matar, kazutora!.

ambos comenzaron a pelear verbalmente frente a mia, la cual solo se limitaba a reir e intentar detenerlos, evitando asi cualquier accidente.

al llegar, ambos se bajaron y ayudaron a la señorita a bajar. ofrecieron sus brazos como todos unos caballeros, cosa que acepto sin pensar y se encaminaron a un paso medianamente rapido.

- ¿no es este restaurant muy formal?.

el pelinegro desabotono su camisa desconcertado, segun el, de verdad era muy lujoso.

el de mechas solo se concentro en no tropezarse ni ponerse nervioso, no queria volver a cagarla.

- ¿encuentras esto formal?, en mi pais los restaurants asi son comunes. - la rubia arreglo su cabello cuando cruzaron la entrada y esperaba a que el recepcionista pidiera sus nombres.

necio - kazutora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora