Capítulo 1

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   Anoche no había podido pegar el ojo,tras mis constantes pesadillas y premoniciones. Y aunque quería creer que era un precio que debía pagar,mi cuerpo deseaba un poco de descanso y relajación por las horas de desvelo.

     Iba a irme con mi madre a la preparatoria.

Abajo,pude escuchar la voz de mi hermana menor por el teléfono, y al llegar a la sala de estar,se despega el móvil para verme detenidamente.

—No pensarás irte sin ayudarme con lo que te pedí.

—Andrew, puede ayudarte con eso; Kenya. Pídele a él un poco de tiempo—niega rotundamente.

—Gaela —me dice desafiante.

    Pasé de ella,para salir antes de que me hiciera regresar nuevamente.

—Va a estar en el lago,¿no puedes tú?

—No,ve con cuidado —le sugiero sin remordimiento.

—¿Deimon por qué no vino por mí?— indagué viendo hacia la ventana.

—Le surgió un problema, y duraría en llegar a casa.

   El cielo atestaba una fuerte lluvia  en la punta de las montañas del camino,y teniendo en cuenta que aún faltaba unos cuantos tramos por llegar,no importaba si daba inicio desde ese momento.

     Al poco tiempo, mi madre se despidió dejándome frente a la estructura inmensa,y lúgubre del instituto.

   Al caminar por esas largas instalaciones, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Y las ganas de sentir la voz de mis amigos,regresó con más intensidad.

   Uno que otro me veía de arriba a abajo.

—Sigues igual —me vuelvo hacia Deimon con una sonrisa.

  Lo abrazo sin importar que casi nos caemos en el intento.

Era un gusto que al menos alguien no me viera como algo raro y fuera de lugar.

      Siempre nos quedaban horas de intermedio antes de que sonara el timbre para regresar con la rutina. Pero no tuvo ni un minuto más, ni un minuto menos. Por tanto, Deimon se fue conmigo al salón de clases,sin dejar pasar que Juls no estaba allí.

    Saqué mi móvil y le escribí unas breves palabras.
 

Luego de un tiempo,ya íbamos de camino a mi casa. Puse al día a Deimon de cada cosa que me había pasado los últimos meses. Y a sabiendas que aún no le diría nada de mis pesadillas,indagué sobre sus vacaciones.

—Conocí a muchas chicas guapas por allá. Pero nada en comparación a Kenya —un brillito inexplicable surca sus ojos. 

—Nada en comparación a Kenya,lo pillo —pasamos temas tras temas. Hasta dar con mi calle al sur oeste.

   Al otro lado de mi casa,de forma muy misteriosa, la sra. Miller nos acechaba podando el jardín. Era muy rara. Y mi intuición me decía, que algo tenía esa mujer con nosotros;y no me daba buena espina.

Muy pocas veces nos tomamos palabra, pero tenía una voz dulce y maternal. A pesar de verse fría y distante.

—¡Hola,chicos! —nos dice detenidamente.

La vemos,y le saludamos de vuelta.

—Sra. Miller —le dimos un pequeño gesto de salud con la cabeza.

—¿Tu madre qué tal,Gaela? —se acercó a la cerca de madera,que daba más arriba de sus caderas.

—Muy bien,debe estar por llegar —le digo,sersiorandome de cada gesto y expresión comprimida en aquella sonrisa.

  Deimon caminó más rápido,dando fuertes golpes a la puerta. Y la primera y la última persona que hubiese querido ver tras esa puerta, era a mi hermana.

     Decidí dejarlos solos por un momento, para ir en busca de un aperitivo y así cambiarme de ropa.

  Saco lo primero que se me cruzó —que para ese momento,era un sándwich de atún de la mañana—Camino dándoles una mirada efímera, hasta subir a mi cuarto.

       Lo primero que rebusco entre mis cofres,es la pequeña piedra brillante que llevaba siempre colgada a mi cuello. Veo cómo brilla entre mis manos inmediatamente, sacándome una sonrisa.

—Espero estés bien —digo a aquella figura inanimada—.Créeme que es lo que pido todas las noches.

    

Todo, menos tú [ EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora