Me cuesta poner atención a mi objetivo al tener el arco sostenido en una mano y la flecha que tiembla en la otra. Mi cabeza da vueltas con preocupación por haber dejado a Hanssen con mi padre. No fue buena idea.
—Céntrate, Mako —dice Reid a tres pasos detrás de mí.
—Si sigues hablando tú cabeza será el blanco —bromeo intentando mantener la respiración tal y como me indicó.
—No serías capaz ni de rozarme.
—Uuuh, mejor no la provoques —responde Ringo ubicado en algún punto lejos de mi panorama —. No querrás conocer a la fiera que vive en su interior.
Nos saltamos el almuerzo para venir a aun área sumergido en el bosque para distraernos con el arco y la flecha, es más divertido que disfrutar de un puré de extraña procedencia y un caldo con sabor rancio.
También se nos ha unido una chica más, la cadete Eris que hace minutos atrás no apartaba sus ojos de Ringo. Sí, el condenado es atractivo.
—La verdad me gustaría ver al oficial correr por su vida —murmura Eris a mis espaldas.
—Apoyo la idea.
Comento y puedo notar que Reid clava los ojos en mí con irritación.
—Pareces anciana con esa lentitud, suelta la flecha, novata.
Blanqueo los ojos. Mantengo la posición erguida alineando las piernas con mis hombros, no tengo idea de lo que hago, pero supongo que luzco genial como una copia barata de Katniss Everdeen. El objetivo de este juego es quien más se acerque al círculo azul gana y el perdedor se lanzará sin ropa desde una cascada no muy lejos de aquí.
Bah, parecemos chiquillos con apuestas bobas, pero es difícil negar que me divierte comportarme por un momento así.
Odio este lugar donde las personas son rígidas y serias.
Suelto la fecha y todo sucede en menos de un parpadeo, maldigo al ver como la flecha se clava en el anillo de color oscuro, bastante lejos del centro amarillo.
—¡Ja, en tu cara!
—Fue culpa del viento —me defiendo sabiendo que no es verdad —. Si tú eres tan perfecto, hazlo de una maldita vez.
Me aparto el arco y se lo entrego de mala gana acercándome entre Ringo y Eris.
—Es solo un juego, linda —me trata de tranquilizar mi amigo —. No te enojes o te saldrán arruguitas tan pronto.
—Oh, cállate, Ring- Ring.
—Al parecer tampoco Reid se lo está tomando como un juego —nos hace saber Eris con un canturreo —. Esto se convertirá en una masacre.
—No me gustaría lanzarme desde lo más alto de una cascada desnudo —le contesta Ringo —. Me llevaría un gran dolor en las bolas.
—Que fino eres —frunzo el ceño mirándolo —. ¿Y si dependiera de tu vida si alguna vez tienes que huir de algo?
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Un deseo prohibido #1
RomanceMako ha pedido un deseo de cumpleaños, sin imaginar que cinco minutos después un chico atractivo aparece dentro de su auto armado. ... Su deseo era simple: vivir una aventura extrema que la pudiera sacar de las cuatro paredes llamado hogar. Mako Ham...