Tú y la luna

6 2 0
                                    

Me llamo Helena, estoy internada en un instituto porque está muy lejos de mi casa, llevo aquí dos años y siento que llevo siglos.

En este lugar no hay mucho en que entretenerse, solo las clases y a veces que mis compañeros y yo nos reunimos a conversar.

Soy tenista, mi pareja en el tenis es mi mejor amigo Daniel, él es alto igual que yo y nos parecemos mucho, algunas personas aseguran que somos  hermanos, todos nos conocen como " El Once" por lo de altos y flacos.

Para depejarme de este infierno disfrazado salgo en las noches y me siento en el campo de fútbol a observar la luna, es mi refugio y mi inspiración.

Tengo mi lugar bien armado, unas lonas en el suelo me protegen de ensuciar mi pijama, cuando me voy suelo esconderlas, pero a veces he venido y están en otra parte.

Un día de esos que la había pasado mal decidí ir a relajarme con mi única opción y la mejor de hecho.

Llegué al sitio marcado y las lonas estaban ahí, recuerdo haberlas dejado ocultas.

Dejé las preguntas para luego y me senté a disfrutar de mi mejor amiga.

Entonces sentí unos pequeños pedacitos de nubes rodar por mi cara, increíblemente, estaba lloviendo.

Corrí hasta la las gradas y me oculté debajo de ellas, estaba todo muy oscuro, las nubes había ocultado la poca luz de la luna nueva.

Ahora estaba sola, en la oscuridad, a las doce de la noche y con un aguacero que no tenía para cuando parar.

Dentro de lo posible todo iba bien hasta que un cuerpo desconocido chocó conmigo.

— Oh, perdón, no te vi — que irónico ¿no?

No contesté nada, solo me quedé callada, quizás estaba como yo, huyendo de la realidad, y este clima le había jugado en contra.

Pasaban los minutos y seguíamos allí, el agua no paraba de caer con más intensidad aún. Entonces él rompió el silencio.

— A veces vengo a salir del mundo real, mi familia es muy complicada y observar a la luna me ayuda a pensar y tomar decisiones. No pensé que hubieran otras personas que hicieran lo mismo que yo.

— De hecho la que no sabía que me copiaran mis acciones era yo.

Sé que soné agresiva sin necesidad así que decidí arreglarlo.

— ¿ Tú eres quien mueve mis lonas de lugar?

— ¿ Tú eres la que las deja por ahí regadas?

— No le respondas con otra pregunta, las lonas son mías. Entonces tú eres el intruso.

— Y tú mi ayudante.

— ¿Perdón?

— Si, verás, cuando descubrí las lonas pensé que alguien me había ayudado en ese momento así que te llamé inconscientemente mi ayudante.

No me esperaba esto, pero no era del todo incómodo, me gustaba compartir mi gusto tan particular con alguien.

Esa noche seguimos hablando de varias cosas, pero no dijimos en ningún momento nuestros nombres.

Al fluir todo tan natural entre nosotros, o eso dijo él, quedamos en vernos ahí todas las noches, el que llegara primero pondría las lonas sobre las gradas para que fueran nuestro techo, por así decirlo, la idea era no vernos las caras y no decir nuestros nombres por lo que nos inventamos apodos.

— Adiós Merlín — le dije.

— Adiós Luna Triste — respondió.

Así comenzó una nueva etapa en mi vida, la etapa en la que me encontraría a escondidas con mi Merlín, una etapa más entretenida.

Los días siguieron su rumbo y mis encuentros con él eran los momentos más esperados de todos, se había vuelto muy importante para mi, era mi motivo al despertar a diario, creo que me estaba enamorando.

¿Cómo puedo enamorarme de alguien que nunca he visto?

Solo he escuchado su voz, su risa, sus chistes. Sólo me ha recomendado canciones, solo hemos compartido un espacio, un momento, un sueño.

Sí, definitivamente estoy locamente enamorada de Merlín, alguien de quien ni siquiera sé su nombre.

Un día estábamos jugando tenis en el área y me detuve a mirar a ese chico creído e idiota del tercer año, era realmente molesto.

Sin darme cuenta nuestras miradas se cruzaron y sentí algo raro que no pude descifrar porque la pelota chocó contra mi nariz.

Menudo golpe.

Me llevaron a la enfermería y lograron parar la sangre que no dejaba de brotar. Mi amigo Daniel vino detrás de mi.

Estábamos hablando y sentí  su voz, era él, pero no pude ver quien era, estaba rodeada de personas.

Cuando llegó la noche volví al sitio sin saber si vendría o no, esta vez si lo hizo.

Me contó que no había llegado al encuentro anterior porque estuvo intoxicado, sé que eso es peligroso. Pasamos el rato contándonos como habían sido nuestros días. Le conté que había estado también en la enfermería, pero no dije la razón, quizás hubiera sabido quien era y no quería arruinarlo.

Por fin llegó el fin del curso. Los profesores nos regalarían un paseo escolar en el cual escalaríamos una montaña algo alta.

Era divertido, íbamos cantando a todo pulmón, mi pañuelo secaba el sudor que rodaba por mi cara, ya casi llegábamos al final.

Cuando estuvimos arriba descansamos unas horas y luego comimos algo, era genial compartir este momento con mis amigos, solo faltaba él.

Empezamos a bajar después de unas cuatro horas de descanso. El camino era mucho más fácil de regreso. De un momento a otro mis piernas se doblaron y comencé a rodar, unas manos me sostuvieron, pero no supe quien era, me desmayé.

Desperté en una ambulancia, ya me estaba bajando de ella, al parecer todo estaba bien y solo fue cansancio. Busqué con la vista a Esther, mi amiga, al verla fui hacia ella y le pregunté quien fue la persona que me ayudó, ella solo me dijo que mi salvador, por lo que supuse que fue un chico, era el que estaba sentado en la recepción.

Fui hacia allá y vi al chico del tercer año, el creído e idiota. Muy a mi pesar fui a agradecer.

— Oh, tú eres la chica que se cayó, ¿cómo estás?

Me quedé en shock, era él, mi Merlín, todo el tiempo estuvo ahí, siempre había sido él. No era un creído, no era un idiota, era el chico más encantador del mundo.

— ¿Merlín?

— ¿Luna?

Sin más palabras nos abrazamos, él me había salvado, y no solo de caer, sino también de la realidad, desde que estaba en mi vida yo era más feliz, le dio un nuevo rumbo a mis pensamientos, él es mi refugio, mi inspiración, ahora él era como mi luna.

Si Merlín, para mi ahora solo son tú y la luna.



********


Hola, este capítulo estuvo más largo, pero lo merecía. Es una adaptación de mi libro favorito, la original se llama "La noche en el bolsillo" se las recomiendo, si quieren puedo sacarla independiente y tal como lo dice el libro.

Si les está gustando voten y comenten, diganme sus sugerencias.
Para ustedes mis corazones verdes💚💚💚.
Chaw

Todo iba bien hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora