Para mí, tú eres...

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Bueno, la última vez las cosas no habían salido bien. Pero no todo estaba perdido. Wei Ying se encontraba dedicado en ese momento a otra de sus excelentes ideas. Escribiría una carta para Lan Zhan en nombre de Wen Ning. Aunque pensar en cosas lindas para decir era extremadamente difícil, no se le ocurría nada bueno. Garabateó varias frases pero nada le convencía, era obvio que sonaría falso si venía de él. Quizá debería pedirle ayuda a HuaiSang.

Alguien se quedó de pie junto a él, tapándole la luz.

—Quítate, no me dejas concentrarme —masculló Wei Ying.

—¿Disculpa?

La voz se le antojó familiar. Y claro, lo era. Wei Ying levantó la cabeza, sólo para descubrir que tenía al profesor Lan Qiren de pie a su lado, con una expresión que agriaría la leche.

—Āiya... profesor Lan, ¿Qué lo trae por aquí? —preguntó Wei Ying alegremente, mientras deslizaba muy despacio la hoja bajo su mano.

—¡Es mi clase! —exclamó él—¿Qué estabas haciendo? Dame ese papel.

Wei Ying tragó grueso. De acuerdo, no, en definitiva no podía dejar que el profesor viera esa hoja llena de corazones, con el nombre de Lan Zhan y el de Wen Ning por todos lados.

—¿Hā?, oh, no es nada —dijo Wei Ying, haciendo una bola con la hoja y metiéndosela a la boca, mientras procedía a masticarla.

—Te dije que me la mostraras -respondió el maestro Lan en un tono frío.

Wei Ying se encogió de hombros, sacando de su boca la masita húmeda y triturada en la que se había convertido la hoja de papel. La colocó sobre la palma de su mano, sonrió y estiró su mano hacia Lan Qiren.

El rostro del profesor pasó por todas las tonalidades de rojo, antes de arrojarle a Wei Ying el libro que tenía en la mano. Por suerte era uno delgado y de pasta blanda, porque se le estrelló de lleno en la cara.

—¡Āiyō! ¡Profesor Lan! Esto es maltrato infantil —se quejó Wei Ying, en un exagerado tono lastimero mientras se sobaba la nariz.

—¡Largo! ¡Fuera de mi clase! Ve a esperar al pasillo —le gritó él.

Wei Ying salió corriendo, antes de que al profesor Lan se le ocurriera arrojarle algo más duro o pesado.

Se quedó de pie, afuera del salón. Tarareando y cambiando su peso de un pie al otro. Estaba seguro de que lo harían quedarse después de clase. Otra vez. Por suerte sus padres ya se habían rendido con los castigos hacía tiempo. En palabras de su padre, mientras tuviera buenas calificaciones, poco les importaba que se la viviera castigado.

Vio a Lan Zhan pasar por el pasillo, cargando una pila de libros y cosas. Wei Ying ahogó una risa, ese chico era toda una mascota de los profesores. Pero por alguna razón le agradaba. Además, viéndolo bien, alguien así de tranquilo sería bueno para su amigo.

Cuando Lan Zhan caminó por donde estaba Wei Ying, le dirigió una mirada fría. Torció la boca de forma casi imperceptible.

—Castigado otra vez.

—Ya me conoces —dijo Wei Ying, riendo, mientras cruzaba las manos detrás de su nuca. Esta era su oportunidad—. Lan Zhan, te veré en detención más tarde.

—Problemático —dijo él, mientras se alejaba, negando con la cabeza.

Como había previsto, lo hicieron quedarse después de clases. Ese profesor la tenía en su contra. Le bastaba con que Wei Ying respirara para castigarlo. Aunque al final había sido buena cosa que lo castigaran, Lan Zhan solía asistir al profesor que se quedaba durante los horarios de castigo. Así tendría oportunidad de hablar con él. En realidad ya se le habían agotado las ideas. Quizá era hora de ser más directo.

For me, you are... [NingXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora