Capítulo 9

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Lilian estaba demasiado ansiosa. El descubrimiento la tenía al borde del colapso y Esther no sabía cómo lidiar con eso, por primera vez en sus vidas ya no tenían el control de la situación.

—Cálmate un poco, Lily.

—¿Cómo me pides que me calme en un momento así?

—¿Estás segura de que era tu collar? Tal vez era uno parecido y te estás emocionando por nada.

A Esther le sabía mal tener que ser una aguafiestas, pero no quería que su amiga se ilusionara en vano.

—¿Cuántos collares con forma de estrella y que brillen en la oscuridad pueden existir en el mundo? ¿Sabes cuántos años han pasado? Ni siquiera los fabrican ya, además ¿cuantas probabilidades hay de cruzarme con alguien con un collar así?

—Sí, pero aún así-

—Es la persona número siete con la que tengo algún roce romántico.

—Lily...

—¡No puede ser una mera coincidencia Esther! —dijo con lágrimas en los ojos— Definitivamente tiene que ser él.

—Está bien cariño, entiendo. —la acunó en sus brazos. Sólo ella sabía lo importante que era ese asunto para su amiga y lo mucho que significaba aquel dije de estrella.

—Tengo que encontrarlo. Al menos necesito saber si tiene el collar y asegurarme de que es el mío.

—Sabes que cuentas conmigo para todo, —la tomó de las manos— sea lo que sea, te ayudaré.

—Gracias, de verdad muchas gracias Esther, eres la mejor.

—No tienes nada que agradecer. Ahora, ve a lavarte la cara porque te ves horrible. En el almuerzo pensaremos qué podemos hacer.

—Está bien. —dijo sonriendo más calmada.

Esther miró su reloj. —Lo siento, tengo que irme. Hay algo en lo que debo trabajar.

—Descuida, te veré más tarde. Gracias por venir siempre que te llamo.

—Para eso estamos las amigas. Nos vemos al rato.

Lilian trató de concentrarse en el trabajo, pues tenía a Jack pisándole los talones y sólo quedaban seis días para presentar el anteproyecto, pero el sentimiento todavía no se iba y le resultaba complicado avanzar.

"Vamos, Lily, tú puedes hacerlo. No te distraigas"

A pesar de todo, consiguió avanzar bastante en los códigos. Después de todo, era una profesional y no podía darse el lujo de fallar, más aún cuando fue su amiga quien le había ayudado a conseguir el puesto. A la hora del almuerzo Esther y Lilian se reunieron como habían acordado.

—Dime algo ¿qué fue lo que soñaste exactamente? ¿pudiste ver su cara?

—No. Sólo vi algunas partes de él. —respondió Lilian pensativa. Siendo consciente de su memoria selectiva, había algo que Lily no admitiría en voz alta y es que, en realidad no había tomado hasta la inconsciencia, de hecho podría decirse que lo recordaba casi todo, simplemente estaba tan avergonzada de su comportamiento que su cerebro decidió eliminar algunas partes del evento (por no decir la mayoría).

—¿Cómo cuáles?

—Bueno, sé que tiene un pelo castaño que llega a la altura de su cuello y es muy ondulado, además es más alto que yo, es musculoso y sexy… muy sexy. —mordió sus labios y la piel de su nuca ardía al recordar aquel hombre besándola apasionadamente.

—¡Ejem! ¿Decías? —dijo Esther tosiendo para devolverla a la realidad.

—Pe-perdón. Eso es todo lo que sé por ahora. —respondió sonrojada— Aunque estaba pensando que podría preguntar en el hotel donde estuve.

No es cosa de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora