Capitulo IV

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Las ramas dañaban la piel de su rostro de manera superficial, no llegaba a molestar como para detenerse, sin embargo empezaba a escocer de manera notoria

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Las ramas dañaban la piel de su rostro de manera superficial, no llegaba a molestar como para detenerse, sin embargo empezaba a escocer de manera notoria. Sus pies comenzaban a suplicar por clemencia para que, por favor, se detuviera a descansar, porque costaba seguir cargando con su propio cuerpo junto con un peso más encima como lo era el ángel, el cual se encontraba inconsciente entre sus brazos.

Su pálida piel parecía brillar más ante la pobre luz de la luna que aún reflejaba contra el cuerpo del rubio, su boquita reseca se encontraba entre abierta, tragando débilmente el aire que podía ser capaz de llevar a sus pulmones, su caja torácica subía y bajaba por ello, el costoso movimiento era capaz de notarse aún a través del abrigo.

El frío empezaba a hacerse notar pues la noche comenzaba a tumbarse sobre ellos, tanto Minho como Jeongin, por suerte, se encontraban abrigados con sudaderas, Hyunjin se sentía congelar pues el ser llevaba puesta la suya. No iba a quitársela, era obvio; Se veía bonito acurrucado en la gran prenda siendo que sus manos no llegaban al final de las mangas, pero aún así no podía esperar al momento en el que por fin lograse llegar a su casa para estar más cómodo y a una temperatura ambiente.

—C-Creo que ya no nos siguen.— Murmuró Minho perdiendo el aliento mientras que miraba hacia atrás por primera vez en aquella larga carrera. El ritmo al que corría iba disminuyendo cada vez más y a modo de espejo, los chicos lo imitaron.

—Podrían estar escondidos.— Ideó Hyunjin para fastidio del menor.

Jeongin se detuvo por completo, apartó el cabello húmedo por el sudor que se adhería a su frente para luego, mirar a su al rededor como si se tratase de un lunático.

—Hace tiempo que no los escucho tras nosotros...— Replanteó Minho tratando de que el corazón no le saliera por la garganta, estaba seguro de que si quedaban en silencio, podrían escucharlo palpitar.

Todos asintieron confirmando con ello lo que Minho decía, hacía rato que nadie escuchaba nada de aquellos individuos, aunque tampoco es que pudieran fijarse en ello cuando se encontraban huyendo por su culpa con tanta vehemencia. Aunque claro que tampoco tenían ni idea de lo que había hecho el ángel antes de caer rendido.

—Le odio.— Espetó Jeongin de repente señalando al rubio que se encontraba sobre los brazos de Hyunjin con los ojos cerrados.— ¿Cómo puede dormir ahora?

—No creo que se haya dormido, idiota, se habrá desmayado.— Murmuró el castaño mirando al ángel descansar.

—Es prácticamente lo mismo.

—Cierra la boca, no lo es.— Acalló el más alto ganándose un gruñido insatisfecho por parte del menor. Minho quien aún trataba de recuperar el aire perdido y pese a la situación, sonrió admirando la escena.

—Oh, ¿Ahora que eres su héroe vas a defenderlo? Ni que fuera rapunzel, además; no está tan bueno.

—Eres estúpido.

𝐒𝐄𝐃 || 𝘏𝘺𝘶𝘯𝘭𝘪𝘹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora