1|¿Y para qué quisiera besarte?

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La calle estaba oscura, los faros que se ocupaban de alumbrarla eran débiles debido a la niebla que albergaba en toda la ciudad.

Saqué mi teléfono del bolsillo y encendí la linterna, solo puedo observar la calle empiedrada y escuchar a los grillos cantar.

Apenas era medianoche y todo estaba menos transitado, mucho más tranquilo que hace algunas horas.

Mi teléfono comenzó a vibrar, mi mejor amigo me estaba llamando:

—¿¡Dónde estas, Logan?!—Grita del otro lado de la linea—. ¡Una muchacha aquí esta preguntando por ti!

Rezongo y llevo una mano a la cara, cansado de estar huyendo de esa joven toda la noche.

—Dile que me he ido hace ya un rato—respondo—, y que no volveré.

Una voz femenina se escucha de fondo, queriendo opacar a mi mejor amigo. Había mucho ruido en aquel lugar, la música saturaba.

—¿¡Cómo que no volverá?!—Logro oír a lo lejos desde la llamada.

<< Joder. >> —Pienso.

—Tengo que colgar, nos vemos luego, Mike.

La fiesta de donde hace minutos salía no estaba tan mal, habían personas lindas, buena música, experiencias casuales y bastante alcohol. Me fui por la necesidad de tomar aire fresco, habían muchas personas y el poco espacio me ahogaba.

Llegué a una esquina y me senté en el borde de esta, al lado de una alcantarilla donde el agua caía como cascada. Todo a mi alrededor esta muy tranquilizante.

Una brisa recorre toda mi columna vertebral, causando escalofríos y que sacudiera un poco la cabeza. El otoño Abril ya se empezaba a sentir.

Tomé un cigarro de mi bolsillo y con ayuda de un mechero lo encendí, luego lo llevé a mis labios.

Inhalando, tragando, y luego expulsando el humo.

Había un silencio perfecto, hasta que me lo arruinaron.

—¿Se puede? —Preguntó a una voz masculina detrás de mi. Me inquietó un poco, pensaba que estaba solo.

—¿Si se puede, qué? —Respondo en una pregunta y sin girarme a ver quién era, la verdad no me interesaba.

—Hay un lugar libre a tu lado, ¿Puedo sentarme?—Su voz era rasposa.

Alejo el cigarro de mi boca y lo estiro hacia atrás, ofreciéndole una pasada al desconocido.

—Si te quieres mojar el culo ven —respondí, palmeando al lado de la alcantarilla—, estás invitado.

Siento como toma el cigarro de entre mis dedos, rosando nuestros nudillos y se sienta a mi lado.

Giré la mirada y ahí lo vi. Bueno, traté de verlo entre la oscuridad.

—La fiesta estuvo buena, ¿fuiste? —Su voz también era grave y parecía de unos veintitantos.

Y sí, claro que fui.

—No, no fui.

Él solo bufo.

—Que va, si estabas perreándoles a unas chicas arriba de la mesa de billar—dice soltando una mini carcajada—. Te mueves muy bien, esas caderas no se controlan solas.

Su tono de risa y hoyuelos me parecieron muy contagiosos pero, ¿por qué me hablaba?

—¿Para qué me preguntas si ya sabes la respuesta? Si quieres besarme solo hazlo.— Soltó una risa leve y dejó de hablar, hasta que hicimos contacto visual y le sostuve la mirada.

El Infinito Poder Del TiempoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ