¿Lo recuerdas, mi amor? Aquellos días en los que nos sentíamos dueños del universo. Aquellos días en los cuales, cuando se escondía el sol y las personas volteaban, nos escabullíamos entre el bosque con tal de nunca ser encontrados. Oh, Minho, ¿no lo recuerdas? Porque yo recuerdo cada cosa que hicimos como si hubiese sido ayer la última vez que te tuve entre mis brazos.
Y no debería leer los versos que te escribí, cuando nuestras almas resplandecían con dulzura. Pero lo hago, malditamente lo hago. Y como si se tratase de una tortura silenciosa, escucho tu voz en mi mente. Recuerdo sin querer las noches que estuvimos juntos, esas innumerables noches en las cuales nos deshacíamos en suspiros, somo si fuésemos los únicos habitantes de éste caótico mundo. Debo confesar que amaba la fiereza con la que me besabas, la prisa con la que me desvestías y la fuerza que siempre empleabas al sostener mi mano cuando yo me iba por la mañana. ¿Acaso lo predijiste? ¿Sabías que nuestro destino era una inevitable destrucción?
Ah, Lee Minho... Siempre tuve tanto miedo. Cada noche soñaba con que tus labios no se rozaran con otros. Soñaba con que tus ojos siempre estén sobre mí, el insignificante guerrero que ahora mismo sacrificaría cualquier cosa por tenerte a su lado. Tal vez debí aferrarme, debí dar un poco más de mí, porque de esa forma, quizá no me habrías dejado a la deriva.
¿Sabes? Cuando te conocí, me di cuenta que todos tenemos una debilidad. Algo que nos vuelve vulnerables y que en ocasiones nos hace agachar la cabeza mientras un remolino de sensaciones se instala en nuestro ser. Está de más decir que mi mayor debilidad siempre fuiste tú, solamente tú. Siempre has sido capaz de controlarme como si yo fuese una marioneta, y eso lo lograbas con tu simple presencia a mi alrededor. Eras lo que marcaba el principio y el fin, el bien y el mal, la locura y la cordura, el odio y el amor. Y, Dios, me hiciste tan jodidamente feliz.
Te transformaste en una especie de Deidad y yo me convertí en tu fiel servidor, alguien que cree en ti ciegamente, que se alegra por cada cosa proveniente de ti y que se deja cautivar por todo lo que haces y eres. Pero, mi bello príncipe, a pesar de que la ilusión de estar juntos hiciera presencia, la realidad siempre fue otra y eso aún me aterra. Porque la vida prefirió que tú llenaras de tu gracia y cariño a otro mortal que ni siquiera creía en ti, que nunca te amó como yo y que tampoco te pensaba a cada minuto de su existencia. La vida me cortó las alas cuando yo apenas empezaba a volar, fueron arrancadas poco a poco, pluma por pluma. Estuve sangrando sin darme cuenta, derramando lágrimas que yo prefería dejar salir en los días lluviosos para que se camuflen con la tristeza de las nubes. Y aún sabiendo cómo terminaríamos luego de esta incansable lucha contra nosotros mismos, quise mantenerte junto a mí. Te rodee con mis brazos frente a todas aquellas personas que solamente nos juzgaban, porque no nos entendía. Pero nunca me dijeron que podrías llegar a escaparte de mis brazos como agua entre mis manos.
Me arrebataron lo que yo más amaba en este maldito mundo. Te arrancaron de mi lado, y mírame ahora, estoy tan destruido. Tu ida quemó más que el infierno, y dolió más que aquella daga atravesando mi pecho. Supongo que este fue el precio a pagar. Yo... no debí caer enamorado de ti, no debí sonreírte en ese baile al que todo el reino asistió. No debí colisionar mis labios con los tuyos cuando nadie miraba a nuestra dirección, y definitivamente, nuestras pieles no debieron rozarse como si eso fuese permitido. Pero, mi pequeño rey, no me arrepiento. Porque me enseñaste que nada es eterno aunque nuestros labios unidos puedan detener el tiempo, y que si amas de verdad, incluso es posible tocar el cielo por un segundo sin salir de la tierra.
Es por eso que hoy me encuentro aquí, en el bosque de los sueños rotos y las promesas indelebles, tomando tu delicado rostro entre mis lastimadas manos. Nuestros cuerpos danzan sobre las hojas secas mientras nos miramos a los ojos, y te beso. Te beso con pasión, con dulzura, con necesidad. Porque ha pasado tanto tiempo. Y, Dios, se siente tan bien sentirte sin miedo a destrozarnos lentamente. Se siente tan bien suspirar de nuevo, aunque nuestro tiempo en la tierra esté contado. Pero, ¿qué importa? Tenerte entre mis brazos y besarte como nunca lo había hecho ya es suficiente para mí. Mi corazón late desesperado y mis manos se esfuerzan por memorizar tu silueta, como si el no hacerlo fuese a matarme de nuevo en plena soledad. Minho, mi Minho, me encantaría que este instante fuera sempiterno, sin embargo, a veces la vida es muy injusta con los que se aman. Porque te amo, y sé que también me amas con la misma intensidad.
Y te juro, mi amor, que entregaría mi alma a cambio de una vida entera junto a ti. Y haría lo que sea con tal de que en nuestra próxima vida nuestro amor no sea trágico.
Así que, por favor, bésame una vez más. Solo una, para yo poder despedirme del sabor de tus labios y de esa sonrisa que siempre aparece cuando nos separamos unos milímetros para llenar de aire nuestros pulmones.
Porque existen cien maneras de dejar un amante, pero la nuestra, fue probablemente la más dolorosa. Y yo, Christopher Bang, prometo ser el rey en la siguiente vida, y no el guerrero que tuvo que morir por amar a quien no debía.
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𝗰𝗶𝗲𝗻 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗿𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻 𝗮𝗺𝗮𝗻𝘁𝗲 › chanho ᜵ bangho
Losowe𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 ꒰🍂꒱ ❝Y te juro, mi amor, que entregaría mi alma a cambio de una vida entera junto a ti. Y haría lo que sea con tal de que en nuestra próxima vida nuestro amor no sea trágico❞ ⠀⠀›⠀⠀capítulo único (oneshot) ⠀⠀›⠀⠀angst | drama...