El día del funeral de mi abuela fue de los peores días de mi vida, inclusive podría decir que peor. Porque no era solo la afirmación de que ella ya no estaba en esta vida, pero también mil historias de ella que nunca había escuchado por personas que nunca había visto en mi vida y afirmaban conocerla más de lo que yo alguna vez lo hice. Cada vez que intentaba de mantenerme distraído, intentando de creer que no era cierto esto, o que solo era un sueño alguien llegaba a recordármelo diciendo "Lo siento".
—Recuerdo las noches en las que íbamos a bailar en la cantina de...
No sabía que le gustaba bailar y eso fue peor. Eso fue peor porque me hizo darme cuenta de que quizá hice tanto mi vida que nunca me detuve a saber más de lo vida de mi abuela. Más de lo que le gustaba, de lo que hacía cuando era joven, de todas las historias que tuvo que quizá eran más interesantes de lo que pensé. Mi abuela era un misterio que no podría resolver ahora que se ha ido. Tantas historias, tantas memorias que se fueron con ella con una parte de mí y mi corazón.
No tomaba, no lo hacía porque el sabor a alcohol también me hacía recordar el momento en el que mi madre me marcó para decirme que mi abuela se había ido porque yo estaba del otro lado del mundo después de una conferencia y terminé en un antro con un par de personas que conocí ese día y que no volví a escuchar de nuevo después de tomar un avión de regreso a México casi de inmediato al punto que ni siquiera dormí en el camino. Ángel, Leo y Valentina estaban ahí. Yo veía al suelo fijamente sin querer escuchar a nadie más pero Valentina tomó mi brazo para acariciarlo y Leo me tendió un vaso de alcohol que rechacé. Por eso los había dejado de ver también a ellos porque me recordaban también de esos momentos en los que la agonía era parte de mí y el nudo en mi garganta incrementaba. Creía que no podría hablar de nuevo de ella, o tan siquiera avanzar como para hacer cosas que no hacía antes, como el volver a manejar o ir a donde siempre íbamos a comer.
Sin Rebecca nada de eso hubiera sido posible. Las dudas de lo que podría decirme cada vez eran más grandes que había noches que me dormía pensando en eso y despertaba con la esperanza en que tocaría mí puerta diciéndome todo lo que se ha guardado para yo también hacerlo quizá también confesándome que siente algo por mi como yo lo siento, nunca llegó. Pasaron los días y cuando nos veíamos hablábamos de todo lo que pasaba menos de eso. Siendo sábado, habían pasado 5 días de tortura psicológica donde los escenarios de cada posibilidad de conversación me asechaban y que no lo había podido ver porque ella se ocupó demasiado mientras yo me quedaba en mi departamento sin nada más que hacer que sentirme tranquilo por no tener que escribir algo más. Tal vez eso me hizo sobre pensar más lo que pasaba entre nosotros porque ahora no había nada más que me distrajera de ello.
Quizá era una espía por parte de mí madre, quizá tenía otra vida al otro lado del mundo, quizá le gustaba, pero no quería estar conmigo porque encontró miles de peros en mí. Las posibilidades eran infinitas para mantenerme al borde toda la semana que cada que sonaba mí celular esperaba que fuera un mensaje de ella diciendo que me quería ver, aunque fueron pocas las veces en las que se estuchaba su tono de mensajes. Ella estuvo llena de juntas, de cosas de trabajo que no me contaba pero que parecían importantes y yo me relajé de todo el trabajo que había tenido estas dos semanas con respecto a la actualización de las portadas y el nuevo libro que sacaría que el vernos, aunque fuera en el elevador me hacía sonreír por el resto del día o la noche.
Rebecca: Dejé mí celular en las oficinas en las que estoy trabajando por si hoy te parece raro que no te moleste.
Rebecca: Escribo desde mí computadora.
Rebecca: Por cierto, buena suerte mañana con tu cena.
Eso había sido ayer y desde entonces no había escuchado noticia de ella. Guardé mí celular al salir de mí habitación para acomodar mí suéter y quitarle las pelusas que se estaban juntando. Había preparado todo en mí departamento para tener una noche especial con personas que no había visto desde hace mucho tiempo. Tenía mucho tiempo que no invitaba a alguien a mí departamento además de Rebecca y quería que todo saliera bien, quería que fuera una velada agradable.

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Déjame cuidarte. EDITADA
RomansaLa vida nunca es justa. Está llena de subidas y bajadas que normalmente son las que te forman como persona, pero nadie cuenta que el proceso puede ser doloroso. Rebecca y Dominic lo saben tan bien que además de aprender a sobrellevarlo también han c...