Me pare frente al espejo del baño y me vi reflejado: cabello castaño oscuro (ahora con un hopo desorenado), ojos azules intensos y una tez blanca.
- Valor.
El susurro hizo eco en mis oidos, eso es lo que voy a necesitar este día, valor.
Todos las mañanas desde que deje de hablar me paro frente al espejo y digo una palabra, es una especie de palabra de aliento, para saber con que contar este día. El hecho de que no hable no impide que haga esto, es parte de mi rutina. Además por estúpido que suene necesito serciorarme de que mi voz sigue donde la deje.
Me sente en el desayunador de la cocina donde se encontraba mi hermana con una taza de café en una mano y el celular en la otra, saque un pequeño tazón, busque la leche en la heladera y la lata con los cereales, sinceramente puedo vivir a base de esto.
-Papá tuvo que salir antes, dijo que caminemos. Yo que tu me apuro hermanito- dicho esto, dejo su taza sobre el desayunador y se marcho sin despegar la vista de su celular.
Termine rapidamente mi desayuno y camine rumbo al colegio- que no queda a mas de 20 minutos- sumergido en mis pensamientos.
Mientras buscaba mi lugar habitual en el aula noto que alguien más esta sentado allí, normalmente el lugar esta vacio ya que es el primero frente al escritorio del profesor y todos saben que yo me siento ahí.
Por un momento me congelo, no es que pueda ir y comenzar a hacer señas y gestos para que me den mi lugar, tampoco puedo sentarme en otro lugar ya que todos tienen sus lugares asignados y además sería un problema para mi a la hora de que "tomen asistencia". Pero me acerco y toco el hombro de la chica que estaba sentada allí, ella cierra rapidamente su cuaderno y me mira con curiosidad.
-Si?- responde mirandome fijamente.
Le señalo el borde del pupitre que tiene pegado un pequeño papel que dice " Benjamín P". Me agradesco mentalmente por haber echo eso.
-Oh, lo siento, no lo noté- toma su bolso y se lo recarga en el hombro.- Por cierto, soy Anabella.- agarra su cuaderno y con una sonrisa se dirije al fondo del salón donde hay un lugar libre.
Mientras el profesor hablaba yo tomaba apuntes pero no podia sacarme esos ojos miel pertenecientes a la castaña, era extraño, psicologia es una materia que me encanta y rara vez no prestaba atención.
El timbre sono y todos se retiraron de la clase, cuando ya no quedaba nadie mas que yo, salí del lugar.
Desde que decidi alejarme del placer de hablar, todo el colegio me mira raro, mis amigos ya no me hablan (pero porque comprendieron que yo lo necesitaba) y eso es el motivo de porque paso el tiempo de receso en la biblioteca, donde no hay mas de cinco caras conocidas.
Pero cuando entre, nuevamente estaba allí sentada en el sillón junto a la ventana, en el rincon; lejos de todos. Sin tiempo a reaccionar mis piernas se dirijieron al sofa, Anabella estaba concentrada en un libro que sostenia sobre sus piernas, al notar mi presencia elevo la vista y me observo.
Dentro de mi una voz me gritaba que me alejara, que todo se repetirá y otra vez saldre lastimado, pero habia otra parte que me pedia que me quede, que olvide mi pacto de silencio y que hable con ella.
-Benjamín, verdad?- su voz me saco de mis pensamientos.
Yo solo la mire y no supe que hacer, entonces tome mi libro me sente en el sofa junto a ella.
-Oh, entonces es cierto.
Abrí mi libro en la pagina marcada y lo volvi a cerrar, entonces dirijí mi mirada hacia la castaña, quien tenia la mirada perdida en la ventana.
-Una chica, en el aula- explico sin apartar la mirada de la ventana- me dijo que desde hace un tiempo no hablas, piensa que estas loco, de hecho, la mayoria del colegio lo piensa-me mira- pero sabes? Yo no creo que estes loco, simplemente eres diferente.- agarro su libro y lo abrio nuevamente- ah y hoy fue mi primer día aquí- dijo y siguio con su lectura.
Me coloque los auriculares y camine hasta mi casa, pensando en que hoy mi padre me llevará al psicologo (cosa que creo inútil), de que les sirve si yo no hablo, las personas muestran su forma de ser hablando, expresandose, así es como note que mi hermana se siente abandonada, cada expresión suya, la manera en que habla lo demuestra, pero nuestros padres estan muy ocupados en su trabajo para prestarle atención y más ahora que tratan de averiguar porque mi silencio.
Tambien note que el profesor de psicologia sufrio por amor, que le rompieron el corazón, todo lo que hace lo demuestra pero nadie esta allí para escucharlo.
Ir al psicologo va a ser una perdida de tiempo y dinero.
Estaba sentado en un comodo sofa negro para una persona frente a un gran escritorio, es una habitación blanca, con cuadros y certificados decorando el lugar, de un lado hay un ventanal con vista a un lindo jardín y del otro una gran biblioteca llena de libros. Del otro lado del escritorio un hombre de unos cuarenta y tantos años me observa mientras anota cosas en una libreta que tiene frente a el.
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Benjamín
Teen FictionEscuchar es suficiente como para hacernos comprender la realidad de las cosas.