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El pálido y angelical rostro de Jeonghan recibió el tenue rayo de sol matutino acompañado de una fresca brisa que movía su rubio y largo cabello en diferentes direcciones. A lo lejos, parecía que la delgada figura del chico se movía junto a las flores a su alrededor.

Mirar el amanecer había dejado de ser sencillo, levantarse de la cama cada día parecía una odisea, todo costaba, pero tampoco nada se sentía.

Era como si el tiempo se estuviese deteniendo solo para él, vivía en automático y apenas sentía que el día pasaba antes de recostarse y llorar sobre las almohadas que aún conservaban el olor de Joshua, después de todo, no había pasado tanto desde que se había marchado.

Era más fácil decirlo de ese modo, su corazón no estaba listo para tener redención todavía, saber que el amor de su vida no volvería lo rompía en mil pedazos.

Ellos tenían una hermosa historia, inclusive hasta el final. Joshua había sido un adorable extranjero que llegó a Seúl para hacer investigaciones sobre materiales naturales en esculturas arquitectónicas, Jeonghan era un simple estudiante de publicidad que apenas podía con el temario a cumplir durante la semana.

Aún así habían congeniado, se habían gustado, querido, adorado y amado de una forma tan hermosa que no existiría forma posible de igualar.
Estaban hechos el uno para el otro, diez años de conocerse habían traído siete de maravilloso matrimonio, pero ahora todo se había terminado sin oportunidad de arreglarlo. La vida seguía, y Jeonghan debía hacerlo también.

En Los Ángeles no hacía frío, pero Jeonghan estaba harto de esa ciudad, había accedido a mudarse cinco años atrás porque Joshua quería ejercer ahí, el rubio no tuvo problema en encontrar trabajo tampoco, pero ahora que no tenía motivo alguno para quedarse regresaría a casa, al único lugar donde su familia podría darle consuelo después de tanto sufrimiento. Así que había ido a despedirse, porque lo necesitaba, porque no sabía cuándo sería capaz de visitar aquel lugar nuevamente.

— Hola, Shua.
Habló con gran esfuerzo, renuente a mirar otra cosa que no fuese el precioso sol naciendo entre el cielo y tierra americano.

— He estado pensando mucho estos días, llegando a la conclusión que nos entregamos tantos años... Tantas cosas... Esto es una mierda. — Se rió sin ganas, dejando caer los hombros como un gesto de tristeza absoluta. — Nos mostramos cada detalle, cada escondite, bailábamos incluso cuando sabíamos que la música se había detenido para nosotros. Y me cuesta tanto aceptar esto que no puedo ver lo que sigue, todavía no conozco al nuevo Jeonghan, aquel que va a encontrar la felicidad después de ti... Aunque antes también existió felicidad contigo. Sé que no paro de preguntarte cómo debería seguir... Pero es que no lo sé...

Finalmente se quebró, mirando hacia abajo con los ojos llenos de lágrimas.

Le costaba tanto soltarlo, pero rogar no lo devolvería.

— Sé que voy a quedarme con todo lo maravilloso que pasamos, porque a pesar de todo el llanto, de los terrores nocturnos y tanto dolor tenemos una historia con tanto amor que jamás podré repetir con nadie.

Las gruesas gotas saladas continuaban su camino a través de las suaves mejillas del rubio, perdiéndose hacia abajo contra el césped. Parecía que no terminaría de llorar nunca.

— Creo... que te encantaría el amanecer de ahora, el sol está tan suave como sé que te encantaba sentirlo. Tan glorioso, como tú cuando estabas ansioso por amarnos cada mañana.

Se rió entre el llanto, extendiendo la mano para tocar la bonita lápida de granito frente a él. Habían pasado por tanto, pero era hora de irse.

— Jamás existirá nadie como tú, Joshua Hong. Te amaré por siempre. No importa dónde me encuentre, vives en mí. Voy a regresar a Corea, porque no puedo vivir ni un segundo más aquí sin ti a mi lado. Por eso vine a despedirme, pero sabes que te llevaré conmigo. Te amo, ciervito mío.

No era ni la mitad de lo que necesitaba decirle y lo sabía, pero no se sentía capaz de continuar hablando. Aunque ciertamente no importaba, porque sabía que su esposo le habría abrazado contra su pecho, dejándolo llorar hasta quedarse dormido.

Entonces se recostó contra la lápida del amor de su vida, intentando calmarse mientras el sol se posicionaba en lo alto del cielo y le empapaba de su calor a forma de consuelo.

Jeonghan sabía que existiría felicidad después de Joshua, pero siempre se quedaría con la alegría proporcionada en vida.




Hola después de tanto.

Quería retomar mis pendientes y traerles cosas alegres o lo +18 que estoy acostumbrada a escribir, pero mi corazón se encuentra en una etapa triste que no parece tener fin.

Es un poco soso, pero espero que les haya gustado, quería traerles algo después de tanto tiempo a modo de agradecimiento por su apoyo, espero regresar pronto bien. 

Cuídense mucho, ¡Hasta pronto!♥︎

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2022 ⏰

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