Katania, una vez llegó a la casa, se sorprendió al no encontrar a nadie que la recibiera. Parecía ser que su madre o abuela no estuviesen en la mansión.
Esto lo confirmó al encontrar una pequeña nota en su mesita de noche que decía:
"Hola, mi pequeño panda. ¡Quería avisarte que he salido a cenar! Lamento no haberte avisado antes, pero fue algo que se armó a último minuto. Así que te llevaré un regalo para compensarlo ;). Come bien y descansa, recuerda que mañana tendremos que salir."
Con amor, Mamá.
Al saber que nadie la apuraba para cenar fue directamente a ducharse, para posteriormente dejarse caer en su cama, con la esperanza de que Alfred o Daiana le dejase dormir una siesta. El día había sido bastante largo y estaba agotada. Al día siguiente podría interrogar a su madre por haber salido tan tarde. Las sospechas de que estuviera viéndose con alguien eran altas, pero tampoco pensaba reprenderla por ello. Era una mujer adulta que no debía pedir permiso a nadie para tener pareja, pero aún así ella era su hija y necesitaba saber qué sucedía en la vida de su madre.
En el proceso de pensar en su futuro cuestionario, sus ojos se sentían cada vez más pesados hasta que simplemente se dejó ganar por el cansancio.
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Katania comenzó sentir que alguien daba palmaditas en su brazo, buscando levantarla. Ella se sentó, y somnolienta como estaba talló sus ojos con sus manos, tratando de que estos se acostumbraran a la oscuridad de la habitación.
—¿Ya es hora de comer? —preguntó para luego bostezar, mientras intentaba estirar su cuerpo en busca de relajarse y despabilarse un poco. Pero cuando su mente procesó que la figura a su lado era demasiado robusta para ser Daiana y demasiado alta para ser Alfred, su cuerpo se tensó por completo.
Asustada, y sin poder ver con claridad a su acompañante, hizo lo que consideró la mejor opción: patear en el estómago de aquella sombra con toda la fuerza que poseía para luego escapar hacia el pasillo. No creía que fuese alguno de sus amigos, ya que normalmente se anunciarían al levantarla, puesto que no querían comerse un golpe. Y era obvio que no se trataba de algún empleado de la casa. Así que, o era un ladrón o era un secuestrador. Si era un ladrón, lo mejor sería ocultarse en alguno de los baños, donde no habría muchas cosas de valor. Pero no llegaría a tiempo a la planta baja. La patada lo detendría poco tiempo, y bajar las escaleras tomaría demasiado.
—¡Espera! —demandó una voz grave desde su habitación, se le notaba agitado y algo adolorido.
La joven no esperó más y decidió a ir hacia las escaleras.No podía entrar a las habitaciones de sus tutoras porque estas estaban con llave. Podría tirarse por el balcón, pero se haría mucho daño si fallaba al intentar tirarse al vacío desde el primer piso. Por lo que bajar sería la mejor opción. Ya estando abajo podría encontrar la oportunidad de esconderse en los baños o en algún armario.
—¡Espera!
Volvió a bramar la voz, pero esta vez más cerca de su ubicación. Katania se apresuró a llegar a la escalera, pero ,antes de bajar siquiera un escalón, aquel extraño la tomó del brazo, tirando de él con la intención de atraerla hacia sí mismo.
—¡Soltáme, mierda! —exclamó en un estado entre la desesperación y una furia creciente al ser atacada en su propia casa. Hasta su acento neutro se fue a tomar por culo debido a los nervios.
Su captor se vio afectado por sus palabras y soltó un poco su agarre, permitiéndole zafarse y dándole la posibilidad de deslizarse por la barandilla de la escalera. No dándole tiempo de reaccionar e impedir que baje.
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KATÁSTROFE
Teen FictionEn la escuela todos hemos presenciado la formación de varios grupitos de amigos en el salón, de "escándalos", de dramas y bromas entre compañeros. Los rumores también son algo fundamental si hablamos de vida escolar. ¿Pero qué pasaría cuando dos gru...