Esto no se trata de una historia extensa, con montones de capítulos por leer ni mucho menos un relato que haga volar tu imaginación, pero si te aseguro que te hará reflexionar, aunque sea un poco.
Llevo días pensando en mi pasado.
Historias de amargura y felicidad llegan a mi cabeza instantaneamente.
Podría sentarme una semana completa, a pensar en todo lo sucedido, lo bueno y lo malo.
Todos tenemos un pasado, con cosas buenas y no tan buenas que muchas veces nos atormentan. Ése pasado regresa a nuestras mentes y nos tortura día con día, haciendonos pensar sobre lo que pudimos haber hecho y no hicimos, o lo que claramente no debimos haber hecho.
¿Es que acaso no podremos perdonarnos nunca?
Solemos perdonar a las demás personas, sin embargo se nos hace tan dificil perdonarnos a nosotros mismos.
Sentada en mi habitación lloro un pasado que me atormenta, queriendo olvidarlo rapidamente y seguir adelante con mi vida.
Por otro lado, pienso en mi futuro.
"¿Quién quiero llegar a ser? "
Me lo he preguntado millones de veces, sin embargo sigo sin obtener una respuesta concreta a dicha pregunta.
A pesar de todo, he llegado a una conclusión...
Las cosas buenas, las cosas malas, nuestro pasado, nuestro presente, lo que somos, lo que queremos ser, todo eso tiene un proposito.
Si estamos aquí es por algo, todos tenemos una razón de ser. Por más que duela, por más débil que te sientas, sabes que debes seguir adelante, para conseguir esa meta.
Esa meta que aunque quizás aún no sepamos bien cual es, sabemos que está ahí. Esa meta que tenemos que cumplir.
¿A qué se debe todo esto?
Si tienes problemas, si la vida muchas veces no es justa contigo, o si tú mismo/a haces un mundo por cada pequeña situación, ¡ENTIENDELO!
Vales demasiado como para pensar que no puedes seguir adelante, si has llegado hasta donde estás ahorita es porque tienes un proposito que debes cumplir, aunque todavía no tengas claro cual es.
No hay necesidad de rendirse.
Aunque cueste y sientas que ya no hay fuerzas dentro de ti, creeme que si las hay.