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La señora partícula siempre nos había dicho que tuviéramos muchísimo cuidado con esos detectores creados por los humanos. A causa de mi tozudez, no hice caso y consecuentemente, dichas máquinas me detectaron.

Cuando reaccioné, ya estaba entre el portaobjetos y el cubreobjetos. Solo podía esperar a que todo acabara. Atemorizada estaba por culpa de esas personas, sin saber que lo peor estaba por llegar. El hombre que me estaba observando, fue directamente a su compañera exclamando que había descubierto una partícula nueva. Extremadamente indignada me encontraba, al percatarme de que no eran conscientes de mi existencia.¡Si yo no existiera, todo desaparecería!

Además, únicamente usaban adjetivos despectivos como rara para referirse a mí. No soy ninguna extraña, ¡soy esencial!Creía que los seres humanos, al ser la especie dominante serían respetuosos con los demás. Una fatal equivocación por mi parte.

EsencialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora