Ser un gato a veces era complicado. Evitar que te atraparan y te llevaran a la perrera, que te atropellara un auto conducido por un insensible de mierda, recibir patadas de gente infeliz con su existencia y no comer absolutamente nada que le ofrecieran las personas por más delicioso que se viera, para no resultar envenenado.
Era una constante paranoia andar en la calle cómo un felino. No todo era color rosa.Sin embargo, cómo un joven perdido sus preocupaciones cambiaban.
Narancia estaba a dos cuadras del conservatorio, pero no sabía que estaba a dos cuadras del conservatorio. No fue hasta que estuvo parado enfrente y tuvo la curiosidad de saber que era la gran estructura que se dió cuenta que ya había llegado. Si no alzaba la mirada pudo haber pasado de largo, pero menos mal no era el caso.
Y ahí estaba, en la entrada, el albino que el día anterior casi lo había hecho llorar. Era extraño cómo fue de rápido hacia él.
- ¡Hola, Fugo! -lo saludó con esa enorme sonrisa habitual en él, lleno de energía y con el ánimo haciendo brillar sus ojos.
- Hola Narancia...- el peliblanco suspiró, antes de darse vuelta y dirigirse al interior del edificio.- Vamos rápido, esperándote no llegué a la hora de siempre.- dijo, tratando de decir muy sutilmente sin ofenderlo que iban a llegar tarde.
Narancia ni siquiera le pasó por la cabeza la idea de descifrar aquellas palabras, solo siguiendo al peliblanco asintiendo enérgicamente.
"Parece un niño en dulcería... Es adorable." pensó Pannacotta tratando de no reírse al ver cómo el pelinegro ocasionalmente daba saltitos para alcanzarlo, debido que cuando Fugo daba un paso Narancia debía dar dos. El pelinegro no era demasiado bajito, solo un poco en comparación, pero Fugo daba pasos largos.Normalmente Fugo vería el comportamiento de Narancia cómo algo estresante, pero quizá era esa terapia felina de todos los días o su predisposición a ser amable ese día que veía de otro modo las actitudes del pelinegro, resultándole algo agradable.
El ensayo ocurrió cómo siempre, solo que por primera vez Pannacotta dirigía su mirada a algo más aparte de sus partituras: a Narancia. Este estaba maravillado, con sus ojos reluciendo de emoción. Cada nota, cada acorde, cada silencio o pausa abrupta, cada alto y cada bajo, todo era una experiencia maravillosa. Era cómo admirar el bosquejo de lo que sería un concierto de verdad.
- ¡Eso fue genial!- mencionó Narancia una vez estaban saliendo del auditorio, dirigiéndose a los pasillos.
Fugo no supo cómo reaccionar, desviando la mirada con una mirada indiferente que ocultaba sus nervios. Normalmente solo Giorno lo halagaba, y ella no estaba ese día.
- ¿Eso crees?- la comisura de sus labios se alzaron en una mueca que buscaba evolucionar a una pequeña sonrisa ante el ánimo del de ojos violetas.
- ¡Sí!- contestó, antes de detenerse abruptamente girando su cuerpo para darle su atención a otra cosa.
El peliblanco miró hacia Narancia confundido, para luego ver cómo el muchacho se quedaba embelesado mirando un cuadro en la pared del pasillo.
Era nuevo en la decoración del lugar, por ello no se había percatado de eso antes. Era una pintura de esas abstractas que podían tener mil interpretaciones, haber sido hecha por cualquier persona que medianamente pudiera sostener un pincel en sus manos.
- Que bonito.- murmuró Narancia al rato, aún observando el cuadro.
- No es la gran cosa. Son solo rayas y manchas.- respondió sin pensarlo mucho, frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos. ¿Que podía llamarle la atención al pelinegro de esa pintura?
- ¿Que rayos dices, Fugo? Tocas un instrumento y aún así tienes una mente tan... Cuadrada.-suspiró el pelinegro, inclinando hacia un lado la cabeza mientras seguía admirando el cuadro.- Deberías poder entender el arte... Darle una interpretación. Para ti, pueden ser solo un montón de líneas y colores al azar, con un punto aquí y un punto allá, pero para mí, es el retrato de un rostro conocido sólo en un sueño cuyos recuerdos están borrosos y distorsionados.- finalizó, antes de quedarse callado, aún contemplando la pintura con una sonrisa.
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Ojos Curiosos.||FugoNara.
FanfictionPannacotta Fugo no es el chico más feliz del mundo, pero nada que la compañía de un escurridizo felino bastante peculiar no resuelva... mucho menos cuando ese gato resulta ser ese joven vecino que nunca vió, dispuesto a ser su amigo... y quizá algo...