Capitulo III

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- ¡¡Rosie!!- grito efusiva esa voz femenina que tanto habia extrañado.

Corrió hacia mi y se agacho para abrazarme. Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo y yo le respondi, era tanto el tiempo que habia estado separada de mi mejor amiga y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vacio.

- ¡Pero como has cambiado!

- ¿Cuál cambio? Si sigo igual desde la ultima vez que nos vimos- dije y me separé.

- Por favor, tu cabello es diferente- observo.

- ¿La maraña de pelos que cargo en la cabeza? Sólo el color he cambiado, sigo igual de despeinada que hace años- bromeé.- Pero tú tampoco has cambiado mucho.

Efectivamente, Lisa no había cambiado en lo absoluto, excepto por unos cuántos centímetros mas agregados a su cabello. Tenia el cabello lacio y negro, este alcanzaba un poco mas debajo de sus frágiles hombros que un súeter blanco cubría.

- Ejem...- la joven que estaba a nuestro lado, Jisoo, se aclaro la garganta haciéndose notar.

Ambas la miramos.

- Ay, lo siento- dijo Lisa dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos.- Es que estoy emocionada- dijo y la flamante sonrisa en su rostro se expandía cuando me miró.- ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!.- me avisó.

- ¡Yo también!.- musité emocionada.

- Supongo que ya se conocieron- volvió su atención a Jisoo.

- Si – dijimos las dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.

- ¡Ah! ¡Esto será genial!.- exclamó Lisa.

Se levanto del piso junto con Jisoo, mientras yo me quede allí sentada.

- ¿Pero que haces allí? Levántate, ¿Por qué no entraste?

Jisoo me extendió la mano para ayudarme a levantarme.

El deseo de volver a tocar su excitante piel de nuevo me invadió al ver la palma de su mano extendida hacia mi. La tome y me ayudo a levantarme del piso.

- Gracias- murmure

Ella solo me sonrio, separando los dos engranes que se habían unido de nuevo.

- Lo cierto, Lili, es que me dejaste la llave equivocada- me queje, intentando mirar a mi amiga y no a la perfección que tenia a mi lado.

- ¿La llave equivocada?.- se sorprendió.

- Si.- le di la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

- Oh, perdón- me sonrio.- Sí, me confundi.- busco entre su bolsa y encontró un juego con tres llaves.- Esta era- se quedo en silencio un momento.- Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora Kang por hacerme el favor de entregarte la llave.

- ¿La vieja gruñona del 312?.- pregunte, apuntando con mi dedo pulgar hacia dicha habitación.

- Oye, no es tan gruñona; es linda cuando quiere- se encogio de hombros.

- Y digamos que casi nunca quiere, ¡Verdad?- hice ademan de susto. La vieja no se habia comportado del todo amable conmigo.- ¿No pudiste haberme dejado la llave correcta con alguna otra persona menos... amargada?

Jisoo rio.

- Exageras...- Lisa meneo la cabeza y rio.- Me imagino que estas cansada asi que agradéceme que ya tenga lista tu habitación.- me regalo una sonrisa de autosuficiencia mostrándome todos esos dientes blancos.

- Te agradecería mas si abrieras esa puerta ya- bromee

Lisa rio e introdujo la llave a la cerradura haciendo que la puerta se abriera por fin. Me trague una exclamación de victoria.

- Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo- anuncio y me indico que me intodujera al departamento.

Intente levantar del suelo mi par de maletas, pero Jisoo se me adelanto.

- Permíteme – las tomo, una con cada mano y fue detrás de mi, acomodándolas en la orilla de la sala.

- Gracias- musite y le regale una sonrisa timida.

Ella me la devolvió y aquel afecto me produjo una oleada de inspiración; como la que necesita un poeta para su poesía, o un escrito para una nueva novela. Salio por la puerta y fue con Lisa de nuevo, no pude evitar mirarla mientras caminada hacia la salida.

El estomago me rugio y me di cuenta de que aun traía la galleta a medio comer en la mano. Me sente en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastique perezosamente.

- Vine a búscate para entregarte el CD que le prestaste a mi hermana- dijo Jisoo con su voz de terciopelo en la puerta del apartamento.

- Jisoo unnie, amor. No tenias porque preocuparte, le dije a Jennie unnie que me lo devolviera cuando quisera- contesto Lisa.

Me atragante con la galleta. ¿Amor? ¿Cómo que amor? Oi perfectamente el chasquido de los labios de Lisa contra alguna parte de la cara de Jisoo mientras yo intentaba tragar el pedazo de oblea que se me habia atorado en la garganta, sintiéndome como me raspaba.

El manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora