Los Falsos Asesinos

Capítulo 3: Confusión.

Un grupo de policías llegaron a la dirección del sospechoso. Con ellos traían una orden judicial para inspeccionar la casa de Mario Vázquez.

Mientras subían las escaleras, la inspectora y su subordinado reflexionaban sobre el caso.

- Tengo un mal presentimiento sobre todo esto. Algo no me huele bien. No sé, seguramente solo sea una corazonada, pero creo que todo esto va mucho más allá de un asesinato realmente -dijo Ramos-.

- Sí, yo también noto algo raro en este caso, parece ser muy fácil de resolver. Además, este tipo no tiene antecedentes, es todo muy raro. La única relación que tienen es la calle en la que viven, que no es poco, pero no me cuadra.

- Estoy de acuerdo, es como si algo no encajase en el puzzle.

- Silencio -intervino el comisario Díaz-. Necesito que estéis lo mayor concentrados posible.

- Sí, comisario -dijeron al unísono-.

Entonces, después de aporrear la puerta varias veces, tiraron la puerta abajo. No tardaron en darse cuenta de que algo no iba bien.

- Uf, aquí huele a muerto, pero literalmente.

- No tiente a la suerte, oficial Pérez, como sea así, estamos jodidos. Mirad por toda la casa, arriba, abajo, en todos lados, a ver si encontráis algo.

- Vale, Pérez, García y Fernández venid conmigo arriba y los demás dividíos abajo -ordenó la inspectora-.

Subiendo las escaleras, el olor se hacía cada vez más y más intenso.

- Esto pinta mal, Inés.

- Y huele peor.

- Venga chicos, separaos, Pérez, tú ve a la habitación de la izquierda, yo iré a la de la derecha y vosotros id al baño y a la terraza.

- Tengo algo  -dijo poco después el oficial Pérez-.

- ¿Qué tienes?

- Un cadáver, con cuatro balas en la espalda.

- ¡Argh! ¡Joder! ¡Qué asco! ¡Cómo huele eso!

- Sí, está claro.

- Díaz estaba en lo cierto, estamos jodidos, muy jodidos.