Suicide Squad In Reality

1 año después _ parte 3

ADVERTENCIA smut

Yunho y Mingi

Allí la vida era tan tranquila y gentil. Lo contrario de lo que habían crecido para ser acostumbrados durante más de veinte años.

Todavía hubo algunas veces en que los viejos hábitos regresaron.

Mingi se encerraba en el baño durante horas después de una discusión con Yunho, solo porque había sentido que había perdido lentamente el control sobre sus poderes y había comenzado a incendiarse hasta que el joven ahora de cabello castaño se lo decía con los ojos muy abiertos. Mingi se quedaba en la bañera llena de agua, solo con la cabeza saliendo de ella, durante horas y horas. Yunho entendió que necesitaba eso, pero siempre había un momento en que se rompía y rompía en el baño para sacar a Mingi de allí. Abrazaba a su novio, sin importarle la ropa mojada, y se quedaban así hasta que uno de ellos se disculpaba por la discusión. Solo sucedió dos veces. Yunho y Mingi eran una pareja tranquila, todas amorosas, y las pocas veces que discutían eran por cosas estúpidas. Es por eso que el pelirrojo siempre se sintió más terrible por su pérdida de control.

Pero también hubo algunas veces en que Yunho fue el angustiado. Tuvieron que cambiar de apartamento cinco veces en siete meses porque los antiguos empleados del joven lo habían seguido y aún así intentaron que volviera al negocio. Casi dijo que sí, cuando su madre perdió otro trabajo y su hermano tuvo que empezar a trabajar. Casi dijo que sí cuando Mingi había comenzado las clases en línea sobre el mismo tema que Seonghwa había estudiado solo para poder tratar de encontrar una manera de obtener el control nuevamente si llegaba a perderlo. Pero Yunho nunca volvió a decir que sí. Mingi estaba orgulloso de él por eso, y cada vez que Yunho sentía la comezón de hacer algo para ayudar a su familia y traerles dinero, recordaba que tenía este trabajo en la base militar cerca de su casa donde enseñaba a los nuevos soldados a disparar.

Había sido una pequeña sorpresa, pero buena, cuando la propia Amanda Waller propuso esta solución cuando el gobierno coreano había expresado su temor de ver a Yunho reincidir. Habían pasado tres meses después del incidente en Ulleung, cuando Yunho y Mingi habían sido liberados en libertad condicional: no podían salir del país o de Seúl, tenían que presentarse ante el ayuntamiento todas las semanas para asegurarse de que se habían respetado las reglas, y lo peor, tenían pequeños rastreadores GPS implantados en su muñeca. Su primer apartamento compartido había sido todo menos privado. Los soldados venían dos veces al mes para verificar y ver si no ocultaban ninguna arma o no tenían ningún contacto relacionado con pandillas. Habían tardado cinco meses en volver a confiar en ellos, y ahora solo tenían los rastreadores GPS que estaban activados y alertarían a todas las autoridades del país si intentaban salir de Corea del Sur. Sin embargo, podían salir de Seúl, e incluso si la situación no parecía la mejor, para ellos era mucho más de lo que podrían haberse autorizado a soñar.

Estaban juntos en su pequeño apartamento que tenía el dormitorio en la sala de estar y la cocina abierta en la misma habitación, baños cerca de la puerta principal y un pequeño baño que llenaban rápidamente si decidían entrar juntos. Era pequeño, pero era cómodo y no lo querrían de otra manera. El vecindario era amigable y silencioso, sin negocios de pandillas, sin ataques violentos o nada más de eso, un lugar perfectamente tranquilo y domesticado para una nueva vida. Busan había sido su redención. Estaban en el medio entre Jongho y Yeosang, y San y Wooyoung, y tenían a San y Jongho viniendo a sus lugares todos los meses, a veces con los dos amigos del caos, a veces no, dependiendo de sus estados de ánimo, pero casi podían sentir que tenían una vida normal durante 22 años. Trabajar, tener amigos, reunirse con la familia, hacer mandados. Sin embargo, las numerosas cicatrices en cada uno de sus cuerpos decían lo contrario, pero no se sentían como recuerdos dolorosos; se sentían como un tiempo cerrado.