"Ámame sólo hasta esta primavera"
El último pétalo había caído, justo donde toda su historia había comenzado.
No había más que hacer, que despedirse abrazándose el uno al otro y desear encontrarse en alguna de sus próximas vidas.
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EunBi se movió entre las sábanas mientras escuchaba el agua de la ducha correr, bostezó antes de sentarse y giró el rostro a ver el reloj de la mesa de noche de Jungkook.
Aún eran las cinco de la madrugada, no había prisa, contando que debía esperar a la salida de Jungkook de su trabajo. Al menos ya había conseguido al guardián de la flor de Lilac.
Habían pasado más de 30 años desde la última vida de EunBi, recordaba lo que aquella mujer le había dicho 'tú conoces a todo el mundo, reconocerás al futuro guardián del Lilac apenas lo veas'.
-Sí ya estás despierta, ¿podrías ir afuera? Necesito vestirme- la voz masculina la sacó de sus pensamientos y ella rodó los ojos.
- He visto más de un cuerpo desnudo en mis anteriores vidas.- respondió ella saliendo de la cama y se puso las pantuflas del más alto.
- Bueno, ya que insistes.- el pelinegro salió del baño solo con una toalla cubriendo su cuerpo de la cadera hacia abajo.
La contraria lo analizó con la mirada, y un recuerdo hizo que su ceño se frunciera. Giró rápidamente sobre sus talones y se retiró de la habitación.
Jungkook por su parte soltó la toalla y comenzó a vestirse.
'No he estado acudiendo al gimnasio pero tan mal cuerpo no tengo' pensó.
EunBi se dirigió a la cocina para mojar su rostro y tratar de arreglar su cabello, volvió a tomar un sobre de la caja de Maxim Coffee y lo disolvió en una taza llena de agua caliente. Mientras tomaba asiento en la mesa para dos que Jeon tenía en su cocina, el último mencionado salió de su habitación y traía los zapatos que ella había mejorado.
- Ahora se te ven mejor.
- No quiero escuchar nada sobre mis zapatos hoy.
- Bueno, mañana lo hablaremos- insistió la más bajita mientras daba un sorbo a su taza de café.
- ¿Acaso tienes algún fetiche con los zapatos?
Ella frunció el ceño casi de inmediato al escuchar lo último dicho.
- ¿Qué clase de persona crees que fui en mi vida pasada?
- No lo sé, he visto muchos fantasmas, uno de ellos le gustaba seguir chicas, aún lo tengo encerrado en un cofre oscuro, y-
- ¿Dónde lo tienes?- interrogó ella interrumpiendo al más alto.
- No te preocupes, antes de encerrarlo hice un baño de sal al cofre, no puede escapar.
- Siempre los has visto, ¿cierto?
El contrario asintió y sonrió de lado mientras tomaba asiento frente a la castaña.
- Los he ignorado hasta hace seis años, cuando cumplí veintiún años decidí saber un poco de ellos.
- ¿Y por qué pensabas ignorarme a mí?- preguntó ella moviendo su taza de un lado a otro.
