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Isabela estaba fastidiada.
Desde su nacimiento fue consentida, la favorita, la que, mayormente, todos amaban en esa familia.
O al menos eso entendía.
Por ello, no podía evitar sentirse molesta cada que su tío siempre ponía a su hijo antes que a ella, la sobrina perfecta. Y se quejaba por ello.
¿Qué tenía Camilo que ella no tuviera?
Su cabello era suave, uno del que todos envidiarían fácilmente según las palabras de su abuela. Su voz era dulce e incluso llamativa, sus mejillas siempre estaban bien maquilladas con aquel rubor falso. Las flores que ella creaba gracias a su don eran únicas, podía hacer decenas de ellas y nunca se cansaba. Ni hablar de sus ojos, esas orbes brillosas de color marrón eran como dos perlas relucientes, ni siquiera había mostrado algún cambio en su adolescencia, ni un misero grano.
Isabela era simplemente perfecta.
Entonces, si ella era eso y mucho más, ¿por qué el menor de los trillizos prefería al mocoso de su primo?
El niño tenía una bonita piel, no lo niega, pero era mucho peor que ella en lo demás.
Sus rizos estaban en un constante enredo, mientras que ella lograba tener el pelo lacio hasta dormida. Las pecas del chico parecían estar hasta en sus orejas, mientras que la chica no tenía ni el minímo defecto. Ella tenía una mandibula que cualquiera querría, con dientes tan blancos como las perlas marinas, mientras que Camilo, a Camilo incluso le faltaba un diente.
El comportamiento de ambos era diferente, eso se notaba a kilometros.
Mientras que la princesa de la casa era ordenada e incluso más madura para alguien de su edad, el otro infante era un desastre incluso para comer.
Y Isabela estaba consiente de todo eso, por ello, se hartó.
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La mayor de las hijas de Julieta se había reunido con sus hermanas, junto con Camilo, en el lago.
La infante mayor quería mostrarle al único niño de ese lugar algo fantastico que aprendió hace unos días, mientras que sus hermanas estarían allí para presenciar y cuidar a aquellos dos, estando más que informadas sobre el odio que le tenía su hermana a su primo seguía intacto.
