Prólogo

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(2017)

Era una pulsera de plástico de tres colores: Rosa pastel, verde limón y azul celeste. Con letras blancas (y bastante desgastadas, por cierto) tenía escrita la frase "Eres mi cielo". El chico la había llevado consigo desde el primer día de clases de ese ciclo escolar, y no es que fuera lo más extraño en él. Sin embargo, a ella le daba curiosidad, pero aún no sentía que hubiera la suficiente confianza como para preguntar al respecto.

   - Oh, ya veo -dijo Aldo.

   - ¿Q-qué pasa? -tartamudeó Eymi, nerviosa.

   - ¿Te gusta mi pulsera? -el chico pasó sus dedos a lo largo de la pulsera delicada y lentamente-. Es linda, pero creo que ya no la traeré más.

   - ¿Por qué? -de alguna u otra forma, Eymi no dejaba de pensar que el que Aldo dejara de llevar la pulsera a la escuela era por algo que ella había provocado.

   - Es que, mira -Aldo señaló una diminuta grieta en la parte rosada de la pulsera-. Parece que pronto se romperá. Y no puedo dejar que se rompa. Es importante para mí, tiene una historia de trasfondo y todo.

   - Oh...

Tercer semestre de preparatoria. Eymi apenas había conocido a Aldo al inicio de ese semestre y le había parecido un chico peculiar e interesante, pero no esperaba que él se abriera tanto con ella como para contarle las historias de su pasado. Una ráfaga de viento cruzó desde la ventana del lado derecho del salón, revolviendo el cabello de ambos. Aldo suspiró y prosiguió.

   - Esta pulsera la tengo desde hace tiempo. Y no es importante el cómo la obtuve, eso no tiene importancia. Lo importante es la promesa que me hice respecto a la pulsera -los ojos del chico brillaron de una forma que Eymi no había visto jamás-. Algún día, entre todo este mundo caótico, encontraré a mi chica ideal. La chica a la que amaré más que a nada en este mundo y con la que me casaré y que será la madre de mis hijos. El amor de mi vida.

Ciertamente había algo en ese chico que era... especial. A veces se le veía solitario, callado, algo apartado del mundo, introspectivo, misterioso... Pero, en algunos momentos específicos, él podía decir cosas como esa con tanta pasión. Eymi no pudo hacer otra cosa más que mirar, con los ojos bien abiertos, el monólogo que Aldo estaba dando.

   - Suena tonto, ¿verdad? -la voz de Aldo sonó terriblemente melancólica-. Encontrar algo así en estos tiempos. Nadie busca esa clase de amor hoy en día. Pero yo lo haré. La encontraré. Encontraré al amor de mi vida. Y le daré la pulsera...

Aldo siempre llevaba su cabello con demasiado gel, casi pegado al cráneo. Pero no ese día. Ese día lo tenía al natural, revuelto y ondulado. Siempre lo llevaba así cuando la noche anterior había dormido en casa de su tía. Mientras hablaba, un rizo le caía sobre la frente. Eymi quería tocarlo, a veces le daban ganas de tocar el cabello de la gente, pero se moría de pena de sólo pensarlo. Aldo lo sabía, así que agarró la mano de Eymi y la atrajo hacia su cabello, la chica se sonrojó, pero Aldo le lanzó una sonrisa como diciendo "No importa, está bien. Toca todo lo que quieras porque mañana tendré gel otra vez".

   - Le daré la pulsera -prosiguió Aldo, mirándola fijamente a los ojos-, porque ella será mi cielo.

El timbre sonó. El descanso había terminado.

ERES MI CIELO 1 (Una Cabeza Llena De Sueños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora