Peter & Los Starks

Noche de Familia

Noche de Familia

Nueva York es conocida como la ciudad que nunca duerme. La gran manzana con sus millones de habitantes que parecían hormigas hiendo de un lugar a otro, el hogar de los Vengadores. El lugar soñado para muchos. No obstante, una gran tormenta invernal y parecía que había paralizado el lugar.

En una de las torres mas altas de la ciudad Tony Stark observaba el horizonte. Apenas había unos cuantos habitantes en la torre, los miles de empleados estaban en casa y algunos otros pobres se habían quedado atrapados hasta que las autoridades permitieran salir de allí.

Había empezado a nevar desde hace algunos días, pero en la madrugada de ese día una verdadera tormenta había caído, haciendo que la mayoría de los negocios cerraran, los bancos y tiendas también se encontraban paralizados momentáneamente. Sabia que para el mundo de las finanzas esto era terrible, pero el magnate no estaba del todo preocupado por eso ni por nada.

"¡Papaaaá!" La voz de su pequeño le hizo sonreír Ya habían pasado varias semanas desde que Peter había empezado a llamarle así y a decir verdad no se cansaba de escuchar esa palabra, aun cuando era en un tono quejumbroso.

El pequeño se acerco a el casi como un gatito mimoso, acurrucándose un poco a su lado y escondiendo su dulce rostro a su lado. "Hola, peque." Le dijo Tony algo divertido, pasando su brazo por sobre sus hombros y atrayéndole a si mismo un poco más.

"Estoy abuurriiiidooo!" se quejó el niño, viéndole con ojos lastimeros, como suplicando arreglara lo que estaba mal en su mundo.

Tony no recordaba ser tan dulce y tierno a sus catorce años. O tal vez era el hecho que cuando el tenía esa edad ya estaba en el MIT, o simplemente que Howard no era precisamente un padre presente, y Maria...bueno, su madre hacia lo que podía, pero por lo general estaba más perdida que Howard.

"¿Estas aburrido?" le chincho como si fuera un niño mucho mas pequeño.

"Siiiiiiii." Le dijo con un lindo pucherito, "¿Puedo salir a patrullar?" pregunto ilusionado, sus ojos grandes como los de un cachorrito.

Tony estaba a punto de afirmar, cuando vio lo que sucedía afuera. Seguramente no había nada de crímenes por ahora, pero detestaba pensar que su pequeño estaría afuera con ese clima tan inclemente.

"¿Porque no hacemos algo todos juntos?" le pregunto, juntándole a su lado para achucharlo. "¿Dónde esta mamá?" Pregunto, llevándole hacia el sofá de la sala.

"No se." Dijo el menor, encogiéndose de hombros y sentándose algo bruscamente sobre las piernas de su padre, quien inmediatamente le reacomodo y paso un brazo por sobre su estómago.

"¿Friday, querida?"

"La Señora Stark estaba en su oficina realizando unas llamadas." Le dijo, "Sin embargo viene en camino ahora."

Ante esto Peter se irguió un poco, mostrándole una gran sonrisa. "Que te parece," le dijo el mayor, "¿si vemos una película?"

Peter arrugo la nariz, y aun con una pequeña sonrisa negó. "O," dijo la voz de Pepper, que salía del elevador, "Podemos hacer una tarde de juegos." Ambos hombres voltearon a verla, el menor levantándose de las piernas de su padre para inclinarse, con Tony llevándose no solo un susto, pero una rodilla en ciertas áreas delicadas de su anatomía.

"¿Que tiene pensado, Señora Stark?" Pregunto Tony, amando poder usar ese nombre después de tantos años.

La mujer le sonrió, tirando sus tacones a un lado y sacando una liga de cabello de algún lugar para hacerse una coleta. "Pues déjeme decirle, Señor Stark, que compre varios juegos de mesa hace un par de semanas atrás." Le dijo ella en un tono cariñoso, acercándose al borde de sofá y acercándose a él. Con la cabeza completamente para atrás, Pepper se agacho para darle un rápido beso en la boca.