Entre la agradable música de jazz, la charla sobre todo y nada a la vez, la pizza en el centro de la mesa con solo 5 rebanadas menos y las ocasionales risas grupales sin control, el ambiente era bastante agradable.
- Este lugar es hermoso...-Comentó Giorno con esa media sonrisa que enloquecía a Mista.
Narancia tuvo que darle un codazo a su amigo para recordarle cómo respirar.
- A-ah, sí, ¿Verdad? -Mencionó Mista regresando aire a sus pulmones.
Narancia se rió entre dientes, y luego miró al frente. Justamente ahí estaba sentado Fugo, quién apenas se había presentado y durante los 45 minutos que llevaban estando en el local apenas había abierto la boca para unirse a la conversación grupal, mayormente, dirigiéndose a Giorno y evitando contacto visual con Mista y él.
Narancia tuvo una idea para hacer que el chico hablara un poco más, para incluirlo más.
- Oye, Giorno, ¿Ya elegiste un animal favorito? - preguntó él, sabiendo muy bien que la rubia solía tener un problema para tener un animal favorito, pues, según ella misma "todos los animales eran muy maravillosos cómo para elegir uno solo".
- Bueno, últimamente me inclino por las vacas.- respondió antes de llevarse un trozo de pizza a la boca.
La forma en que comía la pizza con cuchillo y tenedor era otro tema.
- Mista.- lo señaló el chico gato. Su amigo solo tenía que saber que hablaba con él, ni siquiera repetir la pregunta, porque ambos compartían la misma neurona.
- Perros. Siempre lo serán. No por nada tengo 7.- contestó con una risa que provocó que Giorno sonriera un poco más.
- ¿Y tú, Fugo? ¿Tienes algún animal favorito?- finalmente se volteó a mirar al chico callado se ojos rojos, manteniendo sus manos señalando cómo si fuesen pistolas cómo había hecho hace un momento con Mista.
Fugo no sabía que decir, que hacer. Nunca había estado hablando de forma tan casual con tantas personas a la vez, ¿Realmente le gustaba algún animal? ¿Tenía un favorito? ¿Si quiera aguantaba la vida silvestre? Se estaba haciendo preguntas demasiado pendejas, él mismo lo reconocía, pero en fin, ansiedad en entornos sociales.
Entonces mencionó al primer animal que se le vino a la mente.
- Los gatos.- respondió con la misma expresión que había tenido todo ese tiempo: serio.
Aunque sus piernas estaban temblando.- Oh, hablando de gatos... Fugo, ¿Recuerdas que querías un gato egipcio? Mi papá lo consiguió, pero...- la chica hizo una pausa, que dejó espectante al peliblanco, el cuál volteó hacia ella.- Uno de sus amigos se lo robó y-
- ¿Cómo se puede robar un gato? -interrumpió Narancia aquella conversación que Giorno iba a iniciar con Fugo, nuevamente, con los ojos bien abiertos, confuso y dejando caer su cabeza hacia un lado.
- Mi hermano mayor hizo una fiesta, y bueno, básicamente creo que esperó a que todos se quedaran dormidos por la borrachera para llevárselo.-respondió sin problemas, dando un suspiro.
- Ay, ojalá cuide bien del gato...- mencionó Mista, creyendo que Giorno estaba triste.
- Creo que sí. Debo admitirlo, lo robó alguien medianamente responsable. Es japonés si no mal recuerdo...-Comentó, y luego volvió su atención a su trozo de pizza.
Nuevamente, Fugo no hablaba. Y, para Narancia, iba a ser una larga noche.
La pizza se terminó, pidieron una más, la conversación grupal se volvía tan absurda que era surrealista, pero entonces, salió un tema a debate muy serio: Si primero iba la leche o el cereal.
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Ojos Curiosos.||FugoNara.
FanfictionPannacotta Fugo no es el chico más feliz del mundo, pero nada que la compañía de un escurridizo felino bastante peculiar no resuelva... mucho menos cuando ese gato resulta ser ese joven vecino que nunca vió, dispuesto a ser su amigo... y quizá algo...