parte 3: "esfuerzo y cita"

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Los días pasaron bastantes rápidos, mientras el jefe de Hongjoong se apiadaba de él y por fin lo dejaba salir al horario que le correspondía, luego de que el muchacho se quejara de lo mucho que le habían querido robar por el hecho de salir tarde de su lugar de trabajo, él pasaba todos los días por esa esquina que sabía que el muchacho que le había querido robar semanas atrás, estaba. Pero la decepción era grande cuando notaba que no era así y que en realidad él tal vez simplemente no salía a ese nuevo horario en el que salía.

Mierda—Dijo cuando notó  que había perdido el autobús y que probablemente el próximo llegaría más tardar una hora después. Era viernes, último día laboral de la semana, pero en ocasiones los taxis y buses comenzaban a tardar una hora o más para pasar por sus respectivas paradas—. ¿Y ahora?—Preguntó a la nada mientras miraba el cielo oscurecido. La parada de taxis se encontraba a unas calles más abajo y mientras dudaba si ir o no, alguien apareció por detrás suyo asustándolo cuando escuchó los pasos.

¡Bizcochito!—Gritó alguien y Hong se llevó la mano a su pecho mientras sentía cómo el corazón le latía con fuerza—. Oh mierda ¿te asusté? Lo siento, no era mi intención. No pensé encontrarte por aquí—El castaño le dio una repasada a la ropa de Mingi antes de volver sus ojos a los contrarios.

Ho-Hola...—Dijo mientras se ponía a jugar con sus manos, nervioso de ver al chico que se había ganado sus suspiros y por cual se había esforzado por ver, pero nunca parecía poder cruzárselo.

Así que... ¿perdiste el bus?—Hong se aferró a las tiras de su mochila mientras sus ojos brillantes observaban al más alto y asintió con la cabeza—. Voy a preguntar algo, pero primero ¿Cómo es tu nombre?

Soy Hongjoong. Es un gusto, Mingi—Dijo mientras le daba una pequeña sonrisa que hizo emocionar a Mingi, quien lo miro con esos ojos oscuros brillando con miles de estrellas. Estiró sus labios en una sonrisa dejando a la vista los dos dientes delanteros que sobresalían más que el resto y Hong quiso hacer un sonido lleno de ternura.

Bizcochito tienes un nombre precioso, pero creo que te quedará mejor cuando te diga el amor de mi vida—Le guiñó un ojo al otro y bajo las tenues luces de las farolas notó la forma en la que se sonrojó. Mingi no podía entender cómo es que alguien cómo Hong podía hacer que su corazón latiera de esa forma en su pecho, ni cuando la policía lo corría latía de esa manera—. Mira, no quiero que te sientas obligado a lo que voy a decirte. Estas semanas he estado trabajado mucho para que aceptes ir a una cita conmigo. ¿Quieres ir a comer hamburguesas y tomar una coquita?—Hong lo miró unos segundos y Mingi sintió cómo el sudor frío bajaba por su columna vertebral, causándole escalofríos. Estaba nervioso, no iba a negarlo y él rezaba en su interior (aunque no era creyente) para que Bizcochito aceptara esa cita que, implícitamente, le estaba pidiendo.

Claro, ¿por qué no?—Dijo Hongjoong por fin y el más alto tuvo que retener el grito de felicidad que quería soltar mientras le hacía una seña para que comenzara a caminar al lugar al cual él quería que fueran.

Ahora Hong entendía el por qué de su ropa algo sucia y el por qué parecía sumamente cansado con ojeras y pálido. El más bajo se colocó al lado del otro y así comenzaron a caminar mientras Mingi escondía sus manos en los bolsillos de su pantalón. Song no quería hablar, se sentía demasiado nervioso cómo para entablar una conversación con este lindo muchacho, al punto de que sabía que tartamudearía si es que llegaba a decir algo. Más allá, en la esquina en la cual él había pasado tanto tiempo se encontraban sus dos amigos quienes lo miraron con el ceño fruncido.

¡Eh, Mango!—Gritó un muchacho pálido, de ojos felinos que miró unos segundos a Hong antes de desviar la mirada a Mingi—, ¿no vas a pasar la noche hoy?—El muchacho negó.

¿cómo te voy a robar con esa carita, bizcochito?  ||  mingjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora