The tragedy of loving a greek god

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Capítulo único

Celos, fue lo primero que sintió al observar como un simple mortal trataba de cortejar a su hermoso príncipe de tez bronceada, con unos ojos más brillantes y claros que los dominios de Éter, y con un cuerpo que parecía esculpido a base del más experimentado maestro escultor, así como Hefesto esculpió en arcilla con amor y delicadeza cada curva de la hermosa Pandora, la cual se vería semejante a otra simple mortal cualquiera frente a la belleza del príncipe espartano que era poseedor de todo su amor y admiración.

Aún cuando el mayor deseo del dios era interferir al ver la cercanía del cuerpo del aeda, se retuvo de sus impulsos y decidió mantenerse escondido en el sitio esperando que su amado decidiera.

-Siento decepcionarlo aeda Tamiris, pero debo declinar su propuesta de cortejo ya que mi corazón, cuerpo y alma pertenecen a otra persona por el momento, y a ser posible para siempre. -respondió el príncipe a la propuesta del aeda que salió cabizbajo del claro en el que se encontraban.

Cuando los pasos del rechazado hombre ya eran apenas audibles, el mortal volvió a hablar, ahora cerrando los ojos y concentrándose en su respiración para tratar de adivinar con mayor precisión la ubicación del inmortal por el que sus latidos se aceleraban al simplemente notar su presencia.

-Querido mío, siento tu presencia desde hace tiempo, por favor muéstrate ante mí.

La divinidad, obedientemente se mostró delante de su amado, tomando su mano para comunicar su presencia y que así este abriera los ojos permitiéndole perderse en la intensidad de todos los tonos cían que estaban presentes en estos.

Esos ojos, esa nariz, esos labios, ese cuerpo y la hermosa e inexplicable personalidad de Louis, de su príncipe. Le hacía imposible no creer que el muchacho en realidad fuera alguna divinidad semejante a la bella Afrodita.

-Veo que estuviste practicando sin mí los dotes de adivinación que te concedí. -siendo conocedor de lo poco que le gustaba a Louis que se pasara los días y las noches que compartían admirando su belleza y llenándolo de cumplidos, decidió cambiar el rumbo de la conversación antes de comenzar a elogiar su belleza nuevamente.

-Hace semanas que marchaste al Olimpo y no quería desperdiciar el tiempo libre que me creó tu marcha amor mío.

-No me volveré a ir tanto tiempo, no te preocupes querido. Tampoco entraba en mis planes tardar tanto, pero ya sabes como son el resto de dioses, tuve que quedarme más de lo planeado. -el dios de cabellos rizados y ojos verdes se aproximó más al rostro de su amado y cuando ya podían sentir las respiraciones del contrario sobre sus labios se quitó su corona de laureles bañados en reluciente oro que refulgía al entrar en contacto con los rayos de Helios, siendo el nombrado el único testigo de cómo colocaba la corona en la cabeza de su amado. -Espero que esto te sirva como recompensa por tu espera. -dijo Harry alejándose ligeramente para terminar de acomodar la corona dorada en la cabeza del espartano.

-No puedo aceptar esto.

-Sí que puedes y lo harás, tómalo como una promesa. -el rizado soltó su mano se, puso de pie y le ofreció nuevamente la mano al joven príncipe para que este imitara su gesto. -¿Le apetece a su majestad ir al monte a practicar el tiro con arco?

Louis asintió con notable entusiasmo y con las manos entrelazadas comenzaron a caminar sin percatarse que en el claro, como un testigo silencioso había estado presente Céfiro, el que llevaba semanas siguiendo a Louis tras haber quedado prendado de él y su belleza desde el primer momento en que lo vio durmiendo sobre el verde pasto.

☆゚.*・。゚

Con el pasar de los días la cólera de Céfiro solo aumentaba. Las conversaciones que mantuvo con Louis durante el lapso de tiempo de ausencia de Harry no parecían haber significado nada para el jóven mortal.

The tragedy of loving a greek god {l.s} [O.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora