El día en que Lord Voldemort murió.

Cap I , Arrepentimiento en el limbo y unas cuantas verdades.

Tomas quería algo en este momento además de las respuestas a sus preguntas, quería mirar el rostro de esa muchacha una vez mas no por añoranza o alguna cursilería así quería mirarle el rostro para que ella también le viera, que viera el desprecio que sentía y le subía por la garganta. Ese ser que los acompañaba debió sentir sus intenciones ya que de inmediato lo miro o eso imagina ya que la capucha de esa túnica no le permite estar seguro.

-Lo que sea que pienses humano, guárdalo para ti. No tienes derecho a hablar hasta que escuches y eso pasara solo después del juicio, lo entiendes?

Merope y Tomas miraron a el ente, su voz gruesa y plana llego con un mensaje claro sobre las consecuencias de no atender lo dicho, pero les genero más dudas... ¿Qué juicio? Pero más importante... ¿De quién?

No les quedo más que asentir de acuerdo a lo dicho, pero Tomas no evito preguntar esa duda cuando este ente hablo del muchacho, su hijo.

-¿Que carajos es un Voldemort?

El ente le miro nuevamente y luego emprendió camino por un pasillo que se encontraba a la izquierda de donde salió con Merope. Mientras caminaba a paso firme y un poco veloz Merope le siguió al igual que Tomas quien se puso a la derecha de su guía, lo cual este aprovecho para hablarles un poco a sus acompañantes.

-No es un que, es un quién. Lord Voldemort es un anagrama del nombre de su hijo, este apodo decidió llevarlo a lo largo de su vida después de asesinarte a ti y a tu familia e incriminar a su tío Morfin con el asesinato no que sirviera que el hombre disfrutara de la situación. Decidió después del chasco que fue conocerte y conocer lo que quedaba de la familia de su madre que llevar el nombre del hombre que le dejo en esa miserable vida y sufrimiento no era opción.

Merope solo pudo apretar los puños, dolida y llena de tristeza al saber lo que había sido parte de la vida de su hijo. No tenía mucho de haber llegado a este limbo o eso creía ella, el tiempo en este lugar era algo difícil de discernir. Solo sabía lo básico de la vida de su hijo, el mago oscuro más poderoso en los últimos 500 años... Lo único que la hacía sentir reconfortada es que su padre y su hermano recibieron su merecido, como pudo ver la vida de su hijo fue terrible pero no quería imaginar lo que habría sido si Morfin o su padre le ponían una mano a su hijo, podrían haberle hecho lo mismo que le hicieron a ella y a su madre esas malditas sanguijuelas.

Tomas solo podía pensar nuevamente que este tiempo en ese lugar seria para arrepentimientos. ¿Si no hubiese sido un cobarde, si hubiese buscado a Merope y al chico podría haber evitado su muerte, podría haberle dado una vida diferente al chico?

Ignorando las cavilaciones de los jóvenes padres, el ente continúo su relato.

- El chico tomo malas decisiones impulsadas por el dolor y el miedo. No obstante puedo decirles que muchas de esas decisiones ni siquiera fueron suyas. Es por esta razón que se hará un juicio.

Merope paro en seco al oír esto, el juicio era para su hijo...su hijo había sido manipulado... Tomas llego a una conclusión similar a la madre de su hijo, esta afirmación del ente solo generaba más dudas y ansiedad en ambos.

- Si lo que dices es cierto como pudo suceder, alguien debió haber criado al chico para que terminara como lo hizo.

- En parte si y en parte no, tú debes recordarlo Merope. La última vez que viste a tu hijo.

Merope pudo sentir la mirada de Riddle en ella, a pesar de lo estresante de toda la situación no pudo evitar un pensamiento fugas sobre el hecho que ya solo era Riddle, no había en ella ese sentimiento enfermizo que la impulso a realizar tontería y media. Recordar la última vez que vio a su Tomy? Por supuesto que lo hacía, como no hacerlo si fue la primera vez en su desdichada vida que sintió una felicidad inmensa que le llenaba el corazón de gozo aun con el dolor del parto encima y la seguridad de que iba a morir. Su bebe fue quizá lo más hermoso que pudo hacer en su vida; tal vez estaba pensado en voz alta ya que pudo ver la expresión de Riddle, no que importe ahora, solo algo le importaba y eso era ver a Tomy y de carajos iba todo ese juicio.

Tomas por su parte, mientras reanudaban la marcha, se sintió culpable y un poco más miserable. El y todo el pueblo sabían lo que fue la vida de esta muchacha, unos se compadecían de ella como la familia Mackenzie que la ayudaban dándoles de cuando ropa o abrigos, invitándola a su casa a pasar la noche y las lluvias torrenciales cuando los pérfidos de sus familiares la dejaban fuera de su mugrosa cabaña y que decir del señor y la señora Bonifante, siempre tenían una canasta con comida para la chica y libros para que leyera. Como lo sabía, su madre y su ex - prometida tenían un don para burlarse de la desgracia ajena, cuantas veces el mismo no llego a verla deambulando en el pueblo con alguna herida que la hija menor de los Mackenzie le curaba...pensar en todo esto le trajo algo más a la mente...

-Tú lo hiciste?

Merope lo miro sin entender y luego al ente que los guiaba, este a su vez los miro a ambos.

-Así es, ella lo hizo. No que sea algo por lo que vayamos a condenarla. La omisión es peor que la tortura, permite que los culpables se sientan intocables para hacer sus mezquindades.

Entendiendo la pregunta ahora, Merope por fin se quitó la capucha y lo miro de frente como muy pocas veces pudo hacerlo, erguida, sin miedo y con fuego en los ojos.

-Hay alimañas que no merecen vivir, nunca entendí por qué personas buenas como la familia Mackenzie tenía que pasar por algo así. Caroline es un ángel y ese infeliz no merecía si quiera la muerte, seria piedad para él.

El ente soltó una risa divertida y seca.

-Qué hay del alcalde y su hijo?

Continuando con su postura, siguió el camino respondió con la misma fuerza.

-Tú mismo lo dijiste, la omisión es peor a la tortura.- Respondió Merope al ente- Además planeaban matar a todos los Mackenzie y hacerlo pasar por un asalto. Beth estaba ya de encargo, las personas buenas como ellos no merecen sufrir.

El ente rió nuevamente y Tomas sintió respeto por esta Merope que no espero ver jamás. Definitivamente este lapso en el limbo era descubrir una cosa tras otra. Solo esperaba que esos infelices sufrieran en el infierno, aunque como iban las cosas es probable que el comparta estancia con ellos.

-No te adelantes mortal, si estás aquí conmigo y tu esposa – continúo el ente obviando la mueca de ambos – es porque hay algo que debes hacer, no puedo enviarte al infierno... aun. No obstante enviarte al infierno no está en mis planes, algunos irán pero Merope y tu no. Sus vidas acabaron muy pronto, esto es lo que pasa cuando los designios del destino se usan como cuerdas para saltar.

Mientras este ente hablaba y caminaba con ellos, Merope solo podía pensar que se enamoró como idiota de uno más grande, en su lecho de muerte lo entendió y solo pudo sentir lastima por ese idiota que elegido como padre de su hijo, un niñato que nunca había sufrido en su vida y a la primera oportunidad pelo el cobre. Ella no iba a sacarse en limpio a pesar de que tenía mil una excusas para justificar lo que hizo, palabras más o palabras menos lo drogo, pero no imagino nunca que ese hombre desechara a su hijo como cualquier cosa. Es por toda la vida de su hijito que agradeció a la Madre Magia y al espíritu de su madre que su Tomy no fuera una niña, sabrá la vida que podría haberle pasado.

-A que te refieres que nos fuimos muy pronto? Morimos jóvenes es cierto pero no se supone que lo hicimos cuando debía pasar? - Tomas solo quería poder procesar todo este enredo, cuando pensaba que ya tenía un hilo del asunto se enredaban más y más las cosas.

-Antes de todo eso quisiera que nos dijeras tu nombre, es extraño pensar en ti como un ente. Dijo Merope mirando a este ser que los guiaba a sabrá Morgana donde. Tomas se sintió un poco torpe, donde demonios quedaron sus modales?!!

El ente rió de buena gana, le gustaban los mocosos. Eran un par de tontos muy particular, sobre todo la chica. Bueno, por algo había intercedido por su hijo.

-Un nombre como tal no tengo, pero pueden dirigirse a mí como Argel. Es el nombre que me dieron cuando llegue aquí, aunque no lo uso mucho.