𝕯𝖎𝖈𝖐𝖎𝖓𝖘𝖔𝖓 | El apellido Dickinson era el más respetado en el pueblo de Avonlea, eso implicaba muchas cosas y la más importante, comportarse como una dama, lo cual Fleur Dickinson, detestaba.
Donde Gilbert Blythe intentará
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Un grito de mi madre en la planta baja de la casa hizo que me levantara de un salto de mi cómoda cama. Deseaba poder dormir todo el día, ese seria su mayor sueño si la dejaban elegir.
Sin embargo, suelto un fuerte bostezo, alejando esa idea de mi cabeza y comienzo a arreglarme para la escuela, antes que nada me puse un hermoso vestido color azul y negro para luego dedicarle el resto de mi tiempo a mi cabello. Al principio no le prestaba mucha atención a este, iba por el bosque con el cabello chocando contra su rostro, libre.
Pero había dejado de hacerlo cuando sus padres la hicieron sentir realmente mal al respecto, por lo que decidió escucharlos, aunque eso era lo que menos quería la Dickinson menor.
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Mientras caminaba por el bosque yendo en dirección a otro infierno puedo distinguir una voz peculiar, la cual reconocería en cualquier lugar, quería ignorarlo pero era imposible.
Gilbert Blythe estaba de vuelta.
Lastimosamente debía acercarme en donde su voz se escuchaba, rápidamente al pasar bastante junto a él me alejo caminando a toda velocidad. Intentando evitarlo a toda costa.
⸺¡Srta. Dickinson! ⸺exclamó Gilbert con mi nombre formal porque sabia lo mucho que eso podía llegar a irritarme.
Le divertía hacerlo.
Escuchar ese maldito apellido me irritaba.
⸺Blythe, es bueno verte. ⸺hable respetuosamente aunque sin interés cuando el detuvo mi caminata agarrándome suavemente el hombro haciendo que su cara se tornara completamente roja, lo mire con burla.
⸺Y-yo ⸺se trabo un poco su habla mientras ponía frente a mi una flor que tenía desde antes que yo llegara.
Era linda, su color estaba entre un rosa claro y en lo último de esta su color si iba haciendo más fuerte hasta llegar a un rojo.
⸺¿Para que necesitaría una flor? ⸺cuestione confundida haciendo que se forme una sonrisa más grande en su rostro, si es que eso era posible.
Desde que los ojos de Gilbert se posaron en esa cabellera castaña bien peinada sus labios no podían dejar de curvarse hacia arriba.
⸺Una flor para otra Flor. ⸺bromeo soltando una leve risa.
Lo mire con burla. ⸺Gracioso.
Sin decir ni una palabra más tome la flor, para ponerla dentro de uno de los libros que llevaba ese día y seguí mi caminata a la escuela, el insistente castaño al ver esto se puso a mi lado caminando a la par a mi. No dije nada, pues sabía que no se alejaría.
