Que harías si lo que mas deseas es lo que mas te mata, lo que te hace sentir vivo pero sin darte cuenta te esta matando y duele mas alejarlo que morirte con ello, déjame matarme a tu lado...
Me levante de un salto y vi que eran las 4 de la madrugada, mis pies tocaron rápidamente el frio suelo de mi habitación y se me erizo la piel, mi ventana estaba entre abierta y la leve brisa que entraba mantenía fresco el cuarto mientras hacia que las cortinas se ondearan lentamente, se colaba la luz de la luna y podía notar un extraño aroma a te y a café pues lo mas probable era que mis padres estuvieran en la cocina desayunando para irse a trabajar, eche a los lados las cortinas y mire al jardín, parecía que había llovido pues el césped estaba húmedo y había pequeños charcos de barro repartidos por el pasto. Dirigí mi mirada lentamente hacia la oscuridad de los arboles y ahí la vi, vi a la sombra que me espiaba dormida diariamente desde la tenebrosidad de los abetos que ocupaban una parte de mi jardín, no sabia quien o que era pero me aterraba la idea de que alguna noche entrara a casa aunque su presencia me hacia sentir segura pues me resultaba familiar de cierto modo. Aunque no fue hasta 5 meses después que la sombra desapareció y no la volví a ver, pensé que al desaparecer la normalidad reinaría de nuevo en mi horario de sueño pero no fue así... Desapareció de entre los arboles para mudarse debajo de mi cama, me acuerdo que traía a gente diariamente para preguntarles de forma disimulada si ellos la veían y por suerte o por desgracia solo podía verla yo. Los susurros que emitía diariamente me estaban conduciendo lentamente a la locura e incluso una noche me prometió que desaparecería de mi vida si hacia una cosa de la que me arrepentiría... Matar a mis padres y de hecho estaba tan desesperada que lo hice sin ningún remordimiento, a la semana la sombra desapareció de debajo de mi cama y desde ese momento no volví a bajar al sótano donde deje los cadáveres de mis padres aunque unos días después escuche sonidos extraños provenientes de ahí abajo y no tuve mas remedio que armarme de valor y bajar.
Entre con cierta incertidumbre al sótano y tapándome la nariz con una camiseta porque no sabia la peste que podría haber allí, intente encender la luz pero no hubo reacción alguna por parte del maldito interruptor, así que de forma desesperada cogí de la cocina una linterna de esas manuales, las que tienen una palanca que tienes que presionar continuamente para que alumbre. Al abrir la puerta por segunda vez estuve a punto de dar media vuelta e irme de ahí pues instantáneamente un olor totalmente desagradable a cuerpo en descomposición me recordó que había olvidado la camiseta en la encimera y que me iba a tener que tragar todo ese hedor, baje las escaleras una a una hasta que mis descalzos pies aterrizaron en algunos trozos pequeños de cristales que al instante se clavaron en la planta y en consecuencia solté un leve quejido, notaba lo frígido que estaba el suelo de piedra causándome un ligero escalofrió, podía sentir ese frio, el "frio de los muertos" como lo llamaban algunos. En aquel sucio, oscuro y sombrío lugar lo único que se escuchaba eran sonidos extraños que probablemente serian ratas y el sonido de los engranajes en el interior de la linterna, que se movían e iluminaban levemente el sótano por la constante presión que mi mano derecha ejercía en la misma. Fui iluminando con duda y cierto temor las estanterías repletas de flores muertas, brebajes extraños y herramientas de bricolaje, hasta que decidí alumbrar en la mesa principal... En ella se encontraban tendidos los cuerpos inertes de mis padres e ingenua de mi que pensé que la sombra había desaparecido... Ahí estaba, despedazando con hambre la piel de mi padre, todo estaba lleno de sangre y me quede completamente fija en el suelo en donde me encontraba pues el miedo que corría por mis venas me paralizo, se llevaba con tranquilidad a la boca un pulmón de mi pobre madre y notaba la fuerza que ejercía para llegar hasta el corazón de mi padre para devorarlo, la escena me impacto por completo y sentí que me iba a desmayar pero me arme de valor y le hable.
- Parece que has decidido encargarte del trabajo sucio, se suponía que si hacia esto.-Señale los cuerpos tendidos en la mesa.- Me dejarías en paz y te largarías.- Dije fingiendo seguridad y sosiego.
La sombra se volvió hacia mi y pude distinguir unos ojos rojos que no había visto antes, fue como si hubiera ¿Evolucionado? ¿Acaso esa cosa podía hacer eso? No entendía absolutamente nada pero tenia que mantenerme alerta... Dios ¿Qué mierda estaba pasando?.
- Parece que no eres de muchas palabras...-Me apoye en la pared que estaba a mi espalda sin quitarle el ojo de encima.- ¿No sabes hablar o que?- Solté intentando mantener la calma.
Los ojos de la sombra estaban abiertos como platos y seguían completamente fijos en mi, como si la hubiera sorprendido haciendo una trastada, mi miedo aumento notablemente cuando divise que sus ojos se tornaban a un violeta brillante y sabia que algo no iba bien. El intruso se aparto lentamente de los cadáveres y se dirigió hacia la oscuridad, se fundió con ella y desapareció en la misma de forma totalmente mágica y misteriosa, me quede perpleja ante lo sucedido pues nunca había estado tan cerca de ella y jamás habíamos mantenido contacto visual hasta esa noche. Con un paso pesado y algo encorvada subí las escaleras y cuando cerré la puerta note el dolor en las plantas de los pies, estaban encharcados en sangre y fui al baño a retirar uno por uno cada cristal para poder curarlo y vendarlo para deshacerme cuanto antes de el insoportable dolor que las heridas me provocaban, subí las escaleras hacia mi cuarto con cuidado y al abrir la puerta...
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Déjame matarme.
Teen FictionUna elegante sombra, un secreto y una chica que perdió la cordura.