4. Sed de venganza ✔

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R E E C E

¡POR EL AMOR DE DIOS! Los días pasaban de sopetón , no tenía ni siquiera huellas de quién había cometido tal acto contra Alizze. Prometí vengarme y yo nunca le faltaba respeto a una promesa, menos cuando se la hice al amor de mi vida.

Había recogido del laboratorio el arma. Obviamente al cerrar todo negocio con "mi tío" los laboratoristas se negaban a echarme una mano con esto. Por mucho dinero que puse sobre la mesa ,ellos eran permanentes con su decisión de NO ayudarme.

Miro con tristeza la pistola sobre la mesita negra aterciopelada de la sala. Tenía que esconderla antes de que mi hermana y mi padre llegaran. No me gustaría que mi pequeña se llevara ese mal recuerdo en su cabeza, ni que mi padre se enterara de que mi venganza seguía vigente como un fuego recién encendido.

—Mi amor,mi Alizze ¿Cuándo dejaré de amarte? ¿Cómo se respira sin ti?¿Cómo mierda me pudiste de...?.—mi voz se corta por un sollozo que se escapa de mi garganta.—Tenía planes a tu lado, hermosa. Quería tener una familia contigo, ahora creo que no deseo tener una vida con nadie ,solo te necesito a ti.

Dejarte ir es tan ,pero tan complicado...

La puerta se abre revelando a mi hermana acompaña de mi padre. A ambos se le veía muy sonriente ,eso al menos me alegraba un poco, ellos estaban bien. Rápidamente escondo la pistola tras mío, en el espacio entre mi cuerpo y el asiento,finjo que todo estaba normal con una sonrisa en la comisura de mis labios.

—Ree—me abraza cariñosamente la más pequeña.

—Mi niña—la siento en mis piernas.—¿Cómo te fue en el colegio?.—le pregunto y ella asiente energéticamente.

—Fue genial.—responde papá.—Obtuvo la calificación más alta de la clase—la señala orgulloso.

—¡Vaya!¡Felicidades Millie!—beso su mejilla.

—Gracias Ree—suelta una risita divertida.

—Camille ,date una ducha y haz tus deberes—ordena mi padre mientras acaricia su lacio cabello.

—Está bien.—se baja de mis piernas y se va felizmente.

Al principio a Millie le costaba trabajo entender de que los mayores necesitabamos hablar de temas que a su edad aún no correspondían. Pero ya con el paso del tiempo fue creciendo, comprendiendo y tomándose mejor el asunto.

—Te he visto esconder el arma—su voz suena demandante ,firme y casi como si fuera un regaño.

—¿Acaso quieres que no haga justicia?.—le cuestiono.

—No he dicho eso ,Alizze merece que hagas justicia.

Escuchar su nombre me provocaba hasta ganas de llorar. Más nunca la vería frente a mi,esa idea me invadía y sentía un enorme vacío en todo mi ser.

—¿Entonces?.—pregunto con toda la ironía.—No te contradigas a ti mismo.

—Pero no merece ,ni querría que ensuciaras más las manos, Reece—toma mis manos entre las suyas—Ya es bastante con los crímenes que has cometido.

—Padre, sabes que fueron necesarios—digo entre dientes.

—Lo sé Ree ,gracias a eso estamos vivos.

Mi pasado, la cárcel ,la tristeza de mi madre al verme encerrado ahí dentro. Mi hermanita llorando. No era algo que quisiera contar, ni siquiera recordar. Con decir que había pasado cinco años en prisión por asesinato lo decía prácticamente todo.

—Menos mal que al menos , eres un poquito agradecido —suelto mis manos de las de él—Si tengo que pasar veinte años en prisión o cincuenta no me importarían,porque tengo una promesa y sabes cómo soy fiel a ellas.

—Estás siendo egoísta, campeón —dice como si estuviera dándome un consejo casual—Reece ,eres un hombre de prácticamente veinticinco años ,no eres ningún niño. Sé que eres lo suficientemente capaz de imaginar quién sería la mayor perjudicada en esta historia.

Camille...

—Si ,ya llegaste a esa personita. Sé también que amas a tu hermana y que ella es la razón por la que te mantienes en pie. Si tanto amas a Millie, protegela.

—No hagas chantaje emocional, papá.

—¿Que gano yo con eso?.

—Ni yo mismo sé qué ganas.Y amo a Camille ,la protejo con la vida noche y día.—discuto.

—NO PARECE REECE, PORQUE SI CAES EN PRISIÓN OTRA VEZ , LA NIÑA LA PASARÍA MAL—grita—SOY DOCTOR Y SÉ LO QUE SUFREN LOS NIÑOS.

Una punzada me recorrió al imaginarme a Camille llorando por mi culpa. Lo que decía mi padre tenía sentido.

—No tengo ni gotas de ganas de discutir contigo, en serio.—articulo con odio—Hago lo que me dé la jodida gana , papá.—susurro para que Millie no escuchara en caso de que estuviera cerca—Alizze lo era y lo es todo en mi vida ,voy a destruir a quien sea que la haya asesinado y ni tú,ni nadie me lo impedirá.

Dicho eso ,doy por finalizada la conversación y salgo como el alma que lleva el diablo de un portazo. Repito ,no era un hombre temperamental o de los que se enojaban con gran facilidad pero nadie parecía entenderme, nadie se ponía en mis zapatos ,nadie estaba conmigo en este momento, nadie sufría conmigo.

Hace seis años...

Hoy era el cumpleaños número cuatro de Camille. Hoy mi hermanita lucía hermosa, se sentía como la princesa de los cuentos de hadas que era. Hoy su desgraciado hermano era llevado a prisión.

Era toda una vergüenza ver cómo Millie era testigo de cómo ponían las esposas en mis muñecas. Escuchaba sus sollozos aún dentro del calabozo. Podía oírla gritando mi nombre desesperada, inocente y triste.

—¡Ree!—por décima vez gritó mientras mi padre la sostenía cargada en sus brazos.

Llegó el momento que ya no sentía nada. Se había marchado ,no sabía si ésta sería la última vez que la vería. Su hermano era un delincuente, un criminal y un...asesino.

Miro al cielo, respiro profundamente antes de subirme a la moto y marcharme a sabrá Dios dónde. No abandonaría la misión , quién me jodió la vida , tendría la desgracia de ser jodido de peor forma. Tenía la pista de que era una mujer ,y que esa mujer era el ser que más detestaba en el planeta Tierra, ese ser asqueroso que me había arrebatado a mi Alizze las pagaría caro.

Ojo por ojo...diente por diente.

Tú eres la culpable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora