Capítulo 1: Realidad

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Estoy teniendo un mal día, por no decir otra cosa.

Me sorprende que aun no se me haya roto uno de mis tacones negros, ya que iba pisando fuerte por las calles de Nueva York con un ritmo acelerado. Aun así, la gente a mi alrededor ni se inmutaba ya que apurarse de un lado a otro es por lo que los New Yorkinos son famosos. Probablemente creen que llego tarde, que tengo que estar en algún sitio.

No sabían que terriblemente equivocados estaban; no tengo ningún sitio en el que estar. No tengo ningún sitio al que ir.

Me acaban de despedir, me doy cuenta. Ahora estoy parada.

Oh, Dios mio.

Paro bruscamente, haciendo que el hombre detrás mía se chocara con mi espalda.

"¡Mira por donde vas, chica!" grita antes de seguir por su camino. Me quedo mirando en su dirección por un buen rato después de que fuera engullido por la multitud; ese hombre obviamente tenía un lugar en el que estar, quizás una reunión con su jefe o unos clientes. Tiene todo lo que yo solía tener hasta hace unos minutos, cuando un pretencioso y malvado capullo arruinó todo.

Ryan y yo tuvimos una mala ruptura, por decirlo suavemente. Básicamente, entré de imprevisto una tarde en el apartamento que compartíamos. Se supnía que iba a ir a cenar con mis amigas Kenna y Rachel esa tarde pero Kenna dijo que se sentía mal y Rachel tenía algo que hacer con el novio y tuvo que cancelar. Ryan dijo que estaría trabajando hasta tarde en la oficina.

Nuestra oficina.

Salir con un compañero de trabajo nunca sale bien, eso lo sabia desde el principio, pero Ryan y yo eramos tan perfectos. Me cautivó, me llevó a las citas más encantadoras que puedas imaginar. Antes de que me diera cuenta, ya me había enamorado de él. Bastante. Era todo lo que buscaba en un hombre, el caballero ideal.

Eso era, claro está, antes de que entrara en ese apartamento y le viera con nada más y nada menos que Kenna, mi supuesta mejor amiga, en medio de una buena e intensa sesión de sexo. Vomité de inmediato.

Incluso ahora, con solo recordarlo, siento la bilis subiendo por mi garganta. Estaban tan metidos en lo suyo que ni se dieron cuenta de que estaba ahí hasta que empecé a gritar y llorar como una histérica. Qué desastre.

Claro que le dije algunas cosas a Ryan esa noche que fueron un poco duras pero, honestamente ¿Quién me culparía? Además, él me dijo algunas también. Esa noche, recogí mis cosas y me mudé a un apartamento a varios bloques de distancia. No he vuelto a hablar con Ryan o Kenna desde entonces.

Lo que me lleva a la pregunta principal: ¿Qué demonios había poseído a mi prometido por seis meses para sabotear mi carrera y hacerme perder mi empleo?

Me apoyo contra la pared e intento parar las lágrimas que se escapaban de mis ojos, pero es inútil. He llorado más en esta semana que en toda mi vida y lo odio. Odio ser la mujer débil y patética a la que un hombre le había roto el corazón...y arruinado el trabajo.

No creo que haya odiado nunca a alguien tanto como odio a Ryan ahora mismo. Me limpio las lágrimas violentamente y me recompongo rápidamente mientras me dirijo al metro. Ahora que me había mudado no podía permitirme ir y volver andando del trabajo; otro estúpido estrés al que mi ex-prometido me había sometido.

Aunque creo que ya no tendré que lidiar con eso.

De camino a casa, pienso en 32 formas en las que Ryan podría morir; es sorprendentemente entretenido. Mi favorita es en la que Ryan se contagia de una ETS por Kenna...hago un sonido extraño entre risa y sollozo y el hombre que está al lado mía me mira raro pero en vez de sentirme avergonzada, me siento aliviada.

Lo primero que hago cuando llego a casa es ducharme mientras canto. Improviso mis propias canciones y las letras tienen que ver mayormente con mandar a Ryan a las entrañas del infierno. Cuando termino, me paseo por el apartamento, guiando mi mano por las paredes. Ahora que el enfado y el mal-humor se me había pasado, la realidad me había golpeado en la cara.

Tengo 22 años y vivo sola en Nueva York. Estoy en el paro y las oportunidades de encontrar trabajo cuando el rumor de por qué fui despedida corra no son muy alentadoras. Y los rumores en el mundo de los negocios corren como pólvora.

Supongo que es mejor que empiece a echar el currículum mañana....

Yes, Sir (TRADUCIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora