¿Es el amor lo que me hace sentir así? [Peacemaker x Vigilante]

Disparos en coches

Chris ni siquiera se había follado a alguien con los ojos cerrados antes, pero fue una experiencia bastante emocionante. Era como si pudiera imaginar cada parte de él, las manchas y cicatrices, las imperfecciones perfectas.

Ni siquiera sabía su nombre y mucho menos su cara.

Conocía su voz y por ahora eso era suficiente.

No se habían movido del bosque, atrapados en la pasión de todo. Se habían apoyado contra la gruesa corteza del tronco del árbol, besándose, jadeando.

Algo había tomado el control de ellos y en poco tiempo, Chris se bajó los pantalones mientras Adrian se bajaba los suyos y en poco tiempo estaban tocando la piel y rebotando arriba y abajo. Chris empujó a Adrian contra el árbol, Adrian se levantó y ató sus piernas alrededor de las caderas de Chris.

"¡Oh Dios!" Adrian puso sus manos en la cara de Chris, sus mejillas estaban húmedas pero aun así se sentía agradable al tacto. Estaba tan hambriento de tacto que tomaría cualquier cosa pero esto era tan diferente, algo que había anhelado. Todavía se sentía como un sueño si era honesto.

El mejor sueño.

Chris lo levantó y luego lo acostó en el suelo, sin soltarlo ni por un momento. Adrian era más pequeño que él y tenía miedo de que si perdía la concentración lo aplastaría. No es que dejara que eso sucediera. Fue tan extraño.

Vigilante era a quien conocía. El hombre salvaje, engreído, de palabras fuertes, que podría matar a un hombre con una bala en la cabeza o con un chasquido en el cuello.

Pero, ¿quién era el hombre bajo la máscara?

Empujándose dentro y fuera y dentro y fuera y luego jadeando y jadeando. Luego se quedaron en el suelo, Chris rodó sobre su espalda y dejó que Adrian se pusiera la máscara antes de abrir los ojos.

"Mierda." Chris rió levemente, mirando al cielo. "Eso fue..."

"¿Bueno?"

"Sí. Bueno." Chris sonrió, mirando al cielo.

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Todo lo que Chris había pensado durante días era en quién era Vigilante. Su mente se sentía como un disco rayado, preguntándose y preguntándose una y otra vez y jodiendo otra vez.

"A la mierda".

Chris fue a ese restaurante italiano del que escuchó. Había pasado un tiempo desde que había estado en un restaurante adecuado. La comida de la prisión era... comestible.

Encontró un reservado, pidió una cerveza y se sentó allí, jugueteando con los pulgares. La máquina de discos, en el otro extremo, estaba reproduciendo una melodía que había escuchado innumerables veces antes, pero no podía identificar cuál era el título.

"¡Sí, sí, te escuché la primera vez!" Chris pudo escuchar a alguien gritar desde el bar. "Bastardo. Avutarda real. De adulto. De cosecha propia".

Había algo en esa voz. Algo más en lo que no podía poner su dedo.

"Ve y sirve a la gente, Adrian. Idiota". El gerente replicó, golpeando al empleado en la nuca.

"Bien, cielos, Louise". Adrián levantó furtivamente su dedo medio hacia él mientras el gerente regresaba a la cocina.

Adrian sacó algunos vasos del lavaplatos y luego los colocó en los lugares correspondientes en los estantes antes de verificar si alguien necesitaba tomar pedidos.

Miró hacia la cabina y su corazón se detuvo por un momento cuando vio el rostro inolvidable de Christopher Smith. ¿Qué mierda estaba haciendo aquí? Ese horrible sentimiento desapareció bastante rápido y la adoración tomó su lugar. Él sonrió desde la barra, mostrando sus dientes brillantes. Esta podría ser su oportunidad de hablar con Chris como él mismo, no como se disfraza.

¿Aunque se atrevió a hacerlo?

¿Qué pasaría si Chris se diera cuenta?

Él podría hacer eso.

Chris no era un idiota. Él no era estúpido.

¡Ah! ¿Por qué era esto tan jodidamente difícil? Ya hizo lo difícil. Todavía podía sentir su toque contra su piel, sus manos cálidas y suaves. No pensó que sus manos serían suaves. No alguien como él, tan peligroso como él porque eso era lo que era. Adrián era peligroso. Chris era peligroso.

Ambos eran peligrosos, pero ¿se suponía que su amor lo era?