Hola,mi nombre es Ethan Anthony Parker. Tengo 17 años, curso mi último año de preparatoria en la ciudad de Seattle y también mi último año de conservatorio ya que soy un prodigio del piano desde los ocho años. Sí, soy un adolescente y como adolescente que incursiona en su vida es lamentable compartir con ustedes que a pesar de mis diesiete años, nunca tuve una cita. Se preguntarán porqué, pues les explicaré que no es por mi apariencia física ya que soy un chico portador de unos ojos color verdes, cabello de un tinte cobrizo y lo llevo desordenado ya que el peine es un archienemigo para él, mido un metro ochenta y en mi escuela practico desde hace cuatro años basquetbol. Sí,soy un muy buen deportista y músico. ¡Ah! Me olvidaba, también soy portador de una ladeada sonrisa que hace a las chicas delirar, según mi madre. Pero el tema aquí es que nunca tuve una cita y como ya saben no es por mi apariencia física, sino que es por mi interior. Los que me conocen me tildan de antisocial pero la verdad es que sé diferenciar entre las personas que quieren estar conmigo y las que solo se juntan conmigo para obtener algo a cambio. ¿Y qué puede ser eso?
Popularidad. O fama.
Soy hijo de un respetuoso y famoso cirujano plástico, Charles Ronald Parker. Mi padre les hace cirugia casi siempre a famosas celebridades del cine , teatro, televisión y hasta radio. Sino esta en su consultorio privado atendiendo lo pueden encontrar en el Gran Hospital de Seattle enseñando y ayudando a sus residentes. Mi madre Helen Granger Parker es ama de casa pero en sus mejores años fue una famosa consertista de la alta elite. Si mi madre proviene de una familia de la aristocracia y como hija de uno de los magnates de la elite o se dedicaba a tocar con maestría un gran instrumento o se dedicaba a pintar glamorosas obras de artes. Bueno como ya dije mi madre de joven se destacó como música y el instrumento que la llevo a la fama fue el piano pero ahora en sus ratos libres, en casa y a solas encerrada en su estudio deja volar su mente y crea fabulosas obras de arte solo para integrantes de la familia. Por eso sufro de una popularidad no merecida (ya que no hice nada para ser popular todo se medió por sí solo) en mi escuela. Pero sigamos con mi tema principal y la verdadera razón es que todavía no apareció la chica que me haga volar la cabeza con tan solo verla. Mis padres se enamoraron a primera vista en un recital de mi madre, y mis abuelos paternos y maternos también se enamoraron a primera vista, asi que llevo en mis hombros un legado de amor eterno a primera vista.
Pues a primera vista está que estoy soltero y que no me enamoré nunca. Y lo de Becky Cradford a los doce años solo fue un beso jugando al juego de la botella en la casa de mi mejor amigo Jason por su cumpleaños. Y realmente ella no me gustaba para nada.
Pero lo que me enseñaron mis padres es que el amor llega cuando menos te lo esperas, cuando uno no lo esta buscando y le presta atención a otras cosas en su vida. Pero cuando te llega es como un golpe que te deja nockeado en el suelo con una cara de atontado y no recuerdas tu propio nombre y ni siquiera cuantos años tienes. Y sí señoras y señores a mí me pasó, digamos que hace como una semana,cuando iba saliendo de mi clase de piano y me dirigía al estacionemiento.
Iba distraídamente caminando por el estacionamiento, cuando de repente sentí un cuerpo chocar contra el mío, y un montón de partituras cayeron por el aire hacia el suelo, donde mi acompañante y yo nos encontrábamos.
- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…- Dijo una hermosa voz.- Perdóname, no te vi.
Levanté mi rostro para apreciar a esa persona, pero cuando lo hice, me encontré con unos ojos chocolates observándome muy de cerca.
Las palabras no salían de mi boca. Quería decirle que la perdonaba y que yo era el imbécil que iba distraído, no ella.
Rápidamente recobré mis sentidos, que antes estaban congelados, y comencé a ayudarla a levantar los papeles del piso.
Terminé de juntar las hojas, las acomodé como pude, y se las tendí.
- Ten – dije, dándole las partituras.- No debes pedirme disculpas, yo fui el imbécil que no veía por dónde caminaba.
- No te preocupes, fui yo la que no vio por dónde iba – Contestó.
- Digamos que los dos tuvimos la culpa – Dije sonriéndole.
- Tienes razón…- Dijo y comenzamos a reírnos como locos.
¡Por Dios! Esa chica era hermosa. Tenía los ojos de un marrón chocolate impresionante, mejillas sonrojadas, unos labios rosados y completamente carnosos. El rostro en forma de corazón y el cabello color caoba con tonos rojizos.
Su cuerpo realmente era sexy. Tenía curvas perfectas y ese sonrojo en sus mejillas la hacía ver condenadamente adorable.
Paramos de reír al mismo tiempo y nos miramos furtivamente, hasta que decidí presentarme ya que me moría por saber su nombre.
- Hola, soy Ethan – Dije ofreciéndole mi mano.
- Un gusto, Ethan. Me llamo Amanda, pero dime Amy – Contestó, agarrando mi mano. Cuando lo hizo, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y mi corazón se aceleró descontroladamente. Creo que no fui el único que sintió eso ya que ella se estremeció un poco.
- Un gusto, Amy. – Dije sonriéndole mientras apartaba mi mano de la suya.
- Lo mismo digo, Ethan - Respondió con una sonrisa. – Mmm...Creo que podrías ayudarme, ¿sabes dónde se encuentra el salón de piano? – Me preguntó entrecerrando sus hermosos ojos.
- Sí, justo me toca esa clase ahora. – Sonreí en mi interior.- Entonces, ¿vamos?
- Claro, ya que seremos compañeros, ¿no? – Dijo mientras nos dirigíamos al salón.
"Espero poder ser más que tu compañero"- Pensé.
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Mi Primera Cita
Teen FictionEthan a sus 17 años nunca ha tenido una cita hasta que unos profundos ojos chocolates lo dejan totalmente flechado. - Querido amigo mio, te has enamorado.- Dijo Jason sonriéndome. - ¡¿Qué?!- Grité.