2. "Danville, California"

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Habíamos estado casi 9 horas en el carro, la verdad me dolía todo el cuerpo. De Julián hasta Danville eran 7 horas con 50 minutos para ser exactos, pero hicimos varías paradas porque papá nos quería enseñar lugares que le habían gustado de las veces que ha venido.

A mi padre le habían ofrecido su nuevo trabajo varios meses atrás, pero ocupaban que el se viniera a trabajar para acá antes de empezar el verano, por lo que el se tuvo que venir a vivir en la nueva casa el solo y a veces se regresaba a Julián los fines, pero con todo el cambio no lo vimos mucho.

Veníamos llegando a Danville y tengo que admitir que era un pueblo muy grande y muy bonito.

—    Mañana vendremos a que conozcan el pueblo. Los Miércoles cierran las tiendas temprano y no alcanzaremos a ver nada. — mi papá nos comentó.

—    No creí que Danville fuera tan bonito, amor. — mi madre le contesto a mi padre.

—    Y no han visto nada, querida.

Dimos vuelta en algunas calles para llegar a la nueva casa; al sol no le faltaría mucho para que se metiera, pero papá ya se sabía por donde quedaba la casa.

—    Estamos apunto de llegar, ¿Están listos?

Mamá muy emocionada, asintió. En ese momento nos estacionamos en una casa de color azul oscuro, que tenía un jardín muy lindo enfrente de ella y grandes arboles; era más grande que la casa que teníamos en Julián y eso que era una de las mas grandes del pueblo. El camión de la mudanza también estaba ahí.

Nos bajamos del carro para ver un poco más y para ser realista, la casa era muy linda.

—    Amor, es bellísima!! — comento mi mamá con una gran sonrisa en su rostro.

—   Lo sé cariño, en cuanto la vi quedé encantado con ella. — respondió mi padre.

—    Y mira que casa tan hermosa tenemos enfrente también.

Voltee a la casa de enfrente y mamá tenía razón; era una casa hermosa. Era de dos pisos, blanca y el jardín también era muy lindo.

—    Es la casa de la familia Jones. Es con los que he estado pasando el tiempo aquí mientras estaban en Julián; son una gran familia y son muy lindas personas con todos.

—    Espero conocerlos pronto!

—    Vengan, vamos a entrar.

Nos acercamos a la puerta principal y entramos, la casa era más grande por dentro. Mamá entró a ver la cocina mientras papá y yo nos quedamos en la sala.

—    ¿Y que tal te esta pareciendo Danville? — me preguntó mi padre.

—    Pues es lindo y muy grande.

—    ¿Pero...?

—    No es Julián.

El duro un momento en silencio — Lo sé. Pero se que te gustará este lugar, lo presiento; ve a ver tu habitación anda, está por el pasillo, es la última puerta.

Asentí y camine por el pasillo, habían unas cuatro puertas contando la que al parecer era mi cuarto. Al entrar me di cuenta que era muy grande (más grande que el que tenía antes), habían 2 puertas de vidrio en mi cuarto que daban al patio; me acerqué para ver afuera y ver que el patio también estaba grande, tenía alberca y un lindo jardín. Decidí salir al patio a verlo; el sol ya se estaba metiendo y el cielo estaba tornado de un rojo y rosa muy lindo, mi momento favorito del día.

Se empiezan a escuchar más voces en la casa, a lo mejor eran los de la mudanza.

—    Danieeeeel, ven hijo! — escuché la voz de mamá hablándome desde la sala.

Me metí por otras puertas de vidrio, donde al parecer estaba la cocina. Pase un mini pasillo y entre a la sala; estaban un señor y una señora con un traste en las manos platicando con mis padres. Papá fue el primero en verme.

—    Oh, él es mi hijo, Daniel.

La pareja se voltio hacía mi. Me acerqué a presentarme — Hola, mucho gusto.

—    Pero que guapo eres! — me dijo la señora — Un gusto Daniel, Soy Victoria.

Le sonreí; para ser una señora, era muy guapa; tenía el cabello negro, era muy blanca y sus ojos eran verdes con un tono azulado. Tenía unos cuarenta años de edad probablemente.

—    Yo soy Mason. — El hombre a su lado se acerco a mí y me dio la mano, se la estreche. — Somos la familia Jones, tus vecinos de enfrente.

El Sr. Jones tenía unos cuarenta y algo de años igual que su esposa; tenía una cabello castaño y unos ojos cafés claros, sus facciones eran muy finas, y tenía un porte de autoridad que daría miedo a cualquiera.

—    Un gusto conocerlos! — les dije a la pareja. La verdad es que me daban una increíble vibra los dos.

—    Nuestra hija no nos pudo acompañar hoy, no se encuentra en la ciudad. — nos dijo la Sra. Jones.

—    Ou! Es por el concurso? — pregunto mi padre.

—    Así es. — respondió el Sr. Jones.

—    Espero les vaya muy bien!

El Sr. y la Sra. Jones sonrieron hacía el comentario de mi padre.

—    Bueno, aquí les trajimos un poco de nuestra cena. Sabemos que fue un largo viaje y han de tener mucha hambre

—    Muchísimas gracias! — respondió mi padre

—    No hay de que, Phillip. — le dijo la Sra. Jones. — Agnes, Daniel, ha sido un gusto conocerlos!

—    Igualmente! — respondimos mi madre y yo.

Se despidieron y salieron hacía su casa.

—    Son muy amables, me cayeron bien. — les dije a mis padres. Eso a mis padres les gusto mucho escuchar.

—    A mí igual!! — respondió mi madre. — Bueno, vengan. Vamos a cenar que esto huele delicioso!

***

Era Sábado en la tarde, habían pasado 2 días desde que llegamos aquí. El jueves estuvimos por todo Danville conociendo, y ayer acomodando las cosas de la mudanza. No había echo nada interesante desde que llegue aquí. Tenía algunos libros guardados y los estaba acomodando en el repisa que papá hizo, mi cuarto no se veía tan mal ahora que ya tenía algunas de mis cosas.

El día se estaba pasando rápido, ya estaba la puesta del sol. Decidí ponerme a ver una peli, así que iba a la cocina por comida, cuando escuche el timbre tocar. No sabía quien podía ser, papá estaba en su recámara y mamá había salido con la Sra. Jones hacer unas compras.

Me acerqué a la puerta y me asomé por la mirilla de la puerta; era una chica. Bueno eso creo, estaba de espaldas a la puerta y solo le vi el cabello. Abrí y ella se giró a mí al escuchar la puerta, creo que fueron minutos los que nos quedamos mirándonos: hasta que los dos nos dimos cuenta que ninguno decía nada.

—    Eh, Hola! — me dijo la chica con una sonrisa tierna.

—    Hola! — le respondí.

—    Vaya!, eres más alto de lo que tu papá me dijo.

—    ¿Mi papá?

—    Sii — ella se dio cuenta de que estaba un poco confundido con su llegada— . Oh, que tonta soy. Ni siquiera me he presentado, disculpa. — ella seguía sonriendo.

—    No te preocupes — la verdad, su risa se me contagió.

—    Eres Daniel ¿no? — asentí a su pregunta — Soy tu vecina de enfrente — ella estiró su mano hacía mí — Soy Grettel, Grettel Jones

A tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora