Bueno mis amores, dice Lily, el tiempo se nos ha terminado, ya no habrá más tiempo libre, los buenos momentos que aquí hemos vivido, solo serán eso, recuerdos. Ya se encontraban en la terminal de autobús pues acababan de llegar y por supuesto nadie las esperaba. Como ya eran pasadas las cinco de la tarde, lo mejor era apresurarse para llegar a casa, no las fuera a agarrar la noche por esos lados. Las tres amigas, se dirigieron hasta la parada de taxis donde tomarían cada quien el suyo para dirigirse a sus respectivos hogares, bueno si así se podía llamar la casa de padre de Lily.
Ya de regreso en casa de su padre, Lily tiene que enfrentar a su madrastra.
Uuuy, se acabó la alegría, comento Dalia, la madrastra de Lily.
La chica se estremeció apretando los puños contuvo la rabia que aquel comentario le causaba, no quería comenzar un problema si recién llegaba de unos días de tranquilidad y descanso en el campo.
Allí parada conteniendo la rabia, se quedó callada y como petrificada.
No vas a decir nada, replicó la madrastra.
Lily respiro hondo mientras sentía como las manos le sudaban, dio la vuelta y sin decir palabra alguna se dirigió hasta su habitación, allí rechinaría de rabia, pero no le daría el gusto a esa bruja de verla molesta, además, por lo visto su padre no se encontraba en ese momento en casa o de lo contrario, su llegada si hubiese sido bienvenida por su amado padre. Cosa que Dalia sabia disimular muy bien para que su marido no se percatara de del desprecio y antipatía que sentía por su amada Lily.
Ni una lágrima, ni una sola lágrima, se repetía en Lily en su cabeza.
Como podían existir seres tan perversos y manipuladores como Dalia. Como podía ser tan desagradable e injuriosa, la sola idea de tener que verla molestaba a Lily.
Personas como Dalia no merecían vivir la vida que vivían y aparecer ante la gente como lo que no eran, solo aparentaba ser una dama, bondadosa y caritativa. Cosa que Lily sabía que no era así pues lo había vivido en carme propia. A veces pensaba que lo mejor sería asesinarla para que ya no hiciera más daño ni a ella ni al mundo en sí, pues tan hipócrita era que, aunque hiciera caridad para mantener su apariencia, solo hacia daño pues el engaño es la perversión más grande que puede existir en cualquier ser humano.
Recostada en su cama Lily recordaba los días tan maravillosos que había pasado en su retiro obligatorio en el campo, recordaba las tardes de tertulia con sus amigas, los paseos por el campo, y muy particularmente esa tarde anterior a su regreso cuando tomaron ese baño en el arroyo, fue una tarde inolvidablemente grata. Estos recuerdos le dibujaron una sonrisa en su hermoso rostro. Como se sentía algo agotada, decidió quedarse echada en su cama, no le provocaba ir a cenar, por el solo hecho de tener que verle la cara a su madrastra, cualquier posibilidad de sentir hambre se disipaba. Entonces cerró los ojos y se dejo llevar por la tranquilidad y oscuridad reinante en su habitación. Total, si no veía a su papá esta noche, lo vería mañana. Acaso él se había preocupado por estar allí para recibirla o de ir a recogerla a la terminal de autobús. Nada sería hasta mañana. Lo que ella no sabía es que el hecho de que su padre no la hubiese ido a buscar a su llegada, fue una argucia tramada por su madrastra para que su padre no estuviese allí en el momento de su llegada. Cuando Lily se enterase de eso, la odiaría aun más.
Al amanecer del día siguiente, Lily con todo su entusiasmo, se despertó se dió un estiron y se levanto de la cama para arreglarse y comenzar su nuevo día, aunque no lo admitiera estaba ansiosa por encontrarse con su padre, él era la única razón que la mantenía en ese lugar, cuando salía del baño ya lista para ir al comedor, escucho que sonaba el timbre. Eran sus amigas Carmen y Gabriela quienes venía dispuestas a llevarse a Lily y hacer algo diferente a lo rutinariamente acostumbrado. Hasta el momento ellas eran sus mejores amigas, una amistad forjada en un montón de vivencias y secretitos complices que las unía de una manera especial.
Contrario de lo que pudiera aparentar, estas tres chicas llevaban una vida tranquila, a su manera y sus diferentes circunstacias pero tranquila, de todas Gabriela era la que parecía ser como un poco alergica al mundo y todos sus embrollos, a ella le gtocaría vivir situaciones buenas y no tan buenas que rosarían su ser marcándola significativamente. Entre tantas cosas, conocería a Heriberto, un chico de piel clara y ojos verdes que la cautivaría, aunque él no estará dentro de lo que serán sus buenos momentos. Pero eso es historia para otro momento.
Despues de tomar un café, que fue lo único que les apetecío, pues allí se encontraba Dalía y no quería socializar con ella. A todas esta, aún Lily no se había encontrado con su padre. Las tres chicas salen a la calle y de camino a cualquier parte, pues no tenían claro hacia donde iban, pasaron frente al parque cerca a su casa. No esperaban toparse con nadie, sin embargo, pero allí estaba, para Lily que sería la más sorprendida, no estab segura si era él, o no, pues usaba ropas diferentes a las habituales. Sin embargo, las tres después de mirarse a la cara se enrumbaron hacia donde estaba el personaje. Hola, Raúl, dijo Lily a viva voz.
Raúl quien algo sorprendido y hasta inquieto, voltea para encontrarse cara a cara con las tres amigas, diciendo.
Hola chicas, ¿Cómo están?
La sorpresa era muy difícil de esconder para Raúl, más aún la inquietud que la presencia de Lily de causaba, era más difícil de esconder aún. Gusto de de verlas, replico el chico.
Ah, si gusto de vernos, repuso Lily.
Yo diría que hoy se han presentado ante ti tus peores miedos.
por su parte, Carmen y Gabriela soltarón una indiscreta carcajada, pues estaban muy claras lo que a continuación sucedería.
Sabes lo descarado y come mier... que eres, continuó Lily.
oye, repuso Raúl casi tartamudeando, todo tiene una explicación. Espera y te digo.
Pues no, no me interesa saber tu mentira, eres eso que pienso y hasta allí, no cambiará eso. Terminó diciéndole Lily.
Carmen y Gabriela estaban sorpredidas por la cordura de Lily, pues solía ser más explosiva cuando algo no le parecía o la afectaba directamente a ella, pero al parecer en esete momento su paz interior era mayor a lo que pudiera ocasiuonar el reencuentro con Raúl, total, para ella Raúl era ya un asusnto del pasado que aparentemente no tendría ninguna repercusión en el futuro, solo que la vida da muchos vueltas y más adelante nos puede mostrar otro rostro. Por ahora las inseguridades no aflorarían, ni serían el plato del día.
Mientras y después de ese episodio, las tres chicas siguieron su camino, cada una con su propio mundo dando vueltas en sus cabezas. Las tres se concocían desde muy chicas, pero cada una tenía sus propias ideas, sueños y metas, mientras Carmen soñaba con formar un hogar y vivir una vida tranquila, Gabriela soñaba con convertirse en una artísta, pòr no dejar, famosa. En cambio Lily lo único que rondaba en su cabeza era como escapar de su casa, para alejarse lo más posible de su madrastra, su único lazo era su padre, pero él a pesar de todo el amor que profesaba por su hija, no estaba dispuesto a dejar a la mal intencionada de Dalía. Mientas algo de esos sueños e ideas se concretaban, la vida continuaba.
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Más allá de la pena
Подростковая литератураLily es una joven quien fue abandonada por su madre y dejada con su padre, éste se casa de nuevo. Lily es rechazada por su madrastra, quien, por su desprecio, la hace vivir situaciones penosas, la joven termina siendo maltratada por su madrastra qui...