Llegada al hotel donde actualmente se alojaban los dos hermanos, procedieron a bajarse del patrulla y entrar en él. Horacio tenía pánico, su hermano no solía reaccionar bien ante sus intentos de suicidio, y aunque no lo parezca, este acababa de ser uno.
En cambio, Greco, estaba confuso, ¿Ese muchacho vivía en un hotel? Ahora se estaba empezando a imaginar mil historias, ¿Acaso había escapado de su casa?, ¿Su familia le pegaba y tuvo que huir? Todo estaba empezando a cuadrar, seguramente aquel muchacho no tenia mas fuerzas y simplemente quería acabar con todo, como la mayoría de personas. Se iba a preguntar más cosas aún, hasta que la voz del chico de cresta se hizo presente en todo ese silencio.—Comisario.— dijo Horacio, parándose en medio del pasillo, mirando como se quedaba a pocos metros de él. —¿Por qué me está siguiendo?—
Greco se le quedó mirando, en verdad hasta el se hacía esa pregunta, ¿Por que cojones lo estaba siguiendo?.
—Usted literalmente le acaba de suplicar a dos individuos totalmente desconocidos que le peguen un tiro en su cabeza, por seguridad y por normativa del protocolo del CNP, debemos hablar con uno de sus familiares para asegurarnos de que estará seguro. Y en caso de ser algo muy urgente, garantizarle hoy mismo una visita a un profesional.— y aunque parecía una frase memorizada desde hace años, se la acababa de inventar, algo le decía que ese chico no estaba bien, y no iba a dejar que se matase, Por algo era comisario, ¿No?. Además, en comisaría si había un sistema psicológico, solo que era bastante caro, y viendo que el chico vivía en un hotel no creía que podrían pagar 150€ por sesión.
—Mi familia esta muerta— salió en casi un susurro alto de la boca del de cresta.
A Greco se le erizó la piel, joder, ¿Ya la había cagado?
—¿Usted vive solo?— dijo intentando cambiar el tema.
—Vivo con mi mejor amigo— soltó Horacio yendo hacia la habitación donde actualmente estaban.
—Quiero hablar con él— dijo el de barba siguiendo a paso lento al de cresta.
Horacio no respondió, solo tocó la puerta de su habitación y espero a que su hermano le abrirse.
Greco estaba a pocos metros de él, esperando a que abriesen al chico para hablar con su mejor amigo.Se oyó el manillar de la puerta abrirse, seguidamente salió de esa habitación un chico rubio, que no se demoró ni dos segundo en abrazar a su hermano.
—¡Tío perdoname, no era mi intención hacerte sentir mal, joder!— dijo el de ojos azules con un tono de arrepentimiento que era notable, al ver que su hermano no le correspondía al abrazo le llegó el picor a la nariz y su labio empezó a temblar, de manera que se separó y lo miró a los ojos. —Horacio por favor...— Iba a seguir hablando, pero una voz lo interrumpió.
—Buenos dias— dijo Greco seriamente. —Quería hablarle seriamente sobre Horacio.—
Gustabo se quedó algo sorprendido, ¿Que coño hacia Horacio con un policía? ¿Acaso había robado?, ¿Ya se estaba metiendo en líos? Después hablaría con Horacio, y no exclusivamente se unicornios, iba a ser una conversación sería.
—Si,si, pase adentro— dijo haciendo un gesto para que pasase.
Greco entró y se sentó en el sofá que había en la pequeña sala.
—De acuerdo, vamos a comenzar presentándonos— tragó saliva para poder seguir —Su mejor amigo, Horacio Pérez, ha pedido a dos personas que actualmente están en busca y captura que le peguen un tiro en la cien.— dijo dirigiendo su vista hacia el de cresta.
Gustabo se le quedó mirando, en otro momento diría que fuese mentira, pero Horacio ya había vivido tantas cosas que ni siquiera le sorprendía eso, no era la primera vez que Horacio se quería matar, y mucho menos iba a ser la última.
—G-Gus... ¡Te prometo que te puedo explicar!— se oyó decir desde la boca del que actualmente tenía una cresta teñida de rojo. —¡Ellos querían tenerme de rehén, yo solo quise hacerme la víctima para que me dejasen libre!— su tono se notaba desesperado, y era normal, ¿Como reaccionarias si alguien totalmente desconocido le está diciendo a una persona que consideras tu hermano que te querías matar? —Ademas, este tío no sabe ni lo que dice, seguramente se un acosador de mierda de estos que dice ser policía y solo quiere saber tu dirección para violarte.—
Greco tosió irónicamente y de su bolsillo sacó su identificación, la puso sobre la mesa de manera que se pudiera apreciar que era verdadera.
—Deseo hablar con usted, ¿Gus?— no estaba bastante seguro de su nombre, pero Horacio lo había llamado así, por lo que sería un apodo o una abreviatura según Greco.
Gustabo sonrió y soltó una pequeña risa antes de hablar.
—Gustabo con B de bombón, agente.——¿Gustabo con b?— Preguntó intentando aguantarse la risa. —Tus padres no daban para lengua—
Horacio estaba bastante incómodo allí, los presentes se dieron cuenta de eso, y decidieron mandarlo a su habitación, que Horacio rápidamente fue, sin rechistar.
—Bueno, no he venido a hablar sobre la ortografia de tu maldito nombre— Greco ahora ya se había puesto serio —Tu amigo necesita ayuda urgente, en comisaría tenemos un sistema para estas personas, en el que al menos les pueden ayudar un poco.— terminó de hablar y suspiró cansado, verdaderamente ese chico se le hacía atractivo, pero él lo tenía claro, era hetero, solo le parecía guapo.
—Joder...— Gustabo no sabía que cojones hacer, él quería proteger a su hermano, pero él no ponía de su parte en nada, apoyó su espalda en el cojín y se puso a mirar al techo, la situación de Horacio estaba acabando con él.—No es la primera vez que lo hace, mi hermano ha sufrido bastante desde que tan solo era un adolescente, su padre le gritaba solo por su orientación sexual, sobre lo que era, sobre su cresta, que era muy débil, que nadie lo iba a querer y cosas así... A él todo esto lo está matando mentalmente, ¿Pero qué coño quiere que hagamos? Hemos vivido la mitad de nuestras vidas en la calle, robando comida, justo hoy hemos llegado a esta ciudad, no tengo dinero ni para comprar una casa, ¡Estamos en la mierda!— después de soltar todo esto se levantó de la silla, se puso de manera en que le daba la espalda a Greco y apoyo sus dedos índice y pulgar en el hueco que hay entre sus ojos, intentando calmarse para no reventar en lágrimas. —Soy un hermano de mierda, solo quiero hacer una cosa tan simple como ayudarlo a ser feliz, pero ni eso puedo hacer...—
Iba a seguir hablando, pero sintió unos brazos abrazándolo por la espalda, buscando calmarlo y darle un toque de apoyo. Al principio estaba algo incómodo incómodo, y era normal una persona que no conoces te acaba de abrazar. Pero luego de unos segundos se giró y le correspondió al abrazo.—No se vuestra situación ni nada de ustedes, pero estoy seguro de que usted es un hermano increíble, se nota que os queréis mutuamente— Greco se separó de él y se puso enfrente suyo —y bien, ¿Se va a quedar allí llorando como un huevón o va a demostrar que usted es un león?— dijo en un intento de animarle.
Gustabo soltó una pequeña carcajada, le sonrió y se secó las lágrimas.
—Gracias...—Después de pocos minutos hablando, la radio se Greco sonó, avisando que había un código 3. Por lo que se tuvo que ir corriendo, se despidió de García y salió por la puerta del hotel rápidamente.
Después, Gustabo fue a la habitación de Horacio, se lo encontró llorando, hecho bolita en la cama,como ya era habitual. Pero Gustabo ya sabía cómo calmarlo en estos momentos. Se acercó a él y lo abrazo por atrás, controlando un poco que no se hiciese nada, estuvieron así varios minutos, hasta que Horacio cayó en el sueño y Gustabo lo acompañó.
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𝑫𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐...
RomanceViktor Volkov y Horacio Pérez se conocieron mediante una página web, lo que no sabían es que ellos dos ya se conocían desde hace mucho más tiempo del que se esperaban.