Capítulo 5:

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Harry intento poner sus manos dentro de mi polera, no obstante a eso lo empuje fuertemente quitándome de encima.

-¡Conmigo no juegues así perra! - grito furioso dando un buen golpe a la pared.

-No me hagas daño Harry - le suplique en un sollozo.

-Seras mía, aquí ahora mismo y siempre - La voz de Harry suena fría y calculadora.

Una roca se ha instalado en la boca de mi estomago y se siente como si pudiese vomitar en cualquier momento. El latir de mi corazón es precipitante e inestable y el terror recorre mi venas y me paraliza por completo. No puedo moverme. No puedo gritar ni siquiera puedo respirar como se debe.

Agarra mi antebrazo y tira del fuertemente empujándome a la cama que se encuentra en el cuarto. Harry se acercó a mí de manera intimidante mientras mis ojos miraban el piso. No quería verlo, no quería que me viera llorar. Aunque mis mejillas sonrojadas y húmeda junto a mi roja nariz, delataba mi llanto. Cuando su mano agarro mi mentón mientras escaneaba mi rostro con una sonrisa. Quería gritar pero mi voz no salía.

-Quiero que me mires – Ordeno. Mis ojos miraron sus pupilas verdes levemente dilatadas.- Quiero que sepas que cada cosa que te ocurra esta noche es por culpa de tu hermano y nada más de el. Espero y te lo grabes de memoria y si no lo haces me asegurare de ello.-Se acercó más a mí y me susurro- Amaras esto muñeca – Dijo.

De uno de los cajones de las pequeñas mesitas de noche, sacó una navaja ¿Qué me iba hacer?

 Él estaba sentando a horcajadas sobre mí con una sonrisa maliciosa en su rostro. Una de sus muñecas agarraba mis dos manos y con la otra sujeta la navaja.

Antes de que pudiera intentar forcejear una vez más. Sus manos cogieron las cuerdas que ya hacían en una de las mesitas de noche que se encontraban en el cuarto. Envolvió mis muñecas a los postes de la cama para luego hacerle un fuerte nudo. Después se pasó a mis piernas amarrándolas igual de fuerte dejándome inmóvil.

Empecé a chillar y a llorar mientras veía como Harry miraba hacia mí con extrema furia.

Estampó sus labios contra los míos. Sus labios se movían contra los míos de una forma animal mientras yo me quedaba estática. Antes de pensarlo, un instinto de defensa salió haciendo que clavara mis dientes en el labio inferior del rizado, no de manera excitante. Lo mordí fuertemente hasta que sentí la sangre colocarse fuertemente en mi boca. Gimió adolorido. Se alejó de mí haciéndome pensar que ya se iba, pero antes de que lo pensara su mano se estampo contra mi mejilla por primera vez en la noche.

Nunca en la vida ningún hombre me había puesta la mano encima, Dylan siempre me defendía incluso aunque el recibiera los golpes de parte de mi padrastro. Pero el ya no estaba aquí para defenderme.

-Perra! – Dijo furioso mientras cogía la navaja.

Puso la parte filosa de la navaja al principio de mi vestido. Impulso su brazo hacia abajo rasgando toda mi vestido y abriéndolo por la mitad. Mi corpiño quedo a la vista mientras veía a Harry sonreír con satisfacción. Empecé a forcejear pero cuando un gruñido intimidante salió de su garganta empecé a estremecerme. El castaño puso la navaja a un costado y llevo sus grandes manos a mis pechos, los cuales, fueron acariciados lentamente. Chille debido al asco y repulsión que me había causado su  agarre y una sonrisa maliciosa apareció en su rostro.

-Detente- Grite en tono de súplica.

El besaba mi cuello al tiempo en que sus manos se movilizaban mas allá de caderas, tocando mi cintura, mi abdomen y mis piernas.

Todo había empezando contra mi voluntad, pero jamas en la vida ninguna hombre me había tocado de esa manera, aunque fuera obligada, sus tactos eran de una pluma, que todo lo que toca lo provoca. 

Todo dio un giro de 360 grados, su tacto me provoco un gemido que provoco una pequeña risa de parte de el, mientras que mi me dio vergüenza.

-¿Te esta gustando eh? -su voz era mucho mas ronca, decorada por la excitación.

Estaba asustado por mis propias reacciones, Harry había encontrado mi punto débil y esto no debía de a verse manejado de esta forma.

-Dime que esto te esta gustando - gimió en mi oreja - Y te daré lo que quieres.

No sabia que contestar, estaba aterrada por mis propias reacciones y excitada por las de Harry.

-Anda dímelo - farfullo, mordiendo mi oreja.

-S-si - gemí ante aquel tacto, estaba molesta por lo que acababa de decir, avergonzada sin mas.

-Pues sera para lo otra, porque ahorita no me tienes muy contento - dijo levantándose de la cama, para dedicarme una mirada burlona, salio del cuarto dejándome atónita y humillada.





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