Capítulo uno.

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Angie escribía para vivir y no vivía para escribir como tantos otros lo hacían. Es así que terminar su carrera no le fue tarea difícil, simplemente hacía lo que le gustaba y aprendía en el proceso. Su título estaba más cerca que nunca, solo la separaba de él su tesis. Consistía en su obra más importante, pero aún no estaba ni cerca de finalizar. Tampoco era algo que la angustiara, estaba disfrutando el proceso y lo tomaba con total calma. 

Gracias a sus buenas, por no decir excelentes calificaciones, había logrado acceder a uno de los puestos de trabajo que ofrecía la universidad. El trabajo de medio tiempo le daba la libertad suficiente para continuar con su obra y además le ayudaba con su sustento, aunque también gracias a sus calificaciones, contaba con uno de los pequeños apartamentos que la universidad ofrecía a estudiantes de otras provincias. 

En la biblioteca, se sentía en casa. Se trataba de un ambiente tranquilo y su horario nocturno le brindaba mucho tiempo a solas para pensar y crear; además, estaba rodeada de libros y una escritora amante de la poesía, no podría pedir más. 

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El primer día que la vio, la castaña estaba sentada en una de las pequeñas mesas individuales más alejadas de la puerta y por ende más tranquilas de la biblioteca. Tenía sobre la mesa tres libros de filosofía y grandes ojeras en sus ojos. Angie no la vio entrar y se sorprendió por ello, solía estar atenta a quien entraba y salía del lugar y además reconocía a todo el que alguna vez haya estado allí... a excepción de la chica. 

Angie la observó, se veía realmente agotada y concentrada en su libro, pero no pudo evitar sentirse atraída hacia aquella chica, y no solo físicamente, a su alrededor un aire de paz y a la vez misterio hicieron que Angie no pudiera quitarle los ojos de encima por varios minutos. 

_Disculpa... ¿Me ayudarías a encontrar un libro? 

La voz de una chica la distrajo y agradeció por ello. Sin dudarlo se puso de pie para ayudar con la petición, y es que ella ya conocía la ubicación de casi todos los libros y se enorgullecía por eso.

Cerca de la medianoche su turno estaba por finalizar y debía ordenar y cerrar el lugar como cada día. Ordenó los estantes y al recoger los libros que algún descuidado había dejado sobre las mesas, se sorprendió ampliamente al ver a la chica castaña, dormida y apoyando su mejilla en la fría madera. Debía estar realmente agotada para poder dormir en aquella posición tan incómoda, con pesar decidió despertarla.

Angie se acercó sin hacer mucho ruido y tras inclinarse para acercarse murmuró tratando de no asustar a la chica.

_Disculpa... 

No había respuesta.

_Ey, estás en la biblioteca, deberías ir a casa... 

Aún no había respuesta. La chica no se movía, por lo que decidió avanzar un poco más y  tomó su brazo con delicadeza y comenzó a moverlo suavemente.

Funcionó, la chica abrió sus ojos de par en par y los fijó en los de la peliazul, la cual no evitó apreciarlos unos segundos. Acto seguido se puso de pie y retrocedió un paso antes de hablar.

_Lo siento, no quería asustarte, pero tengo que cerrar.

_Perdón por dormirme, no sé qué me pasó. Perdón. 

La castaña se disculpaba torpemente, era evidente que aún estaba algo dormida, mientras guardaba sus libros en un pequeño bolso, mientras sus mejillas estaban levemente sonrojadas.

_Tranquila, podés dormir acá siempre que quieras. 

Decidió bromear, Angie, ya que el ambiente se había tornado un tanto serio e incómodo. A cambio obtuvo una sonrisa de la castaña y agradeció haber hecho aquel comentario, posteriormente la vio salir por la puerta de la biblioteca escondiendo un bostezo.

La escritora mantuvo su mirada fija en la chica por solo unos segundos y la vio cruzar la calle. Realmente esperaba que alguien viniera por ella o no tuviera que caminar mucho, ya que la noche estaba asentada, se sintió culpable por haberla despertado.

Solo ordenó un poco más y se colocó su abrigo para luego salir de la biblioteca tras cerrarla. Estaba agotada y al llegar a su apartamento, agradeció que su compañera ya estuviera durmiendo, porque solo quería caer en su cama. Aun así, la chica que dormía en la biblioteca seguía en su mente.

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Hola! Volví con una nueva historia original, espero les guste. :)

Brangie -Biblioteca nocturna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora